En Estados Unidos y en otros países, el 21 de junio se festeja el Día del Padre. Una miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso le relata a Bitter Winter la triste historia de su amado y perseguido padre.
por Bai Shengyi
- Índice:
- Diez años de separación
- Un padre sometido a brutales torturas
- Mensajes especiales
- Una separación más
- Huyendo al extranjero
- Profundas preocupaciones
Arrestado, torturado, discapacitado, separado, reacio incluso a decir adiós… Estos son perdurables recuerdos de su padre, los cuales no la han abandonado durante los últimos años. Nos pidió que la llamáramos Chen Siqi (no es su verdadero nombre) para proteger a sus padres que aún se encuentran en China. En este Día del Padre, Siqi comparte con Bitter Winter la historia de su relación con su padre.
Diez años de separación
En octubre de 2013, mientras contemplaba el ajetreo y el bullicio de la estación de Huainan emplazada en la provincia oriental de Anhui, Siqi no quería perder de vista la figura de su padre. Durante la última década había estado imaginando la escena de su rencuentro con él.
Cuando Siqi vio una figura familiar y la forma en que cojeaba, lo reconoció de inmediato. Sabía que era su padre.
Siqi inmediatamente se acercó a él y lo envolvió en un abrazo. Pero el hombre la empujó lejos de él y dijo, sorprendido, «¿Quién eres?» Siqi sintió como si la hubieran empapado con un balde de agua fría. Ella le dijo: «Papá, soy Siqi, tu hija», tratando de ayudarlo a recordar. El hombre no la reconoció hasta que ella mencionó los nombres de sus abuelos. Finalmente, la tomó de las manos y le dijo que apenas podía creer que la chica que tenía frente a él fuera su propia hija, de la que se había despedido por última vez diez años atrás.
Un padre sometido a brutales torturas
Ambos padres de Siqi son miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT). “Cuando era pequeña, a menudo me acurrucaba en los brazos de mi madre para aprender himnos y me subía a la espalda de mi padre para asistir a las reuniones. Siempre me sentí sumamente feliz en aquellos días”, recuerda. Su feliz vida se arruinó cuando tenía 11 años porque sus padres fueron arrestados por el Partido Comunista Chino (PCCh).
En abril de 1999, el padre de Siqi fue arrestado mientras repartía literatura de la IDT. Más de un mes después, su madre también fue arrestada mientras efectuaba labores relacionadas con la Iglesia. Su padre y su madre fueron sentenciados a 5 y 2 años de prisión, respectivamente.
Más tarde, Siqi se enteró de la desgarradora historia de su padre por su diario, donde hablaba sobre su arresto y la tortura a la que había sido sometido.
Luego de arrestar a su padre, los oficiales de policía esposaron una de sus manos a la puerta y la otra a la ventana. Lo arrastraron de un lado a otro y lo golpearon continuamente. Luego lo esposaron con un brazo retorcido sobre uno de sus hombros, y el otro subiendo por detrás de su espalda y lo obligaron a hacer sentadillas una y otra vez. Como consecuencia de ello, las esposas le cortaron profundamente las muñecas, dejando profundas líneas que marcaban la carne.
El mismo se sentía abrumado por la inhumana tortura a la que había sido sometido, e intentó escapar cruzando la barandilla mientras los oficiales de policía se encontraban fuera. Pero fue descubierto. Los oficiales lo agarraron y lo soltaron, provocando que cayera pesadamente desde el segundo piso e inmediatamente se quebrara el pie izquierdo. Se le echaron encima para atraparlo y casi lo matan. Entonces, uno de los oficiales hizo rodar su pie maníacamente una y otra vez. Dicho accionar le provocó un dolor tan inmenso que casi se desmayó.
Su pie fracturado no fue tratado. Recién tras un interrogatorio que duró dos días y tres noches, la policía a regañadientes hizo que un médico le arreglara rápidamente el pie utilizando unos pocos clavos. Unos meses más tarde, los clavos descuidadamente fijados comenzaron a asomar a través de la piel, causándole un dolor insoportable. Les rogó repetidamente a los guardias que le permitieran recibir tratamiento médico, pero su solicitud fue denegada. No tuvo más remedio que apretar los dientes, soportar el dolor y sacarse los clavos él mismo, provocándose una hemorragia.
Como era de esperar, la herida se infectó e inflamó. Les pidió a los guardias antiinflamatorios y analgésicos, pero los mismos se negaron a proporcionárselos con malvadas sonrisas en sus rostros. En lugar de ayudarlo, lo sometieron a trabajos forzados, lo cual le causó una discapacidad de por vida.
Mensajes especiales
Durante su detención en los temidos campamentos de reeducación, lo que más consolaba a los padres de Siqi eran las palabras de Dios Todopoderoso escritas en pequeños trozos de papel, los cuales les llevaban sus familiares cada vez que los visitaban. Los mismos eran sumamente conscientes de que, si se los identificaba, no solo serían sometidos a brutales torturas, sino que sus períodos de prisión serían extendidos.
Siqi afirma que a menudo, su abuelo tomaba un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso y la hacía escribirlo en un pequeño trozo de papel. Luego preparaba un gran frasco de encurtido de cerdo frito y anunciaba que estaría fuera de casa por unos días. Siqi, una sensata niña de 11 años por ese entonces, quien fue discriminada por sus compañeros de escuela luego de que sus padres fueran arrestados, sabía que su abuelo iba a visitar a su padre y a su madre a la cárcel.
Desde entonces, atesoraba de manera especial cada oportunidad de preparar las palabras de Dios Todopoderoso. “Sabía que eran las palabras de Dios las que apoyaban a mis padres en sus momentos más difíciles. Al prepararles mensajes bien redactados, les quería dejar saber que me estaba yendo bien y que estaba creciendo”, afirma.
Sin muñecas y sin la presencia física de sus padres, Siqi afirma que mantuvo una conexión más especial con su padre encarcelado, comparada con la mayor parte de los padres e hijas.
La cruel represión llevada a cabo por el PCCh contra la IDT a menudo provoca separación y trastornos en las familias de sus miembros. Según un informe elaborado en el año 2018 por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “Durante el período 2014-2018, la vigilancia, el arresto y la persecución llevados a cabo por el Partido Comunista Chino causaron que al menos 500 000 cristianos de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) huyeran de sus hogares y que varios cientos de miles de familias se destruyeran”.
Una separación más
Finalmente, Siqi pudo ver a su padre regresar a casa desde la prisión, pero tuvieron que separarse nuevamente. El breve reencuentro fue destruido por el acoso y la vigilancia de la policía.
Incluso después de ser liberados, los miembros de la IDT son monitoreados de cerca por el Gobierno para asegurarse de que ya no practiquen su fe. La única forma de mantener la fe es escapando, lo que significa permanecer de incógnito, vivir para siempre una vida en el exilio para evitar ser arrestados, y sentencias más severas si vuelven a ser arrestados.
Siqi recuerda vívidamente el día en el que su padre se marchó. Para evitar ser visto por los informantes del PCCh, su padre tuvo que marcharse antes del amanecer. Ese día, Siqi se levantó temprano y permaneció cerca de él. Se quedó detrás de su padre en silencio mientras él se cepillaba los dientes y se lavaba la cara. También se escondió detrás de él cuando éste preparó las maletas. Pensó que sería difícil poder volver a reunirse con su padre si él volvía a marcharse.
Siqi supo más tarde por boca de su padre que, ese día, el mismo tenía miedo de volverse para mirarla, ya que estaba haciendo todo lo posible por contener las lágrimas.
Ha pasado una década desde la última vez que se vieron.
Huyendo al extranjero
Luego de reunirse con ellos en la estación, Siqi permaneció con sus padres solo durante cuatro días. Muy pronto, otro arresto destruyó su reencuentro. El padre de Siqi se enteró de que dos de los miembros de la IDT con los que había estado en contacto de manera frecuente habían sido arrestados y que él también podría ser arrestado en cualquier momento. No queriendo implicar a su esposa e hija, insistió en alejarse de ellas de inmediato.
«Hay demasiada vigilancia en el interior, así que no entraré con ustedes a comprar un boleto». Siqi todavía recuerda las palabras de su padre. Nunca imaginó que ese pudiera ser su último encuentro.
“Mientras el autobús salía de la estación, vi a mi padre parado a lo lejos, mirando hacia la salida de la estación y buscándome. En ese momento ya no pude contener las lágrimas…”. Siqi todavía se emociona al recordar la escena de su separación.
En el año 2012, Siqi fue arrestada por evangelizar en nombre de la IDT, y como consecuencia de ello adquirió antecedentes penales. Tras ser liberada, tuvo que esconderse para evitar un mayor hostigamiento por parte de la policía. Posteriormente, en el año 2014, el PCCh puso en marcha su «Batalla de los cien días» contra la IDT, y Siqi se vio obligada a escapar de China, ya que allí no tenía cómo esconderse.
Profundas preocupaciones
Siqi ha estado pensando en la seguridad de sus padres que viven en China, especialmente en la de su padre. «Sé que mi padre siempre ha estado entre los más buscados por el PCCh», afirma. En el año 2010, cuando fue a una estación de policía local solo para obtener una tarjeta de identificación, el capitán de la Brigada de Seguridad Nacional municipal se encontraba allí para interrogarla personalmente sobre el paradero de su padre. En agosto de 2016, luego de que su padre se viera obligado a vivir en la clandestinidad durante 13 años, la policía local irrumpió una vez más en el hogar de sus ancianos abuelos para averiguar dónde estaba su padre. Incluso tomaron una muestra de sangre de sus abuelos, afirmando que eso los ayudaría a hallar a su hijo a través de pruebas de ADN.
«No tener noticias es una buena noticia», afirma Siqi cuando habla de sus padres. Las dificultades, al menos, le enseñaron a mantener la calma y a sentirse más fuerte.