El Gobierno chino continúa intensificando los esfuerzos tendientes a reprimir las religiones mediante la demolición de los lugares de culto.
por Shen Xinran
El Templo de Shengquan emplazado en el condado de Yi bajo la jurisdicción de la ciudad de Baoding, en la provincia norteña de Hebei, fue construido originalmente durante la dinastía Han Occidental (202 a. C. – 8 d. C.). Renovado en el año 2016 con la aprobación del Gobierno, el templo atraía a creyentes y a turistas por igual. Pero no por mucho tiempo, el 20 de abril, el Gobierno del condado unió fuerzas con la Agencia de Seguridad Pública y envió a más de 200 personas para demolerlo al considerarlo una «construcción ilegal». Cinco excavadoras convirtieron el templo en escombros.
“El Partido Comunista no es racional; pueden hacer lo que quieran, incluso demoler un templo que previamente habían aprobado”, le dijo un budista local a Bitter Winter. El mismo añadió que desde el 2018, año en el que entraron en vigor los nuevos Reglamentos sobre asuntos religiosos, el Gobierno local continuamente estuvo acosando y reprimiendo el templo. La Agencia de Asuntos Religiosos clausuró el templo el año pasado, expulsando a las monjas que vivían allí, y ordenó cambiar su nombre a «Villa de Shengquan».
Video: El Templo de Shengquan emplazado en la ciudad de Baoding está siendo demolido.
En un intento por preservar el templo, el año pasado, su propietario exhibió consignas que promovían los valores socialistas centrales fuera del mismo. Aún así, dicho accionar no salvó el lugar de culto.
«El templo fue demolido por orden del Gobierno central», le reveló una fuente a Bitter Winter. “Los funcionarios locales serían despedidos si no demuelen los templos. El Gobierno del condado de Yi planea demoler aproximadamente 300 edificios, entre los que se incluyen templos budistas”.
El Templo de Jiulong que se encontraba emplazado en el distrito de Jinzhou de la ciudad de Dalian, en la provincia nororiental de Liaoning, también fue demolido en el mes de abril por ser considerado una «construcción ilegal».
Aproximadamente 100 oficiales de policía fueron enviados al lugar para impedir que los creyentes se acercaran al templo durante la demolición. Luego de que todas las estatuas budistas fueron retiradas del templo, se enviaron dos excavadoras para destruirlo.
El propietario del Templo de Baode emplazado en Wenzhou, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia oriental de Zhejiang, afirmó que las autoridades locales demolieron dos salas del templo que habían sido construidas gracias a las donaciones de budistas locales y eran utilizadas para albergar a los peregrinos. «El Gobierno las demolió porque se les dio la gana», afirmó el budista. «Nosotros, los creyentes de edad avanzada, nos tomamos de las manos e intentamos detener la demolición, pero fuimos dispersados». Los creyentes temen que el Gobierno demuela el templo pronto.
«El Estado no permitirá que surjan templos a lo largo de todo el país», le dijo a Bitter Winter un empleado gubernamental procedente de la provincia suroriental de Jiangxi. “La religión ciertamente está restringida en China. El pueblo no puede creer en nada más que en el Partido Comunista, el cual decididamente reprimirá todo lo que no sea compatible con él”.