Para los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso fugitivos, buscar atención médica significa ser encontrados por el Estado. Muchos de ellos son arrestados en hospitales, mientras que otros mueren a causa de enfermedades no tratadas.
por Yang Luguang
Wang Ping (seudónimo), un miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) procedente de Jinan, la capital de la provincia oriental de Shandong, murió en mayo del año pasado, a la edad de 60 años, a causa de una grave enfermedad que no pudo tratar porque se estaba escondiendo de la policía.
Wang Ping fue arrestado en octubre de 2008 por ser miembro de la IDT. Para obligarlo a revelar información sobre la Iglesia, no le dieron de comer durante siete días y seis noches. Fue puesto en libertad luego de cumplir un año y tres meses de reeducación por medio del trabajo, pero continuó siendo vigilado para asegurarse de que no volviera a practicar su fe. Si lo hubiera hecho, podría haber sido arrestado nuevamente en cualquier momento y debería enfrentar una tortura aún más cruel y una pena de prisión más extensa; por lo cual decidió vivir a la fuga para poder conservar sus creencias.
A lo largo de los años, la policía continuó persiguiendo a Wang Ping y acosando frecuentemente a sus familiares. En enero de 2018, varios oficiales se quedaron fuera del hogar de su familia durante cuatro noches consecutivas. El hombre no pudo participar en la boda de su amada hija debido a la constante vigilancia.
En abril del año pasado, el Sr. Wang comenzó a experimentar un dolor agudo en la cintura. Decidió no ver a un médico por temor a ser arrestado si se revelaba su identidad. En ese momento, la policía estaba llevando a cabo una operación en las cercanías, la cual resultó en el arresto de más de 50 miembros de la IDT en un plazo de tres días.
Como parte de la vigilancia por medio de macrodatos del Partido Comunista Chino (PCCh), en las bases de datos gubernamentales continuamente se ingresa información relacionada con miembros conocidos de la IDT. Por lo tanto, cualquier actividad que implique el uso de una tarjeta de identificación, como por ejemplo tomar un autobús o un tren, alquilar un apartamento, buscar empleo o atención médica, revelaría sus identidades y le daría a conocer su paradero a las autoridades.
A fines de abril, cuando el dolor se hizo insoportable, Wang Ping decidió arriesgarse y acudir a un pequeño hospital utilizando un seudónimo. El diagnóstico inicial fue grave: se sospechaba que tenía un tumor en el hígado y necesitaba ser atendido en un hospital con más capacidades. Por temor a ser arrestado, decidió no buscar más ayuda médica.
Mientras su condición continuaba deteriorándose, recibió una noticia aún más devastadora: su hija murió repentinamente a causa de una enfermedad. Sintiéndose sumamente triste por el fallecimiento de su hija y por no haber podido verla antes de que muriera, Wang Ping murió en mayo a causa de su enfermedad no tratada.
Debido a los casos conocidos de miembros de la IDT que fueron arrestados mientras buscaban atención médica, una gran cantidad de creyentes en fuga que han sido incluidos en la lista negra decidieron no tratar sus afecciones médicas. En noviembre del año pasado, un miembro de la IDT procedente de la ciudad de Zaozhuang de Shandong, quien había estado huyendo durante años, se arriesgó a acudir a un hospital. A pesar de haber utilizado la identificación de un familiar, fue arrestado. Un empleado gubernamental, familiarizado con el caso le reveló a Bitter Winter que el creyente fue identificado por el sistema de vigilancia de reconocimiento facial instalado en el hospital, el cual notificó a la policía.
«Su condición era terrible; apenas podía moverse y era incapaz de cuidar de sí mismo», recordó un miembro de la IDT que cuidaba del enfermo. “Nadie sabe si está vivo o muerto porque no se le permiten las visitas. Si llegara a estar vivo, tememos que no resista la tortura durante los interrogatorios”.
Cientos de miles de miembros de la IDT están huyendo a lo largo de toda China con la esperanza de evadir la persecución del Gobierno. Sus vidas se han complicado aún más desde que el PCCh comenzó a instalar enérgicamente el reconocimiento facial y la tecnología de vigilancia a través de macrodatos.
«Por favor, si muero, no se lo digan a mis hijos; díganles que he desaparecido”, le dijo una miembro de la IDT procedente Shandong a sus compañeros creyentes. Desde que fue liberada de la prisión en la que permaneció detenida a causa de su fe en el año 2012, las autoridades la han estado vigilando y acosando. Incluso instalaron una cámara en la puerta de su hogar para vigilarla. La mujer no tuvo más remedio que huir. En el año 2016 comenzó a experimentar un dolor agudo en el estómago, pero tuvo miedo de buscar ayuda médica. Su condición se deterioró bruscamente en marzo de 2018, pero aún así se niega a ver a un médico. La mujer le dijo a Bitter Winter que tendrá que esperar «hasta que el PCCh colapse para poder ser examinada y tratada en un hospital».