Como el acuerdo entre el Vaticano y China del 2018 expira en el mes de septiembre, el PCCh intensifica la persecución de los objetores de conciencia católicos a través de acoso y adoctrinamiento.
por Wang Yong
AsiaNews informó el 8 de julio que a los obispos y sacerdotes de la diócesis católica no registrada de Yujiang, situada en la provincia de Jiangxi, se les «prohibió llevar a cabo cualquier tipo de actividad pastoral», calificando la situación como «peor que antes».
Según la información recientemente recibida, en el mes de abril, el Gobierno obligó a algunos de los sacerdotes diocesanos que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC) a asistir a una capacitación patriótica de 3 días de duración.
Uno de los sacerdotes que asistió al evento le dijo a Bitter Winter que los participantes fueron presionados a seguir las órdenes del Gobierno. El sacerdote sigue decidido a no unirse a la APCC, ya que considera que aceptar las demandas del Partido Comunista Chino (PCCh) constituye una «traición a Dios».
Otro sacerdote de la diócesis también expresó su firme resolución de resistir la continua persecución y presión del PCCh. «Prefiero pasar mi vida en prisión que unirme a la Iglesia patriótica», afirmó el sacerdote. “Unirse a la APCC significa adorar al Partido Comunista, no a Dios, ya que la misma es uno de los peones del Partido, hace lo que el Partido le ordena. Cuando se le dice que cante el himno nacional e ice la bandera nacional, la APCC obedece como si fuera una marioneta».
Haciendo caso omiso de las Directrices del Vaticano del 2019, las cuales les permiten a los sacerdotes y obispos de lo que se conocía como la Iglesia católica clandestina de China permanecer fuera de la APCC por razones de conciencia, el PCCh persiste en obligar a todos los católicos existentes en China a ser controlados por la misma. Como se acerca la fecha de expiración del acuerdo provisional entre el Vaticano y China del 2018, las autoridades chinas intensifican la persecución de quienes se niegan a unirse a la APCC.
El 8 de marzo, el Gobierno de Handan, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia norteña de Hebei, puso a un sacerdote católico de 83 años bajo arresto domiciliario en un hotel para coaccionarlo a unirse a la APCC. Tres días después, el sacerdote fue llevado a un hospital con síntomas de apoplejía y las autoridades lo enviaron de regreso a su ciudad natal, prohibiéndole celebrar misa así como también otros servicios religiosos.
Un católico procedente de Handan le dijo a Bitter Winter que, el 13 de marzo, cuando el sacerdote aún se encontraba en el hospital, el Gobierno local asignó personal especializado para vigilar las iglesias donde servía y les advirtió a sus congregaciones que no volvieran a celebrar reuniones. Según el creyente, el Gobierno tiene como objetivo cerrar estas iglesias de forma permanente.
«Al obligarnos a unirnos a la APCC, el PCCh pretende ponernos bajo su dominio», afirmó un sacerdote perteneciente a una iglesia no registrada emplazada en la ciudad de Shijiazhuang de Hebei, quien en el mes de junio fue sometido a una intensa presión para que se uniera a la Iglesia patriótica. «No renunciaremos a nuestra fe. No hacemos nada malo al defender la verdad y la justicia».
En la diócesis de Mindong, situada en la provincia de Fujian, la intimidación de los objetores de conciencia católicos a manos del Gobierno se intensificó luego de que, en el mes de abril, el padre Huang, perteneciente a la parroquia del poblado de Saiqi, fuera torturado para obligarlo a unirse a la APCC.
«Al principio, los 23 sacerdotes de la diócesis acordaron negarse a unirse a la APCC, pero el Gobierno arrestó a algunos sacerdotes, entre los que se incluía el padre Huang, y los obligó a unirse», afirmó un sacerdote de la diócesis. El mismo añadió que algunos sacerdotes tuvieron que esconderse para evitar ser torturados y perseguidos.
«Durante la Revolución Cultural no era fácil hallar a alguien que estuviera a la fuga, pero como en la actualidad, el equipamiento de vigilancia de alta tecnología impregna cada rincón, uno no tiene dónde esconderse», explicó el sacerdote. El mismo también reveló que a siete sacerdotes ancianos enfermos que se negaron a unirse a la APCC se les exigió «retirarse», prohibiéndoles celebrar ceremonias religiosas. Otro sacerdote explicó que, con esta medida, el Gobierno quiso silenciar a estos respetados sacerdotes que podían influir en sus congregaciones.
Según algunos católicos de la diócesis de Mindong, los funcionarios locales frecuentemente hostigan a los sacerdotes para que se unan a la APCC porque sus superiores les asignan cuotas: lograr que se unan a la misma o perderlos significa ser premiados o castigados.