Como el PCCh envía policías armados para rectificar o demoler los lugares de culto, las congregaciones se resisten a ellos defendiendo valientemente el derecho a practicar su fe.
por Shen Xiang
En China, se considera que cualquier persona que intente defender sus derechos legítimos o sus libertades religiosas se opone al Gobierno, y lo más probable es que sea atacada e incluso arrestada. El régimen comunista prefiere la violencia al diálogo y cree que es el único dios digno de ser adorado.
Cien oficiales de policía fueron enviados para «hacerles cumplir la ley» a manifestantes pacíficos
El 17 de octubre del año pasado ocurrió un sangriento incidente frente a una iglesia de la Verdadera Iglesia de Jesús, perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías administrada por el Gobierno emplazada en Yuanjiang, una ciudad a nivel de condado de la provincia central de Hunan. Más de 20 miembros de la congregación se encontraban en el lugar protestando por la eliminación del cartel de la iglesia.
Ese día, más de 70 creyentes, de pie y pacíficamente tomados de la mano en tres filas para proteger su iglesia, fueron confrontados por más de 100 agentes de seguridad pública y oficiales de policía. Los mismos habían sido enviados por las autoridades de la ciudad para quitar un cartel electrónico que contenía el nombre de la iglesia situado sobre su entrada.
Cuando el director de la iglesia y tres miembros de la congregación, uno de los cuales era discapacitado, fueron violentamente arrastrados hasta un vehículo y llevados a una estación de policía, un creyente de aproximadamente 70 años reprendió a la policía por comportarse de forma despiadada. Dos policías especiales inmediatamente lo arrojaron al suelo, mientras otros comenzaron a golpear a los creyentes de forma indiscriminada, rompiendo las filas. Luego de ello, subieron a una escalera para quitar el cartel utilizando palos de hierro y martillos.
A una creyente de aproximadamente 60 años le rompieron tres costillas. Una miembro de la congregación de 78 años sufrió una lesión en la cintura y otro creyente anciano resultó herido en la parte posterior de su cabeza. Más de 20 creyentes sufrieron heridas leves.
El Gobierno no solo no les reembolsó sus gastos médicos, sino que además le exigió a la iglesia una compensación de 10 000 yuanes (aproximadamente 1400 dólares) por «impedir que las agencias estatales hicieran cumplir la ley», de lo contrario, el director de la iglesia y los tres miembros de la congregación arrestados serían enviados a un centro de detención.
Más tarde, esa misma tarde, el letrero del sitio de reunión de la Verdadera Iglesia de Jesús de Dawan, emplazado en la comunidad de Wudao de la ciudad, también fue eliminado de manera similar. Algunos creyentes ancianos se recostaron en el piso frente a la entrada de la iglesia para protestar por la remoción, pero inescrupulosos policías armados le ordenaron al conductor de una excavadora que se dirigiera hacia ellos, amenazando con demoler la iglesia si continuaban protestando. Los creyentes se alejaron apresuradamente, pero varios fueron golpeados y resultaron heridos.
Los otros cinco lugares pertenecientes a la Verdadera Iglesia de Jesús emplazados en la ciudad también fueron despojados de sus carteles, siendo los mismos los siguientes: la Verdadera Iglesia de Jesús del Sol, la Verdadera Iglesia de Jesús de Magongpu, la Verdadera Iglesia de Jesús de la comunidad de Shizhu, la Verdadera Iglesia de Jesús del lago Shiji y la Verdadera Iglesia de Jesús de la Estrella.
La anciana propietaria de un templo fue violentamente golpeada
A las 6 de la mañana del 23 de noviembre del año pasado, más de una docena de funcionarios gubernamentales y trabajadores de la demolición procedentes de la ciudad de Yanshi, en la provincia central de Henán, se dirigieron hasta un pequeño templo taoísta situado en una colina para demolerlo.
La propietaria del templo, de 72 años, se encontraba durmiendo cuando los funcionarios y cuatro jóvenes abrieron a patadas la puerta del templo. Sin mostrar ningún tipo de documento, sostuvieron los brazos de la mujer detrás de su espalda, le cubrieron la cabeza con ropa y la arrastraron a la fuerza hacia afuera y hacia abajo de la colina. La mujer gritaba que se estaba asfixiando, pero los hombres continuaron arrastrándola hasta que perdió el conocimiento. Los vecinos que presenciaron la escena les suplicaron a los funcionarios que se detuvieran, pero solo fueron reprendidos.
«Su ropa estaba manchada por la sangre que se filtraba de las heridas causadas por las piedras del camino cuando fue arrastrada», le dijo un testigo ocular a Bitter Winter.
Inmediatamente después de que se enteraron de lo que estaba sucediendo, los familiares de la mujer se dirigieron apresuradamente al templo, pero fueron interceptados por los funcionarios a mitad de la colina.
“Ella tiene aproximadamente 70 años; ¿quieren matarla? ¿No tienen padres?”, preguntó una persona, criticando a los funcionarios. Los familiares de la propietaria finalmente lograron llevarla a un hospital y los funcionarios le ordenaron al conductor de la excavadora que arrasara el templo hasta los cimientos. Dos discípulos del templo fueron detenidos.
Según fuentes locales, el templo poseía un certificado de registro de lugar de actividad religiosa. Aún así, no mucho después de que entraran en vigencia los nuevos Reglamentos sobre asuntos religiosos en febrero de 2018, los funcionarios locales le ordenaron repetidamente a la propietaria que lo demoliera. La misma se las arregló para retrasar la demolición del templo dos veces, una vez, amenazando con suicidarse con un cuchillo frente a los funcionarios. Luego de ello, presentó una petición ante el Gobierno en defensa de sus derechos, la cual fue rechazada, y la mujer fue amenazada con ser encarcelada si volvía a quejarse.