A fin de alcanzar el objetivo de que no haya hogares empobrecidos para fines del año 2020, el PCCh obliga a los aldeanos sin habilidades ni ingresos a mudarse a las ciudades luego de que sus hogares son destruidos.
por Han Sheng
A lo largo de toda China, los medios de comunicación oficiales continuamente informan las «buenas noticias» sobre la reducción de la cantidad de condados empobrecidos, donde los residentes han sido «exitosamente sacados de la pobreza». Bitter Winter ha desacreditado el programa de alivio de la pobreza del Partido Comunista Chino (PCCh) en repetidas ocasiones por considerarlo otro proyecto de vanidad del presidente Xi Jinping. Recientemente recibimos algunos casos más que dejan ver cómo este Gobierno totalitario arruina la vida de las personas en nombre del alivio de la pobreza.
A ocho familias empobrecidas de una aldea de Ruzhou, una ciudad a nivel de condado administrada por la ciudad de Pingdingshan, en la provincia central de Henán, se les otorgaron apartamentos de 90 metros cuadrados en áreas urbanas. No obstante, a dichas familias no se les proporcionaron recursos para amoblar y equipar sus nuevos alojamientos. Además, la principal fuente de ingresos de los residentes de esta aldea montañosa ha sido la recolección de frutos silvestres y la cría de ganado. Debido a que los miembros de todas estas familias no cuentan con profesiones o habilidades para los entornos urbanos, no tienen dinero para mudarse a sus nuevos hogares y deben sobrevivir sin los ingresos suficientes, decidieron quedarse en la aldea.
Pero no por mucho tiempo. En respuesta al llamamiento del Gobierno central para acelerar la campaña de alivio de la pobreza, las autoridades demolieron las viviendas de estas ocho familias en el mes de abril.
Tras la demolición de su vivienda, la familia de una aldeana de 91 años, cuyos hijos tienen discapacidades mentales, tuvo que mudarse a una casa sumamente antigua similar a una cueva situada junto a un establo. El olor del cobertizo es tan fuerte que impregna la vivienda y, a veces, la orina de vaca se filtra bajo la cama de la anciana a través de la pared. La familia prepara su comida en una fogata al aire libre, incluso en los días lluviosos, en los cuales utiliza un paraguas para hacerlo.
«Si nos mudáramos a la ciudad no podríamos ganarnos el sustento», se lamentó la nonagenaria. “Con muy pocos ingresos, tendríamos que pagar los servicios públicos y otros gastos asociados con la vida urbana. Mi hijo no saber hacer otra cosa que arrear ganado. ¿Cómo vamos a sobrevivir?”.
Los funcionarios locales le prometieron a otra aldeana que su vivienda no iba a ser demolida, pero tan pronto como la misma salió de su hogar el 11 de abril, varios agentes de policía y trabajadores se dirigieron al lugar para arrasarla hasta los cimientos. Ni bien escuchó la noticia, la mujer se dirigió presurosamente hacia su hogar y se paró frente a una excavadora para impedir la demolición. Pero un oficial de policía la empujó y amenazó con detenerla si seguía protestando. «Prefiero morir debajo de la excavadora», gritó la aldeana. “El Gobierno nos está empujando hacia un callejón sin salida. ¿Dónde se supone que debo dormir ahora?”.
Un secretario de aldea procedente de la zona de Ruzhou le dijo a Bitter Winter que la campaña de alivio de la pobreza debe ser completada para fines del año 2020. «El Gobierno central tiene como objetivo eliminar todos los condados empobrecidos de China», comentó el funcionario. «Si una aldea sigue siendo pobre, significa que la política no ha sido implementada». El mismo añadió que, a fin de asegurarse de que se acaten todas las órdenes, se han enviado equipos de alivio de la pobreza a las aldeas. Los funcionarios de aldea deben garantizar el éxito de esta campaña, con la esperanza de ser promovidos si lo logran y temiendo ser responsabilizados si no lo hacen.
Algunos aldeanos procedentes del condado de Juancheng en la ciudad a nivel de prefectura de Heze, en la provincia oriental de Shandong, también se vieron obligados a trasladarse a zonas urbanas. En algunos casos, a las personas se les ordenó mudarse de sus hogares en un plazo de tres días. Muchos objetos quedaron enterrados bajo los escombros, ya que los residentes no tuvieron tiempo de sacarlos antes de que se efectuaran las veloces demoliciones.
Haciendo caso omiso de las quejas de la gente, los funcionarios locales siguieron adelante con las demoliciones e informaron falsamente en los medios de comunicación que todas las familias vivían felices en apartamentos nuevos. El 8 de diciembre, tres reporteros de la Televisión Central de China llegaron al condado de Juancheng para brindar información sobre la «exitosa» campaña. Según una fuente informada, empleados del Gobierno del poblado y funcionarios de aldea obligaron a algunos aldeanos a decir que estaban «satisfechos con el traslado a sus nuevos hogares» durante las entrevistas en vivo. Los aldeanos fueron entrenados por funcionarios, quienes los obligaron a ensayar lo que tenían que decir antes de hablar con los periodistas.
Una de las personas entrevistadas posteriormente confesó que lo que había dicho era mentira. «No me gusta mi nuevo hogar», admitió el hombre. «Tenemos que gastar dinero desde que abrimos los ojos por la mañana. En la aldea, solíamos recoger agua de un pozo y cocinábamos arroz utilizando la leña que habíamos recolectado. Ahora, tenemos que pagar por el agua cada vez que descargamos el retrete o por la electricidad cada vez que cocinamos arroz. Es algo sumamente inusual para nosotros, los aldeanos, y además, no tenemos ingresos. Era fácil sobrevivir en la aldea sin mucho dinero. En mi nuevo hogar no me beneficio de nada».
Una anciana aldeana que se vio obligada a mudarse a una zona urbana afirmó que en su nuevo hogar se siente encarcelada, ya que le resulta difícil moverse. «Tengo miedo de caerme cuando estoy fuera», se quejó la mujer. “Solo permanezco sentada sin hacer nada durante todo el día, esperando morir. No tengo otra opción”.