La manifestación del 8 de agosto de 2018, con 30,000 musulmanes impidiendo la demolición de una mezquita en las afueras de Sinkiang, demuestra que China está tomando medidas enérgicas contra el Islam per se, no solo contra el «separatismo Uigur».
por Massimo Introvigne
Es muy raro asistir a una conferencia sobre derechos humanos en cualquier parte del mundo sin escuchar a alguien mencionar el famoso poema «Luego, vinieron por mí», del pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892-1984):
«… vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada—
Porque yo no era un sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada—
Porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí — y no quedó nadie para hablar por mí».
Frecuentemente es menos reconocido el hecho de que los regímenes totalitarios también aprenden del poema de Niemöller. En realidad, inducen a grupos que aún no son perseguidos para apoyar la persecución de otros grupos. Éstos no se dan cuenta de que serán los siguientes. Los regímenes totalitarios siempre aplican el viejo lema del rey Felipe II de Macedonia (382-336 AEC), el padre de Alejandro Magno (356-323 AEC), el cual los romanos tradujeron como «divide et impera», «divide y vencerás».
Por ejemplo, el Partido Comunista Chino (PCCh) recluta a pastores de Iglesias Cristianas caseras para apoyar su persecución de grupos catalogados como xie jiao. Cuando estos pastores ya no sean útiles también serán arrestados, lo cual, ciertamente ya sucedió en el pasado.
En estos días estamos siendo testigos de cómo esta estrategia funciona en la comunidad musulmana china. Los dos grupos más grandes de musulmanes en China, cada uno con una población estimada entre ocho y diez millones, son los Uigures y los Hui. La mayoría de los Uigures viven en Sinkiang. Los Hui están distribuidos por toda China, aunque predominantemente en la parte noroeste del país. Hay musulmanes Hui que viven fuera de China y personas de etnia Hui que no son musulmanes, pero la gran mayoría de los Hui está compuesta por musulmanes que viven dentro de las fronteras chinas.
Tanto los Uigures como los Hui tienen antecedentes de rebeliones contra el poder imperial chino. Los Hui se rebelaron repetidamente contra la dinastía Qing. No obstante, el PCCh construyó una narración que enfrentaba a los Hui y a los Uigures (cuyas relaciones a menudo habían sido tensas, incluso antes del gobierno comunista, ya que hablan diferentes idiomas y siguen diferentes interpretaciones del islam). El PCCh presentó a los Uigures como musulmanes «malos», separatistas e inclinados al terrorismo, mientras que los Hui eran los «buenos» musulmanes, integrados en el sistema oficial. En el Tíbet, donde hay una considerable minoría musulmana Hui, el régimen fomentó la tensión y creó incidentes, enfrentando a los musulmanes Hui y a los budistas tibetanos. Por el contrario, algunos líderes Hui apoyaron abiertamente la represión de los Uigures en Sinkiang y de los budistas en el Tíbet.
Para la propaganda china, los Hui fueron muy importantes. Ellos «probaron» que los Uigures fueron perseguidos porque eran «separatistas», no porque fueran musulmanes. De hecho, el PCCh insistía en que los musulmanes que son leales al Partido y no «separatistas» o «terroristas» no son perseguidos, como demostró el caso de los Hui.
Todo esto ahora está llegando a su fin. Las enmiendas a las leyes sobre religión que entraron en vigor en el año 2018 indican una profunda hostilidad y anuncian ofensivas masivas contra todas las religiones. Medios de comunicación internacionales informaron que en Linxia, una región islámica situada en la provincia de Gansu, occidental de China, con una presencia masiva de Hui, la entrada a las mezquitas está estrictamente prohibida a los menores de edad (al igual que la entrada a iglesias cristianas en China), toda la educación religiosa ha sido prohibida y los altavoces que llaman a rezar las oraciones han sido eliminados de todas las mezquitas en el área.
Era fácil predecir que pronto seguiría la demolición de las mezquitas Hui, al igual que las mezquitas Uigur son demolidas en otros sitios. En agosto de 2018, el gobierno tomó medidas para demoler la Gran Mezquita emplazada en el pueblo de Weizhou, en la Región Autónoma Hui de Ningxia. El 8 de agosto, 30,000 Huis se reunieron para proteger la mezquita en una manifestación masiva que tomó por sorpresa al gobierno. La protesta continuó en los días siguientes, hasta que el 10 de agosto un portavoz del gobierno local le leyó un documento a la multitud, anunciando que los planes para demoler la mezquita serían «retrasados». El documento no garantizaba que la mezquita no sería demolida.
Algunos líderes Hui y otras personas en China, ahora pueden aplicar para ellos mismos, y con razón, el famoso poema de Niemöller:
«… vinieron por el xie jiao, y yo no dije nada —
Porque mi religión no estaba clasificada como xie jiao.
Luego vinieron por los uigures, y yo no dije nada—
Porque yo no era un Uigur.
Luego vinieron por mí — y no quedó nadie para hablar por mí.