Las autoridades hostigan los centros de atención para ancianos en aras de bloquear cualquier tipo de promoción religiosa, perturbando así los pacíficos días finales de numerosos creyentes ancianos.
por An Xin
Como consecuencia de la intensificación de la persecución religiosa en China, los Gobiernos locales a lo largo de todo el país han reprimido innumerables hogares de ancianos administrados por grupos religiosos durante los últimos años.
Un asilo de ancianos emplazado en Fuzhou, la capital de la provincia suroriental de Fujian, administrado por un templo budista aprobado por el Estado, fue demolido en el mes de febrero en medio del brote de coronavirus.
El hogar de ancianos, construido hace más de doce años, tenía 108 habitaciones, donde no solo los budistas ancianos, sino también las personas sin hogar hallaban un lugar donde pasar sus últimos años. Desde el año 2019, varios departamentos gubernamentales habían comenzado a presionar al director del templo, obligándolo a aceptar la demolición del hogar de ancianos debido a que el mismo se encontraba en el camino de expansión de una línea ferroviaria.
“En menos de tres meses, los funcionarios visitaron el templo más de 30 veces, exigiéndole al director que dispersara a los ancianos residentes”, explicó una fuente familiarizada con la situación. “Los mismos amenazaron con cortar el suministro de agua y electricidad y arrestar al director si no se mudaban. Todo esto sucedió durante el apogeo de la epidemia. A veces venían a acosar al director a las dos de la mañana”.
Incapaz de soportar la presión, en el mes de febrero, el director firmó un acuerdo para demoler el hogar de ancianos. Un día y medio después, el mismo fue arrasado hasta los cimientos.
“El Gobierno estaba decidido a demolerlo y no estaba dispuesto a ceder. Están podridos hasta la médula”, afirmó con ira la fuente. El mismo añadió que los funcionarios habían prometido no obstruir la construcción de un nuevo hogar de ancianos. Pero cuando el director del templo se les acercó con sus planes, se retractaron de sus palabras y amenazaron con arrestarlo si intentaba abrir un nuevo centro para ancianos.
La mayoría de los residentes han abandonado la zona, y solo varias personas sin hogar fueron acogidas temporalmente en una vivienda situada al lado del templo.
Un hogar de ancianos administrado por una iglesia de las Tres Autonomías emplazado en el poblado de Gushan, en Fuzhou, fue arrasado hasta los cimientos el 2 de julio. El edificio de 5 pisos, construido en el año 2003, había sido aprobado en el año 2007 por la Agencia de Asuntos Religiosos local como lugar de reunión de la congregación y como centro de cuidado de ancianos.
Antes de la demolición, las autoridades locales habían acosado repetidamente al centro. El 11 de abril enviaron a más de 70 funcionarios gubernamentales a demoler un edificio de un piso que se encontraba situado en el patio de la residencia de ancianos. Debido a que no se había dado ninguna advertencia previa y el personal no había podido retirar los artículos que estaban guardados dentro del edificio, algunos objetos de valor quedaron enterrados debajo de los escombros.
Un miembro de la congregación se quejó afirmando que las políticas gubernamentales cambiaban todo el tiempo. “El hogar de ancianos había sido establecido hace aproximadamente 20 años con el apoyo del Gobierno local, pero ahora fue demolido”, afirmó. «Los funcionarios se negaron a mostrarnos algún tipo de aviso de demolición emitido por el Gobierno».
El hogar de ancianos Amor por Yangguan emplazado en la ciudad de Putian de Fujian había sido establecido en el año 2016 a un costo de aproximadamente un millón de yuanes (unos 146 000 dólares), los cuales habían sido recaudados por los miembros de una iglesia protestante estatal.
En el mes de abril, el Gobierno local le ordenó al director del asilo de ancianos que desalojara a todos los residentes en un plazo de diez días porque las «medidas de control de incendios del edificio eran deficientes», amenazando con deducir su pensión si desobedecía la orden. El director no tuvo más remedio que cerrar el hogar de ancianos.
«Xi Jinping utiliza palabras bonitas para afirmar que las personas mayores deben recibir atención y amor, pero innumerables personas mayores en China quedan desatendidas», afirmó un miembro de la iglesia que solía prestar ayuda en el hogar de ancianos.
“El Estado prohíbe los hogares de ancianos religiosos porque las religiones tienen una gran influencia en la sociedad”, comentó otro creyente de Fuzhou.