La ONG belga Human Rights Without Frontiers informa sobre 20 casos de ejecuciones extrajudiciales de miembros de la Iglesia del Dios Todopoderoso en China.
El 29 de abril de 1997, Xie Yongjiang se enteró que uno de sus amigos había sido arrestado por predicar. Temiendo que las pertenencias de su amigo fueran confiscadas por la policía, Xie, su yerno, el Sr. Gao y el padre del Sr. Gao se dirigieron velozmente a la casa de su amigo. Los tres hombres trabajaron hasta las 2 de la mañana, trasladando las pertenencias personales de su amigo a un lugar seguro.
En la madrugada del 30 de abril, los tres hombres se dirigían a sus hogares andando en bicicleta, pero cuando se estaban acercando a la ciudad de Mugou, fueron detenidos por agentes de la policía local. Xie Yongjiang, que había sido arrestado anteriormente por ser miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso, un nuevo movimiento religioso cristiano chino, fue reconocido por los oficiales. Los tres fueron arrestados y llevados a la estación de policía del poblado de Wugou.
Dos oficiales golpearon al Sr. Gao con un cinturón y lo patearon, amenazando con matarlo si el Sr. Gao no admitía falsamente la culpabilidad de los cargos de prédica. Los oficiales de policía azotaron al Sr. Gao con un cinturón, hasta que finalmente se quebró. Al día siguiente, los agentes de policía cambiaron su arma de tortura por una barra de metal.
Al día siguiente, el Sr. Gao y su padre fueron llevados al Departamento de Seguridad Pública para un nuevo interrogatorio y trámites administrativos. Fue entonces cuando el padre del Sr. Gao insinuó a su hijo que algo terrible le había sucedido a Xie.
Esa noche, cuando volvían a la estación de policía, el Sr. Gao le preguntó a quién lo escoltaba acerca de Xie. El conductor amenazó con matarlo si volvía a preguntar por Xie. El Sr. Gao y su padre fueron enviados al centro de detención del condado de Suixi.
El 1 de mayo, un amigo fue a buscar a Xie a la estación de policía del poblado de Wugou. Milagrosamente, pudo confirmar que Xie estaba encerrado en una habitación oscura con una pequeña abertura. A través de esta apertura, Xie le dijo a su amigo que no estaba en buenas condiciones físicas: la policía lo había estado torturando sin piedad.
Al enterarse de esta noticia, la esposa de Xie se dirigió inmediatamente a la estación de policía para llevarle una manta a su esposo. Al llegar, vio a su esposo en el patio de la estación lavando un automóvil policial. No obstante, los oficiales rechazaron su pedido de hablar con Xie. Ella observó cómo él caminaba rengueando severamente alrededor del auto. Ésta sería la última vez que vería a su esposo.
La esposa de Xie lo visitó nuevamente al día siguiente para llevarle comida. Cuando llegó, la policía le informó que había sido transferido al condado de Suixi. En la tarde del 2 de mayo, se notificó a la familia de Xie que se había suicidado en la estación de policía. La policía les informó que su cuerpo ya había sido enviado al crematorio. Su familia suplicó ver su cuerpo, petición que las autoridades negaron. Sin embargo, a través de conexiones personales, pudieron ver su cuerpo tal como se encontraba en el Crematorio de Baishan del condado de Suixi y pudieron tomar algunas fotografías del mismo.
El hijo de Xie cuenta que el cuerpo de su padre estaba cubierto de hematomas, verdugones y sangre seca. Su cara y su cuerpo estaban cubiertos de laceraciones. Era claro para él que su padre había muerto después de haber padecido un sufrimiento increíble. La familia llegó a la conclusión de que Xie no murió por suicidio y por ello buscaron justicia. La familia de Xie se dispuso a demandar a la estación de policía del poblado de Wugou.
Las autoridades locales le advirtieron a la familia que resolvieran el asunto en privado, pero ellos se negaron. Una vez que las noticias relacionadas con la tortura y la muerte de Xie se extendieron por la comunidad, se produjo un gran alboroto local. Como resultado, la Procuraduría del condado de Suixi aprobó el arresto del oficial de policía Wang Min. Sin embargo, al acercarse el final del proceso judicial, Wang Min se retractó de su testimonio, afirmando que simplemente estaba cubriendo para la estación de policía y que no era realmente el responsable de la tortura y la muerte de Xie. Wang Min fue liberado bajo fianza en espera de juicio.
El caso fue presentado para mediación civil ante el Tribunal Popular de Suixi. En el Acuerdo de Conciliación, se afirmó que durante el interrogatorio, Wang Min había golpeado a Xie con un cinturón cuatro veces y lo había pateado dos veces, después de eso, Xie se ahorcó. El tribunal dictaminó que Wang Min debía a la familia 41 000 yuanes en concepto de compensación. La familia no se sintió apaciguada ya que no buscaban dinero, sino justicia para Xie. Afirman hasta hoy que Xie no se suicidó. Las imágenes que pudieron tomar justo antes de que su cuerpo fuera cremado hablan por sí mismas.
Este es uno de los veinte casos recopilados por la conocida ONG belga Human Rights Without Frontiers en su nuevo libro, Torturado hasta la muerte: la persecución de la Iglesia de Dios Todopoderoso en China (Bruselas: Human Rights Without Frontiers, 2018), publicado con la cooperación de Bitter Winter.
Los 20 casos bien documentados recopilados en el libro son solo la punta del iceberg. Con toda probabilidad, la cantidad de casos de ejecuciones extrajudiciales de miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso y devotos de otros grupos prohibidos clasificados como xie jiao («enseñanzas no ortodoxas») en China, es mucho mayor. Pero los casos incluidos en el libro ofrecen suficiente material de reflexión e incluyen a los principales líderes de la Iglesia de Dios Todopoderoso, como por ejemplo a Ma Suoping (mujer, 1969-2009), que fue la líder nacional de la Iglesia en China continental. También se mencionan casos de «cosecha de órganos» de prisioneros de la Iglesia de Dios Todopoderoso que fueron asesinados.
Dos conclusiones provienen luego de leer este valioso libro. En primer lugar, la tortura y asesinato de miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso en China deberían ser detenidos inmediatamente con la cooperación de la comunidad internacional y de todos los países libres. Segundo, los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso que buscan asilo en el extranjero corren un serio riesgo de ser torturados y asesinados si son enviados de regreso a China. Se les debería conceder asilo y repatriarlos a China debería ser considerado un crimen.