Un nuevo informe sobre el Centro Israelí de Asistencia a Víctimas de Sectas revela los vínculos entre el Partido Comunista Chino y una red internacional de grupos que difaman a las minorías religiosas al considerarlas «sectas».
La ONG belga Human Rights Without Frontiers publicó el 4 de septiembre un informe sobre el Centro Israelí de Asistencia para Víctimas de Sectas (ICVC), la filial israelí de una red internacional de las llamadas organizaciones antisectas, la mayoría de ellas afiliadas a la Federación Europea de Centros de Investigación e Información sobre Cultos y Sectas (FECRIS). Los académicos han estudiado durante muchos años el movimiento internacional antisectas y su nefasto papel al estereotipar a las minorías religiosas impopulares como «sectas», alegando que «lavan el cerebro» de sus miembros y los separan de sus familias. Años de investigación académica sobre nuevos movimientos religiosos han desacreditado a las teorías antisectas, al considerarlas pseudocientíficas, y a las simples herramientas utilizadas para discriminar a los grupos que a los activistas antisectas no les agradan.
El nuevo informe muestra que el presuntamente secular Centro Israelí de Asistencia para Víctimas de Sectas, el equivalente israelí de FECRIS, posee profundos vínculos con Yad L’Achim, una organización oficialmente denunciada por el Departamento de Estado de los EE. UU. como una expresión radical del judaísmo ultraortodoxo, el cual promueve la discriminación contra las minorías religiosas en Israel y la violencia contra ellas.
Si bien en sus inicios las redes internacionales antisectas representaban intereses privados, en el siglo XXI están cada vez más conectadas con regímenes que persiguen a las minorías religiosas y que dependen de activistas antisectas internacionales para justificar la persecución.
El informe expone las conexiones de Yad L’Achim con el Partido Comunista Chino (PCCh), las cuales son típicas de los antisectas en varios países. Bitter Winter informó recientemente sobre la manera en que los activistas antisectas de Corea del Sur cooperaron con el PCCh en la organización de falsas «manifestaciones espontáneas» contra los refugiados de la Iglesia de Dios Todopoderoso que buscaban asilo en Corea del Sur.
El informe señala que «en el año 2009, Yad L’Achim publicó un comunicado de prensa en el que se jactaban del hecho de que uno de los representantes de su organización había sido invitado a participar en un congreso en China comprometido con la lucha contra Falun Gong. La propaganda de Yad L’Achim contra Falun Gong es accesible en su sitio web, el cual también ofrece un artículo sobre Benjamin Kluger, un cristiano converso al judaísmo ultraortodoxo y activista de Yad L’Achim, quien trabajó en el Departamento de Lucha Contra la Actividad Misionera junto a Rachel Lichtenshtein, la actual directora de ICVC. El mismo fue invitado por la embajada china en Israel como «un experto de Yad L’Achim en cultos destructivos» a una conferencia celebrada por el PCCh en China. El rabino Shalom Dov Lipschitz, presidente de Yad L’Achim, declaró que el gobierno en Israel debería haber «aprendido de las autoridades chinas cómo combatir enérgicamente a los cultos dudosos y destructivos».
El informe señaló que el PCCh también invitó a otros «representantes de FECRIS: el desafortunadamente afamado Alexander Dvorkin de Rusia, quien apoya totalmente la represión de los practicantes de Falun Gong en China y las campañas contra el movimiento en su propio país, y el conocido desprogramador Rick Ross, quien fue procesado por varios casos criminales en los Estados Unidos, siendo a pesar de eso elogiado por el ICVC».
Los recientes acontecimientos en Corea prueban que el PCCh utiliza activistas antisectas como «compañeros de viaje» para justificar la persecución, torturas y asesinatos extrajudiciales de miembros de movimientos religiosos a los que clasifica como «sectas».