Los guardias de prisión del centro de detención de la ciudad de Jiujiang sometieron a una mujer creyente de la Iglesia de Dios Todopoderoso a una dura tortura y humillación durante varios días.
por Lin Yijiang
Xinlian (pseudónimo), miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso, un nuevo movimiento religioso chino, fue detenida en junio en su casa en la ciudad de Jiujiang de Jiangxi. Siete agentes de policía de la Brigada de Seguridad Nacional registraron la casa y después utilizaron el material religioso que encontraron en ella como pretexto para torturarla.
Un día, mientras estaba detenida, Xinlian se negó a cantar el himno nacional. La arrastraron hasta los barrotes de hierro de una de las celdas de la prisión y la amenazaron: “Si no cantas, te desnudaremos para que te vean los presos que viven ahí”. Como no se movió, las guardias femeninas de la cárcel la desnudaron.
El director del centro de detención, el señor Wang, fue testigo de todo esto. Sin embargo, en vez de frenar a sus guardias, les ordenó torturarla aún más.
Les dijo: “apretadle la cara contra la pared con más fuerza”. Cuando lo hicieron, el señor Wang ordenó a seis internas que le dieran puñetazos y patadas. La estuvieron golpeando hasta que cayó al suelo incapaz de levantarse. Después, el propio señor Wang le ató las manos a una reja de metal donde permaneció durante cinco horas.
En otra ocasión, el señor Wang ordenó que le ataran las manos a un perchero y la hizo permanecer en esa postura durante siete horas. El señor Wang también la obligó a firmar con su nombre en un documento que decía que “cree en xie jiao”. En China, xie jiao se refiere a las enseñanzas heterodoxas y es punible conforme al artículo 300 del Código Penal Chino. Las autoridades chinas incluyeron a la Iglesia de Dios Todopoderoso en la lista de organizaciones xie jiao en 1995 y lleva sufriendo una persecución implacable desde entonces.
Xinlian se negó a firmar el documento por lo que le golpearon con tubos de acero huecos hasta que se rompieron. A consecuencia de la paliza tenía todo el cuerpo hinchado. Al día siguiente la amenazaron con enviarla a prisión si no firmaba el documento. Siguió negándose a firmar.
A finales de julio la pusieron en libertad bajo fianza. Sigue pendiente de juicio y a pesar de que ya está fuera del centro de detención, no está en libertad porque está vigilada las veinticuatro horas del día.