Las autoridades han implementado medidas estrictas para disfrazar un campamento como un centro de formación profesional.
por Li Zaili
En el condado de Akto en Sinkiang, el cual está situado en la prefectura autónoma kirguís de Kizilsu, existe un complejo de edificios en el área del Parque Industrial Luz. Si bien las autoridades afirman que se trata de un centro de formación profesional, en realidad se trata de un campamento de transformación por medio de educación para musulmanes. El mismo ha estado en funcionamiento por más de un año.
El complejo cubre un área de más de 6000 metros cuadrados. Personal de policía armado vigila sus puertas durante todo el día. Los muros fronterizos de la instalación están vallados con alambre de púas de hasta cuatro metros de altura. Los detenidos están retenidos en dos edificios grises, mientras que algunas tropas se alojan en una torre de vigilancia roja. Estas tropas también participan en los entrenamientos. Sin embargo, su verdadera tarea es evitar que los detenidos se escapen y se rebelen, por lo que siempre portan armas.
Según fuentes, aproximadamente 5000 ciudadanos chinos se encuentran detenidos en el edificio. La mayoría de ellos son musulmanes de diversas etnias, tales como, uigures, kirguisos y tayikos.
Los detenidos son retenidos por delitos tales como creer en Dios, reenviar contenido religioso en aplicaciones de mensajería instantánea, expresar descontento hacia el Partido Comunista Chino (PCCh), etc. Mientras están en los campamentos, se ven obligados a estudiar las políticas del Partido Comunista y chino mandarín. También se ven obligados a alabar al socialismo y al Partido Comunista.
Las condiciones de vida dentro de este campamento son nefastas. Los dormitorios más pequeños que miden hasta cinco o seis metros cuadrados tienen tres literas abarrotadas. A los detenidos no se les permite permanecer de pie junto a las ventanas y, si lo hacen, se les ordena rápidamente que se muevan. Esto se controla a través de cámaras instaladas en los dormitorios y en los pasillos. Personal de varios tipos, tales como guardias de seguridad, policías auxiliares y personal de seguridad pública vigilan los pasillos en todo momento. Siempre llevan consigo un bastón eléctrico y un intercomunicador portátil.
Además, para evitar que se filtre información, el personal también tiene prohibido el uso de teléfonos móviles dentro de los edificios.
Mientras tanto, hay otro campamento cerca, el cual es mucho más grande que éste. Según informes, cubre un área de 20 000 metros cuadrados y actualmente alberga a casi 7 000 chinos.
Un infiltrado en el gobierno también reveló que se está construyendo un campamento aún más grande en la región. Se estima que costará entre trescientos y cuatrocientos millones de yuanes y albergará a más de 10 000 personas.