En la China de Xi Jinping, incluso el budismo, una religión que ha sido practicada tradicionalmente en el país, no se encuentra seguro.
por Shen Xiang
Solo en el mes de agosto, las autoridades del PCCh clausuraron o embargaron por la fuerza dos templos.
El 6 de agosto, funcionarios del poblado de Fengqiao, en Henán, irrumpieron en el templo local de Taishan y declararon que demoler templos era la política del Partido y que nadie podía detenerlos.
Luego le ordenaron al líder del templo que retirara las estatuas de Buda y todo el equipo del interior del mismo. Más tarde, los funcionarios enviaron personal para volver a pintar el templo y colgaron un letrero que decía: «Librería para agricultores».
Una semana antes, oficiales de la ciudad Huangshi, en Hubei, irrumpieron en el Templo Palacio local de Shengxian. Ordenaron su clausura alegando que el templo no poseía licencia. Cuando el líder del templo intentó intervenir, los oficiales dijeron: «Actualmente estamos volviendo a transitar el camino de Mao Zedong. ¡Todas las creencias religiosas deben ser eliminadas!»
En diciembre del año pasado, en la ciudad de Yueqing en Zhejiang, las autoridades demolieron por la fuerza un templo en construcción emplazado en la aldea de Ximen. Más de 100 trabajadores fueron movilizados para llevar a cabo dicha tarea y las autoridades del templo sufrieron pérdidas por valor de 2 millones de yuanes o 300 000 dólares.
Según los informes, las autoridades locales han emitido órdenes para que todos los templos con más de 50 creyentes sean clausurados, especialmente si pueden ser observados a través de satélites. Como consecuencia de ello, varios templos han sido demolidos en la ciudad.