Bitter Winter ha recibido más testimonios sobre arrestos y detenciones de personas en campamentos de “transformación por medio de educación” en la provincia de Sinkiang, en China.
Se cree que las autoridades en China detuvieron recientemente a más de un millón de personas, la mayoría de ellas uigures y otros practicantes de la fe islámica. Aunque el gobierno chino ha negado los encarcelamientos masivos en Sinkiang, los medios de comunicación en todo el mundo han informado sobre ellos y la comunidad internacional ha condenado la acción.
Bitter Winter habló con los familiares de algunas personas que han sido detenidas en el reciente encarcelamiento masivo en Sinkiang. Todos los nombres que aquí se presentan son seudónimos.
Gülnar: “¿Cuándo terminará todo esto?”
En febrero, las autoridades arrestaron a Abliz, un conductor de una camioneta pickup, en Sinkiang. Su familia incluía a su esposa, Gülnar, y a sus tres hijos. Con Abliz detenido, su esposa tuvo que vender su camioneta de forma apresurada con el fin de obtener dinero para sus gastos diarios. La vendió por 3000 yuanes o 440 dólares. No obstante, incluso esa parte se perdió rápidamente ya que las autoridades la forzaron a instalar equipo de gas natural en su casa.
Gülnar dice que de 18 casas que hay en su villa, las autoridades arrestaron a hombres de 17 de ellas. A todos se les han dado sentencias no específicas, así que nadie sabe cuándo podría regresar su esposo o su padre. Gülnar dice que no tiene dinero y ha tomado un trabajo de medio tiempo para apoyar a su familia. Su hijo de 14 años, quien también está sintiéndose deprimido, dijo: “Antes, cuando papá estaba en casa, comíamos carne a la parrilla una vez a la semana. Ahora, si tenemos suerte, comemos algo. El PCCh ni siquiera me dejará volver a verlo”.
Gülnar está cansada de esta situación y mientras hablaba con Bitter Winter lloraba con impotencia. Dijo: “No sé cuándo Abliz podrá venir a casa. Todo lo que hizo fue participar en la zalá (una forma de oración musulmana, también conocida como namaz). ¿Cuándo terminará todo esto?”
Nizam: esposa es arrestada por unirse a grupo de WeChat
En 2017, Rizwan se unió a un grupo de WeChat, el cual se creó para dialogar sobre las escrituras islámicas. En abril de este año, dos oficiales de policía se presentaron en la casa de la pareja y exigieron ver los teléfonos celulares de ambos. Los dos fueron llevados al poco tiempo a una estación de policía donde se les interrogó y sus teléfonos celulares fueron inspeccionados utilizando tecnología sofisticada.
En un principio, a la pareja se le dejó ir temprano a la mañana siguiente, pero la policía se quedó con sus celulares. Esa tarde, Rizwan fue citada a la estación con el pretexto de que podía recoger su celular, pero en vez de eso, cuando llegó ahí, fue arrestada. Nizam, que no estaba consciente del desarrollo de los acontecimientos, visitó la estación para preguntar por su esposa, pero fue reprendido por los oficiales de policía. Posteriormente se enteró a través de un conocido de que su esposa había sido arrestada en un campamento de “transformación por medio de educación”.
Adil: “¡Arréstenme a mí también!”
En noviembre de 2017, oficiales de policía arrestaron ilegalmente a 31 mujeres musulmanas de una villa. Entre esas mujeres se encontraba también la madre de Rahman, de 55 años de edad. Las mujeres siguen retenidas en un campamento de “transformación por medio de educación” en Kashgar.
Rahman dijo: “Al principio, podía ver a mamá una vez cada dos semanas. Ahora tengo que esperar un mes para verla tan solo en una pantalla”. También dice que a su madre se le fuerza en el campamento a aprender sobre el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China así como sobre las políticas y lineamientos del partido. A las detenidas se les obliga a cantar canciones que elogian al PCCh y no se les permite practicar su religión.
No solo eso, sino que el PCCh está hostigando a Rahman y también a su padre, Adil. Están sujetos a amenazas constantes, a una vigilancia continua y más. “Mi papá ya está cansado de realizar trabajo agrícola todos los días y luego cada noche tiene que ir con el comité de la villa para ‘estudiar’ durante dos horas”. No le dan tiempo para descansar y un día, por la frustración debido al acoso físico y mental por parte del PCCh, dijo: “¡Arréstenme a mí también!”
Zhang Xing: “¡Todo lo que puedo hacer es esperar!”
Zhang Xing, de 76 años de edad, y su esposa han sido cristianos practicantes durante más de 30 años. En el mes de mayo, dos trabajadores de la comunidad y dos oficiales de policía visitaron la casa de Zhang sin previo aviso.
Los oficiales de policía comentaron que habían sido reportados de manera anónima por participar en congregaciones religiosas y dijeron: “No está permitido congregarse, y, tampoco, creer en Dios. ¡Esta es la regla del gobierno!” Luego, la pareja fue arrestada por la fuerza.
Aunque el señor Zhang fue liberado, su esposa sigue bajo custodia. Él no sabe a qué campamento de “transformación por medio de educación” fue llevada o cuándo será liberada. “¡Todo lo que puedo hacer es esperar!”, dice.
No obstante, el señor Zhang también sigue sufriendo, a pesar de estar en su casa. “La comunidad ha estipulado que yo debo reportarme y firmar documentos al menos tres veces por semana”, dice. Por otro lado, el secretario de la comunidad se aparece a menudo en su casa con el pretexto de establecer lazos “familiares”. Sin embargo, el secretario solo predica en contra de Dios y elogia al Partido Comunista de China y espera que el señor Zhang tenga la misma creencia.
Informado por Li Zaili