Un hombre procedente de Jiangxi no pudo recibir tratamiento médico al final de su vida y murió escapando de la persecución a manos del PCCh.
En julio de 2014, el Partido Comunista Chino lanzó una campaña nacional, conocida como la «Batalla de cien días», para arrestar a los creyentes de la Iglesia de Dios Todopoderoso, un nuevo movimiento religioso cristiano chino.
Incluso aquellos que habían sido arrestados e interrogados en el pasado serían detenidos nuevamente. Además, cada detenido tenía que dar nombres de otros seis. Instantáneamente, esto causó caos y muchos creyentes se vieron obligados a huir.
Uno de esos creyentes fue Li Dong (seudónimo) de la ciudad de Fuzhou, en Jiangxi. Ya había sido arrestado dos veces y esto lo convirtió en un objetivo clave durante la campaña del año 2014. Su esposa, Lan Mei (seudónimo), también era una creyente reconocida.
En octubre de 2015, cuadros de la aldea y oficiales de policía se presentaron en el hogar de Li Dong. La hija del Sr. Li dijo que sus padres no estaban en su hogar cuando la policía le preguntó acerca de ellos. Más tarde, la policía les ordenó a los vecinos del Sr. Li vigilar a la pareja e informar tan pronto como regresaran.
La pareja nunca regresó a su hogar. Mientras estaba huyendo, el Sr. Li sufrió una recaída de ascitis hepática. Necesitaba atención médica inmediata, pero ir a un hospital hubiera significado mostrar su identificación, lo que habría alertado a las autoridades policiales.
El Sr. Li terminó pasando sus últimos días en un apartamento alquilado y murió en febrero del siguiente año. Más de dos años después, su nombre aún figura en la lista de arrestos del gobierno local. La Sra. Lan continúa viviendo escondida.
Angustiado porque su familia había sido destrozada debido a la persecución sancionada por el estado, el hijo de la Sra. Lan afirmó lo siguiente, «solo porque mi mamá y mi papá creían en Dios, se vieron obligados a huir y tuvieron miedo de regresar a casa. El PCCh empujó a mi padre a su muerte».
Desde el año 2014, el PCCh ha puesto en marcha varias de esas campañas. Fuentes internas afirman que los creyentes de la Iglesia de Dios Todopoderoso reciben sentencias de prisión de tres a cinco años, incluso cuando la ley estipula un año solamente. Aquellos que se niegan a confesar pueden incluso ser golpeados hasta la muerte.
Según estadísticas no confirmadas, al menos 500 000 miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso se han visto obligados a huir como resultado de esta persecución. Los creyentes no pueden vivir con sus familias ni usar sus documentos de identidad para ningún propósito. Se ven obligados a llevar sus vidas en aislamiento.
Informado por Lin Yijiang