En 2016, murió un obispo muy conocido de la Iglesia católica clandestina. Ahora surgen dudas acerca de las verdaderas causas de su muerte.
El obispo (Thomas) Zeng Jingmu formaba parte de la Iglesia católica clandestina, que es leal al Vaticano y, a diferencia de la llamada Iglesia Patriótica China, se negó a estar controlada por el régimen. Murió el 2 de abril de 2016 y fue alabado en todo el mundo católico como un obispo santo y ejemplar. Sin embargo, actualmente han surgido dudas sobre si murió de muerte natural.
Zeng Jingmu nació en 1920 y fue ordenado sacerdote en la Ciudad del Vaticano en 1949, consagrado obispo en 1990 y se retiró en 2012 pasando a ser un sacerdote emérito. En la década de 1950, como Zeng Jingmu se negó a unirse a la Asociación Católica Patriótica China controlada por el Departamento del Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista Chino (PCCh), lo encarcelaron en varias ocasiones y pasó alrededor de treinta años detenido. Durante la Revolución Cultural, envenenaron tres veces la comida de Zeng Jingmu y acabaron obligándole a ir a un campo de reeducación por el trabajo. Cuando lo pusieron en libertad después de su último encarcelamiento, volvió a vivir a su ciudad natal donde el Gobierno del PCCh lo mantuvo constantemente bajo una estricta vigilancia. El 4 de abril de 2016, los medios de comunicación informaron de que Zeng Jingmu había fallecido el 2 de abril, indicando que había muerto al caerse al suelo y darse un golpe en la nuca. No obstante, Bitter Winter recibió hace poco información según la cual, las circunstancias que rodearon la muerte de Zeng Jingmu fueron enormemente extrañas y se sospecha que se trató de una conspiración.
Alrededor de las 3 de la madrugada del 26 de marzo de 2016, cuando el obispo Zeng regresaba a su dormitorio después de haber ido al cuarto de baño, tropezó accidentalmente en el umbral de la puerta y se dio un golpe flojo en la nuca. Aproximadamente a las 8 de la mañana, los empleados del Gobierno que lo vigilaban de cerca y su sobrino llevaron al obispo Zeng al Primer Hospital Popular de Fuzhou en la provincia de Jiangxi.
Testigos de los acontecimientos posteriores detectaron tres circunstancias sospechosas.
Circunstancia sospechosa número uno:Aunque el obispo Zeng se había recuperado por completo en una semana en el hospital, el 1 de abril le trasladaron de improviso a la unidad de cuidados intensivos.
Una fuente declaró que el 31 de marzo, cuando el obispo Zeng llevaba alrededor de una semana en el hospital, un examen médico puso de manifiesto que estaba totalmente recuperado y ese mismo día incluso cantó canciones religiosas con sus parientes y los miembros de su parroquia que le estaban cuidando. El 1 de abril, sin que su familia lo supiera, obligaron al obispo Zeng a trasladarse a la unidad de cuidados intensivos, mientras miembros de la Oficina de Seguridad Pública, la Brigada de Seguridad Nacional y la Oficina de Asuntos Religiosos custodiaban la puerta de su habitación y no dejaban entrar ni salir a nadie, ni siquiera a las visitas.
Al descubrir que el obispo Zeng no estaba en su pabellón habitual, uno de los parientes que atendía al obispo pidió verle. Al principio, no le dejaron entrar; sin embargo, tras persistentes protestas, a los empleados del Gobierno del PCCh no les quedó más remedio que dejarle entrar en la unidad de cuidados intensivos. Se sabe que en ese momento el obispo Zeng tenía 5 o 6 tubos en la boca y ya no podía hablar. Al ver esto, el pariente acercó su boca al oído del obispo Zeng y le preguntó: “¿Quieres ir a casa o quedarte aquí? Si quieres ir a casa, mueve la mano; si no, no te muevas”. El obispo Zeng movió la mano varias veces para indicar que quería que le llevaran a su casa. Al ver que el obispo Zeng estaba consciente y con la mente clara, y que había comunicado de forma manifiesta que quería ir a su casa, el pariente les dijo de inmediato a los empleados del Gobierno que quería llevarlo a su casa. Los empleados se negaron, afirmando que el cuerpo del obispo Zeng tendría que ser incinerado tras su muerte y amenazando al pariente que había estado cuidándole con meterlo en la cárcel; no obstante, aún así, el pariente se negó a hacer concesiones e insistió en llevarse al obispo Zeng a casa.
Circunstancia sospechosa número dos: Cuando llevaron al obispo Zeng a su casa, pasó un día y una noche sangrando por la nariz y la boca.
Cuando el obispo Zeng volvió del hospital a su casa, sangraba continuamente por la nariz y la boca, hecho del que se enteraron en aquel momento muchos miembros de su parroquia. El 2 de abril, aproximadamente a las 10:30 de la noche, el obispo Zeng falleció.
Según una fuente interna, la tarde del 1 de abril uno de los médicos del hospital en el que estaba internado el obispo Zeng llevó a la unidad de cuidados intensivos a un supuesto especialista. Este especialista le puso una inyección, tras lo cual el estado de salud del obispo Zeng sufrió un cambio repentino y pareció convertirse en una persona totalmente distinta. Un fraile joven que fue testigo del cambio se quedó impresionado: “Estaba bien hasta que usted le puso la inyección, y ahora parece que se acabó”. Le respondieron con una amenaza: “Mire lo que dice ¡no vaya por ahí diciendo esas tonterías!”. Según otra fuente interna, el medicamento de la inyección había sido elaborado por especialistas de Shanghái y Pekín. “El médico cumplía órdenes de un superior”, declaró la fuente, añadiendo que el motivo por el que el estado del obispo Zen cambió repentinamente a peor se debió con toda probabilidad al medicamento administrado.
Circunstancia sospechosa número tres: El PCCh impidió que sacerdotes y feligreses de la parroquia del obispo Zeng asistieran a su funeral poniéndoles distintos obstáculos, incluso empleando amenazas.
Tras el fallecimiento del obispo Zeng, sus feligreses se prepararon para asistir a su funeral. Sin embargo, algunos fueron interceptados por empleados del Gobierno cuando se dirigían hacia él; en otros casos, los secretarios del pueblo advirtieron por teléfono a pueblos enteros de cristianos de que no asistieran. Durante unos cuantos días antes y después del entierro del obispo Zeng, la oficina de seguridad pública y la comisaría local enviaron un gran contingente de la policía antidisturbios para bloquear todos los cruces que conducían al pueblo de Hangbu, permitiendo ir y venir a los coches del pueblo, pero prohibiendo entrar en él al resto de los vehículos. Las autoridades también advirtieron a algunos miembros del clero de otras parroquias de que no se les permitiría ir a Jiangxi a asistir al funeral del obispo Zeng.
Cuando las carreteras locales estaban cerradas, muchas personas hicieron fotografías con sus teléfonos móviles. Al darse cuenta de esto, policías del PCCh les quitaron a la fuerza los teléfonos móviles y los estrellaron [contra el suelo] hasta romperlos. También confiscaron a la fuerza los teléfonos móviles de algunas personas que habían entrado al pueblo. Funcionarios del Gobierno rodearon el lugar de la sepultura del obispo Zeng y utilizaron un vehículo para retirar todo el cemento, los azulejos de cerámica y otros materiales para [colocar] la tumba del obispo y después instalaron una cámara de vigilancia junto a la sepultura.
El Gobierno del PCCh lleva años suprimiendo y persiguiendo a las iglesias católicas clandestinas y a sus sacerdotes. El obispo Zeng dijo en una ocasión que “no hay esperanza de que se establezcan relaciones entre el Partido y el Vaticano” y que “no se pueden hacer concesiones”. Solía citar un folleto publicado por el PCCh en 1958: “El Vaticano es un enemigo mortal del pueblo chino”.
Informado por Lin Yijiang