Las autoridades han vigilado de cerca a un anciano cristiano y lo han hostigado de una manera u otra toda su vida.
El 27 de julio, tres policías de la comisaría de la ciudad de Yongcheng entraron por la fuerza en casa de Dong Li (seudónimo), de 70 años de edad. No se encontraba en casa, por lo que los policías le preguntaron a su esposa por su paradero. La detuvieron y registraron la casa sin presentar orden judicial alguna. Los agentes le dijeron a la esposa del Sr. Dong que alguien lo había denunciado por ser creyente y que debía entregarse a la policía.
Según informaciones recibidas por Bitter Winter, el Sr. Dong pertenece a los Shouters, término utilizado por el régimen chino para referirse a una gran variedad de comunidades, que comprenden al movimiento religioso cristiano conocido en Occidente como La Iglesia Local y a otros grupos que no forman parte de ese movimiento. Se emplea este término porque quienes pertenecen al movimiento proclaman el nombre del Señor a viva voz.
En 1995, las autoridades chinas clasificaron oficialmente a los Shouters como un movimiento xie jiao, que suele traducirse incorrectamente como “secta malvada”. Hace referencia a enseñanzas heterodoxas y participar en actividades de ese tipo es un delito castigado por el artículo 300 del Código Penal chino con penas de prisión de entre tres y siete años o más.
El Sr. Dong ya había sido detenido en 1994. Oficiales de policía irrumpieron en su hogar a primera hora de una mañana de junio y lo detuvieron. Fue torturado siete días durante su interrogatorio. Lo patearon en reiteradas ocasiones y lo golpearon con un tubo pesado. Los agentes también utilizaron la rama de un árbol con espinas para azotarle los dedos de los pies. Tras las torturas, el Sr. Dong comenzó a sufrir incontinencia y no podía caminar. Fue liberado después de que la policía obtuviera unos 600 yuanes de su familia en sobornos.
Sin embargo, su liberación no fue garantía de libertad. Tuvo que asistir a clases en campamentos de “transformación por medio de educación” y estaba vigilado todo el tiempo.
El Sr. Dong y su esposa han pasado a la clandestinidad por temor a que se repita lo que sufrieron en 1994.
Reportaje de Jiang Tao