Varias medidas del gobierno están en marcha para eliminar las creencias religiosas en Linfén, una pujante ciudad de la provincia china de Shanxi.
por Feng Gang
A principios de este año, el Partido Comunista Chino (PCCh) dinamitó la Iglesia de la Lámpara Dorada de Linfén, provincia de Shanxi. La iglesia tenía más de 50 000 fieles y su construcción costó casi 2.6 millones de dólares.
Desde sus inicios, la iglesia y sus miembros sufrieron persecuciones constantes por parte de las autoridades. Los pastores fueron sentenciados a penas de prisión y, en 2009, se arremetió contra la construcción de la iglesia.
No hace mucho, un grupo especial de investigación formado por varios funcionarios del gobierno de Linfén se reunió para discutir la sinización de la religión en Linfen. La Conferencia Consultiva Política del Pueblo de la ciudad (CCPPCh), organizó un simposio sobre el trabajo religioso en el que la lucha contra las creencias religiosas figuraba como una prioridad.
La reunión se celebró el 24 de julio y contó con la asistencia del presidente municipal de la CCPPCh, el ministro del Departamento de Trabajo del Frente Unido, entre otros. Poco después, el grupo visitó las iglesias y templos del distrito de Yaodu (Linfén) para determinar si el nuevo Reglamento sobre Asuntos Religiosos se estaba cumpliendo o no.
Desde que el actual presidente chino, Xi Jinping, asumió el cargo en 2013, uno de sus principales objetivos ha sido el de promover la sinización de la religión y, en particular, del cristianismo. Según notas informativas internacionales, un método utilizado por las autoridades en el marco en esta política consiste en inspeccionar edificaciones. Todas las instituciones religiosas deben llevar la bandera china, por ejemplo.
El PCCh también controla el cristianismo en el país manteniendo los nombramientos de jefes religiosos bajo su jurisdicción. Los líderes de la Iglesia Protestante de los Tres Poderes y la Asociación Patriótica Católica China, ambos movimientos aprobados por el estado, son nombrados por el PCCh y, a menudo, son removidos de forma arbitraria si se descubre la más mínima violación a las reglas.
Por otra parte, las autoridades también han cerrado más de una docena de iglesias de Sola Fide en China, dejando a decenas de miles sin un lugar sagrado para congregarse.
Se ha arrestado a decenas de creyentes y se han clausurado iglesias con el dudoso pretexto de “utilizar un xie jiao” en Linfén y en otras ciudades de China.
Algunos analistas han señalado que Linfén es un microcosmos de la propia China y cualquier cosa que suceda en la ciudad repercutirá sin duda en todo el país. Se cree que el PCCh considera a los asuntos religiosos como su prioridad principal y pretende limitar aún más las creencias religiosas en el futuro cercano.