Una vez en China, las autoridades de Sinkiang trasladaron a la pareja a un campamento de “transformación por medio de educación”.
En septiembre de 2015, Barat (seudónimo) y su esposa fueron a Emiratos Árabes Unidos en un viaje de peregrinación. Ambos tenían alrededor de 80 años y habían nacido en la ciudad de Urumqi, en Sinkiang.
Tras su viaje de peregrinación, decidieron establecer su residencia en los Emiratos Árabes Unidos. Comenzaron a recibir llamadas de las autoridades chinas ordenándoles que volvieran al país, pero decidieron quedarse.
En menos de un año, las autoridades chinas enviaron personal a Emiratos Árabes Unidos para llevar a la pareja por la fuerza de regreso a China. Una vez allí, los trasladaron a un campamento de “transformación por medio de educación”. Dos meses después, la salud de los ancianos se había deteriorado y fueron liberados.
Sin embargo, su libertad no es plena: la pareja está bajo vigilancia las 24 horas del día y debe comparecer cada vez que lo solicite la policía. Además, la policía controla su relación con otras personas.
Al llevar a la pareja de regreso a China, las autoridades respaldadas por el Partido Comunista Chino no solo forzaron a los ancianos a vivir una vida que no querían, sino que además los privaron de algunas de las libertades personales más básicas de las que gozan las personas en el resto del mundo.
Informado por Li Zaili