Los creyentes que trabajaban para el Estado perdieron sus empleos, hogares y privilegios al descubrirse sus creencias religiosas.
Desde que entró en vigor el nuevo Reglamento sobre Asuntos Religiosos en febrero de 2018, los empleados del Gobierno chino, así como los maestros, trabajadores sanitarios y miembros del Partido Comunista, se vieron obligados a renunciar a su fe y los empleadores amenazaron con rescindir sus contratos. Bitter Winter ha recibido noticias de esos hechos.
Ke Qin (seudónimo), un maestro retirado de la ciudad de Luoyang, provincia de Henán, de 68 años de edad que todavía trabajaba, acompañó a su esposa y se unió a una Iglesia cristiana local. Como vivían muy lejos de la iglesia y tenían dificultades para asistir a las reuniones, la pareja decidió mudarse a la iglesia y ayudar con las tareas diarias. En 2018, Ke y su esposa ya tenían seis años viviendo en la iglesia.
En febrero de 2018, en una reunión de altos cuadros del Partido en la escuela de Ke Qin, la persona a cargo lo criticó: “¿China está luchando contra las religiones y tú sigues creyendo en Jesús? Si no renuncias a tu fe, revocaremos tus credenciales de maestro, te expulsaremos del Partido y te someteremos a medidas disciplinarias”.
A los pocos días, los superiores de Ke Qin lo obligaron a escribir un texto de autocrítica y le exigieron que firmara una declaración de renuncia a su fe. El 12 de febrero, cuando se acercaba el Año Nuevo Chino, el superior llamó de nuevo a Ke Qin y le ordenó que se mudara de la iglesia, de no hacerlo sería expulsado del Partido y privado de su salario. El 24 de febrero, la pareja abandonó la iglesia, pero no tenía donde vivir.
Huang Rui era bibliotecaria en una iglesia protestante de las Tres Autonomías controlada por el Gobierno en la ciudad de Xiangcheng, provincia de Henán, y también se desempeñaba como directora del subdistrito. En una reunión de trabajo celebrada el 2 de marzo, la secretaria del Partido le advirtió a Huang Rui que si seguía creyendo en Dios, ya no podría ostentar un cargo público. Presionada por los superiores, Huang Rui renunció a su puesto a regañadientes.
En la mañana del 22 de febrero, en un pueblo de la ciudad de Luoyang, provincia de Henán, se celebró una reunión del Partido Comunista durante la cual, un miembro del comité del pueblo criticó abiertamente a un miembro de una Iglesia de las Tres Autonomías, Li Qingyun, diciéndole: “eres miembro del Partido y no puedes ir a la iglesia, porque el Partido Comunista es ateo. Los miembros del Partido no pueden creer en Dios”.
Poco después, Li Qingyun se enteró de que los cuadros del pueblo le habían informado al Gobierno local sobre sus afiliaciones religiosas y se le prohibió participar en las elecciones para el puesto de directora en la Federación de Mujeres. A pesar de enfrentar amenazas, Li Qingyun permaneció firme en su fe, por lo que el Gobierno municipal la expulsó del Partido y perdió el derecho al voto.
A finales de 2017, Yang Hui (seudónimo), profesor de música en una escuela primaria en un pueblo de la ciudad de Xinmi, provincia de Henán, fue denunciado por creer en Dios. Según el Buró de Educación, los maestros no deberían tener creencias religiosas y los creyentes están sujetos a despido inmediato. Tras celebrar una reunión, la escuela decidió expulsar a Yang Hui. El 5 de febrero de 2018, Yang Hui fue obligado a abandonar la escuela.
Informado por Jiang Tao