La mayoría de los creyentes tenían entre 70 y 80 años. El mayor de los detenidos tenía 90.
El año pasado, en julio, más de una docena de agentes de policía de Lianyungang, provincia de Jiangsu, allanaron un centro de congregación del Movimiento Renacer. Se trata de una Iglesia doméstica protestante china, fundada por Xu Yongze en Henán, que tiene varios millones de seguidores en la actualidad y también es conocida como Iglesia de la Palabra de Vida o Iglesia del Alcance Total o de Todas las Esferas.
La primera en ser conducida por la fuerza hasta una patrulla de policía fue Liu Yuelan (82), anfitriona de la congregación del Movimiento Renacer. Gritó cuando los agentes la hicieron poner los brazos detrás de la espalda, pero el sufrimiento de la anciana no les importó en lo más mínimo.
Mientras la llevaban a la patrulla, Zhao Yufeng, de 69 años, también lloraba de dolor, pero el jefe de policía le dijo que empeoraría las cosas si se seguía resistiéndose al arresto. Rápidamente, los quince creyentes de la congregación fueron detenidos y trasladados a la comisaría local.
Encerraron a los creyentes ancianos en una pequeña sala de la comisaría y los interrogaron uno por uno. Los obligaron a facilitar muestras de saliva y les tomaron las huellas dactilares e impresiones de sus pies. En la comisaría también tomaron nota de datos como su altura, peso y tipo de sangre.
Durante los interrogatorios, todos fueron amenazados con que, independientemente de su edad, serían detenidos de nuevo si se les descubría en una congregación. Todos los creyentes, salvo uno, fueron liberados a medianoche.
El Sr. Wei, predicador de 71 años, permaneció detenido unos días más y, tras su liberación, los agentes de policía lo acompañaron para tomar fotos y grabar videos de su hogar y sus pertenencias. Como consecuencia, fue citado a la comisaría cuatro veces más.
En una ocasión, la policía amenazó con detenerlo de nuevo, pero el Sr. Wei les suplicó que reconsideraran porque su esposa estaba discapacitada y tenía tres nietos que cuidar. Los agentes lo dejaron marcharse cuando presentó el certificado de discapacidad de su esposa y probó así lo que había argumentado. Sin embargo, siguieron hostigándolo e intimidándolo para que no asistiese a congregaciones religiosas.
Algo similar ocurrió con el Sr. Xu, de 75 años, y el Sr. Gao, de 90, quienes también fueron amenazados tras ser liberados y fueron advertidos de que no profesaran más sus creencias religiosas.
(Todos los nombres en este artículo son seudónimos.)
Informado por Jiang Tao