Desde enviar estudiantes a universidades estadounidenses para que trabajen como espías y seleccionar informantes para que supervisen las creencias religiosas de los hogares de su comunidad, los miembros del Partido Comunista Chino no han dejado ningún cabo suelto en su intento por controlarlo todo.
Según un informe de algunos medios de comunicación, el Gobierno chino envía a sus espías posando como estudiantes de universidades en el extranjero de forma periódica, sobre todo a Estados Unidos. Christopher Wray, actual director de la Oficina Federal de Investigación (FBI), reveló que los informantes de China ya han penetrado en las universidades estadounidenses.
Sobre el riesgo de contrainteligencia que suponen los ciudadanos chinos para los Estados Unidos, indicó lo siguiente: “Creo que en este contexto podría decir que el uso de informantes no tradicionales, especialmente en el ámbito académico, ya sean profesores, científicos, estudiantes, se observa en casi todas las oficinas de campo que el FBI tiene en el país”.
En China, las tácticas son aún más viles. Según un documento interno emitido por la liga de Hinggan, una subdivisión a nivel de prefectura de la Región Autónoma de Mongolia Interior, las autoridades han comenzado a enviar funcionarios para que actúen como “personal de información religiosa”. Designados por el Departamento de Trabajo del Frente Unido en las comunidades, se encargan de informar a diario sobre las creencias e ideología de los residentes al Buró de Asuntos Religiosos local.
Para motivarlos, los informantes reciben beneficios económicos que van desde los 200 yuanes (unos 29 dólares) a los 600 yuanes (cerca de 86 dólares) al año. Por otra parte, pueden ser multados con hasta 100 yuanes (aproximadamente 14 dólares) por caso, si no informan de un incidente.
Estos beneficios y castigos dependen de la forma en la que los oficiales cumplan con sus “cuotas”. Se espera que los oficiales lleven a cabo el trabajo de gestión religiosa del Gobierno, se familiaricen con los últimos movimientos de los creyentes en la jurisdicción y reporten sin demora cualquier tipo de información religiosa, incluyendo datos sobre misioneros visitantes.
El nuevo personal para supervisar las creencias religiosas de los ciudadanos se ha designado para reforzar el llamado “sistema de control de la red” que las autoridades establecieron a principios de este año. Con el objetivo de incrementar el control social, cada vecindario se ha dividido en cuadrículas en las que hay entre 15 y 20 hogares y se han asignado administradores para cada cuadrícula. Su tarea principal es informar sobre los asuntos de los residentes y los “peligros ocultos”, incluidas las actividades religiosas, a los comités vecinales existentes que durante mucho tiempo se han encargado de supervisar las actividades de los ciudadanos.
Un administrador que deseaba permanecer en el anonimato reveló que se les exige que recopilen información sobre cada creyente, que luego pasa a formar parte de una lista negra, junto con los expresidiarios y los adictos a las drogas.
Un cristiano practicante de Fujian contó que una vez descubrió a dos oficiales de información fotografiando su casa. Tres meses después, fue citado para un interrogatorio y desde entonces ha sido llamado varias veces.
Los estudiantes informantes o espías también son ampliamente utilizados en las escuelas y universidades chinas. Reciben formación del Partido Comunista y de los funcionarios gubernamentales de las instituciones educativas para supervisar a sus profesores y compañeros de clase. Envían informes periódicos e indican si alguien mostró “ideologías reaccionarias” o hizo “comentarios reaccionarios”.
Información de Gu Qi