En una situación surrealista de superposiciones entre la Iglesia «patriótica» y la Iglesia clandestina, Mons. Peter Shao Zhumin, obispo de Wenzhóu, será reeducado durante 15 días.
por Marco Respinti
Mons. Shao Zhumin, obispo católico de 55 años de edad, procedente de Wenzhóu, una ciudad a nivel de prefectura situada en la parte sureste de la provincia china de Zhejiang, fue secuestrado por la policía a las 9 de la mañana de hoy, viernes 9 de noviembre, y colocado en una celda de aislamiento donde será adoctrinado durante 10 a 15 días. AsiaNews, la agencia de prensa oficial del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, comunicó la noticia. El Gobierno llama a estas operaciones «períodos vacacionales» y toma el asunto como si fuera una broma, cuando en realidad daña a las personas detenidas. Pero el caso de Mons. Shao es realmente sorprendente.
En la diócesis de Wenzhóu, debido al acuerdo provisional entre el Vaticano y Pekín, la cismática Asociación Patriótica Católica China (APCC), controlada por el Gobierno, y la Iglesia Católica clandestina, siempre leal al Papa, actualmente se encuentran unidas, pero el obispo, Mons. Shao, es reconocido por la Santa Sede y no por el Gobierno comunista. Por consiguiente, está prohibido que los sacerdotes «patriotas» rindan homenaje a las tumbas de los sacerdotes y obispos que hayan pertenecido a la Iglesia clandestina, al igual que está prohibido que los menores asistan a misa y a clases de catecismo. Todo debido a que, tal y como repiten los sectores del régimen que se oponen al acuerdo provisional, particularmente el Frente Unido y la Administración Estatal para Asuntos Religiosos, en China, la Iglesia católica debe continuar siendo «independiente» de Roma.
La diócesis de Wenzhóu cuenta con 130 000 católicos, más de 80 000 pertenecen a la comunidad clandestina y aproximadamente setenta sacerdotes se encuentran más o menos en un punto intermedio entre «patrióticos» y clandestinos. Ahora, no obstante, la paradoja es que el obispo Shao también es muy apreciado por los católicos «patriotas» controlados por el régimen, un hecho que revela la situación concreta del catolicismo chino más allá de las estrategias implementadas por el régimen. Es decir, en la práctica, los frentes están, afortunadamente, mucho más mezclados, y uno no debería dar por sentado que los que pertenecen a la comunidad «patriótica» realmente viven, y se sienten de corazón, como procomunistas cismáticos. De hecho, si durante mucho tiempo la diócesis de Wenzhou ha estado dividida, en la actualidad, en muchos aspectos, la unión entre estas dos partes de la Iglesia es una realidad que no puede ser ignorada. Pero –la paradoja continúa– en la Iglesia unida de Wenzhóu incluso los sacerdotes «patriotas» están sujetos a restricciones y controles. Es un clásico: en la China neopostcomunista de Xi Jinping, no solo las religiones «rebeldes» son perseguidas, sino también, y de manera muy severa, aquellas controladas por el Partido.
El obispo Shao tiene mucha experiencia en temas de persecución. En los últimos dos años ha sido secuestrado por la policía al menos cinco veces. La última vez fue encarcelado durante siete meses y liberado el 3 de enero de 2018. El objetivo es siempre el mismo: someterlo a las órdenes del Gobierno para que se adhiera a la APCC. Lo mismo acaba de suceder con cuatro sacerdotes católicos de la diócesis unida (por el régimen) de Zhangjiakou.
Entrevistado por Bitter Winter, el padre Bernardo Cervellera, director de AsiaNews, y uno de los mayores expertos sobre catolicismo en China, explica lo siguiente: «El problema del acuerdo interino entre China y la Santa Sede es que marca el futuro (es decir, regula los nombramientos de los futuros obispos), reconcilia a los excomulgados, pero no dice nada ‒aún‒ sobre los 37 obispos pertenecientes a la Iglesia clandestina que son considerados obispos por el Vaticano, pero no por el Gobierno. Sí, tal vez hemos afirmado demasiado rápido que en China la Iglesia católica se encuentra unida. No tomamos en cuenta que el Gobierno hace todo lo posible y desea que permanezca dividida».