Una oficina local de asuntos religiosos de la provincia de Hubei convocó a budistas locales a una reunión sobre el nuevo Reglamento sobre asuntos religiosos. No solo se les requirió pagar una tasa para participar en la reunión, sino que también tuvieron que comprar banderas chinas y extintores de incendios.
El 11 de septiembre, la Oficina de Asuntos Religiosos del condado de Yangxin, en la ciudad de Huangshi (Hubei), organizó una reunión para cerca de 500 budistas locales con el fin de informarles sobre las nuevas políticas religiosas en China.
En la reunión, celebrada en el templo de Wanfo, el director de la oficina les informó a los participantes que todas las actividades religiosas que se llevaran a cabo en sus templos tenían que cumplir con el nuevo Reglamento sobre asuntos religiosos que entró en vigor en febrero de este año.
También se discutió el tema de las finanzas en los lugares de culto. El director destacó que todas las donaciones que superen los 500 yuanes (cerca de 73 dólares) deben reportarse a las autoridades para que las revisen y aprueben. En caso de no hacerlo, los involucrados deberán asumir la responsabilidad personalmente.
Por otra parte, se le exigió a los representantes de cada templo que compraran en la Oficina de Asuntos Religiosos extintores, mantas ignífugas, linternas y una bandera nacional para utilizarlos en sus centros de culto. Los templos que se nieguen a cumplir con los requisitos podrían ser multados o clausurados.
Según una monja budista que asistió a la reunión, todos los asistentes debieron pagar 200 yuanes (casi 30 dólares) en concepto de tasas de participación y gastar más de 600 yuanes (87 dólares) para comprar el equipo contra incendios y la bandera nacional.
“Gasté 1600 yuanes (más de 230 dólares) por un permiso en 2017. También pago 1000 yuanes (145 dólares) al año a la Oficina de Asuntos Religiosos. Tuve que pagar 200 yuanes para asistir a la reunión. A veces, hay más de 1000 creyentes en ese tipo de reuniones y la Oficina reúne cientos de miles de yuanes en cada evento. No hay nada que podamos hacer”, se quejó la monja.
Algunos creyentes protestaron por la cantidad de dinero que la Oficina de Asuntos Religiosos les exige que gasten, pero el director les respondió: “Esta es una orden de Xi Jinping. Nadie puede contravenirla”.
Informado por Shen Xiang