Utilizando el «terrorismo» como excusa, la lucha de Pekín contra la religión islámica llega a otras regiones de la frontera occidental.
Paul Crespo
Según el periódico South China Morning Post, funcionarios del sector educativo de la ciudad ordenaron el cierre para el 17 de diciembre de la Escuela de Árabe de Pingliang, emplazada en la provincia noroccidental china de Gansu. Los reclamos de las autoridades en los que alegaban que la escuela no cuenta con permisos de funcionamiento parecen dudosos ya que la misma ha estado funcionando desde el año 1984.
El cierre de la escuela de árabe de 34 años de antigüedad, una institución benéfica que brindaba educación a estudiantes desfavorecidos, parece indicar que algunas de las rigurosas medidas de seguridad adoptadas contra los musulmanes en la Región Autónoma de Sinkiang, densamente poblada por fieles del islam y situada en la región occidental de China, actualmente están siendo aplicadas en otras zonas fronterizas del país habitadas por grandes cantidades de musulmanes.
En sus intentos por controlar posibles agitaciones de índole étnica, separatismo y «terrorismo» a lo largo de las fronteras de China, Pekín ha puesto a un creciente número de personas bajo vigilancia más estricta y ha incrementado la represión contra las mismas. Las medidas de seguridad más notorias han sido implementadas en Sinkiang.
Desde que asumió el cargo en agosto de 2016, el nuevo secretario del Partido en Sinkiang, Chen Quanguo, ha supervisado una amplia revisión del ya represivo aparato de vigilancia de la región. «Las medidas de control han dado lugar a la sensación de que el sur de Sinkiang se ha convertido en una prisión al aire libre«, afirmó Darren Byler, un antropólogo de la Universidad de Washington que ha realizado un extenso trabajo de campo en la región, en una entrevista concedida al Financial Times.
La situación solo ha empeorado desde entonces. En el año 2017, las autoridades de algunas zonas de la región de Sinkiang prohibieron que los padres de niños recién nacidos les pusieran nombres islámicos, entre los que se incluía el nombre Mohammed. Los estudiantes musulmanes uigures chinos que estudiaban en países musulmanes han sido convocados a China y detenidos a su llegada al país. El año pasado, se le confiscaron los pasaportes a la mayor parte de los uigures, evitando que así pudieran salir de China. Incluso los viajes realizados por uigures dentro de China han sido estrictamente controlados.
Según el Financial Times, las nuevas medidas integrales de seguridad implementadas en la región de Sinkiang incluyen una red compuesta por 7300 puestos de vigilancia y estaciones de monitoreo (a solo 500 metros de distancia entre ellas en áreas urbanas) para permitir que las fuerzas de seguridad reaccionen en segundos. Según se informa, estos puestos de avanzada tocan melodías alegres en sus altavoces mientras los policías armados permanecen haciendo guardia en el exterior.
Una mayor presencia policial no es la única herramienta empleada por las autoridades chinas, la tecnología también desempeña un papel cada vez más crítico en el aparato represivo chino. El Financial Times informó que, desde el año 2017, las autoridades locales les habían ordenado a los residentes de Sinkiang que descargaran una aplicación móvil llamada Jingwangweishi, o «soldado de limpieza de la red», la cual prometía «limpiar la basura de sus teléfonos».
No obstante, Avram Meitner, un investigador de seguridad independiente, descubrió que el software escanea los teléfonos en busca de huellas digitales de archivos que el Gobierno considera ilícitos, informando a las autoridades cuando los identifica. La aplicación ha logrado su propósito al crear una paranoia generalizada así como también autocensura entre los residentes.
Una política mucho más siniestra empleada por el Gobierno chino involucra el confinamiento masivo de aproximadamente 1 millón de uigures, kazajos y otras minorías, los cuales se hallan detenidos de manera arbitraria en «campamentos de transformación por medio de educación» emplazados en Sinkiang, según estimaciones llevadas a cabo por un panel de la ONU. La agencia Associated Press (Prensa Asociada) informa que exdetenidos afirmaron que en los campamentos fueron obligados a abandonar sus creencias islámicas, mientras que los hijos de los detenidos están siendo colocados en decenas de orfanatos situados en toda la región.
En octubre de este año, China intentó defender la detención extrajudicial de minorías musulmanas de Asia Central contra las crecientes críticas, emitiendo un informe que caracterizaba el confinamiento masivo de musulmanes llevado a cabo por el Gobierno como si se tratara de un impulso para conducir a «personas desamparadas, las cuales son fácilmente engañadas, hacia el civilizado mundo moderno”. El informe de la agencia oficial de noticias Xinhua indicó que la clave de la visión del Partido Comunista en Sinkiang es la integración de las minorías étnicas indígenas de Asia Central en la sociedad china de etnia han.
El gobernador de Sinkiang, Shohrat Zakir, de etnia uigur, afirmó que las autoridades les estaban brindando a dichas personas lecciones de mandarín, historia china y leyes. Él afirmó que dicha capacitación los alejaría del extremismo y los conduciría a una «vida moderna» en la que se sentirían «seguros con respecto al futuro».
No obstante, Amnistía Internacional consideró el informe producido por Xinhua como un insulto para los detenidos y para los familiares de personas que han desaparecido a causa de la represión. «Ningún invento puede ocultar el hecho de que las autoridades chinas están llevando a cabo una campaña de represión sistemática», afirmó el grupo de derechos humanos. El periódico The Independent citó a Amnistía Internacional al afirmar que la realidad es que estos “campamentos de transformación por medio de educación” masivos utilizados para confinar a uigures y a otras minorías musulmanas existentes en China están funcionando como “campos de concentración propios de tiempos de guerra”.
Se teme que actualmente estos campamentos y otras políticas represivas se estén expandiendo hacia otras regiones de China.