El Gobierno chino está utilizando a misioneros extranjeros para justificar sus esfuerzos por suprimir las creencias religiosas.
por Yang Xiangwen
Culpar a los estadounidenses. Culpar a los coreanos. Culpar a misioneros extranjeros por infiltrarse en China y difundir el mensaje del evangelio contra el que el Gobierno chino debe luchar. Es lo que piensa el teniente de alcalde de la ciudad de Botou, ubicada en la provincia de Hebei, al norte de China, quien organizó una reunión de infiltración antirreligiosa de aproximadamente 200 funcionarios del aldea bajo su jurisdicción el 17 de octubre de 2018.
Explicó que, debido a los extranjeros, el Gobierno debe controlar estrictamente la propaganda cristiana. Así que si alguien descubre que alguien está difundiendo el evangelio, debe denunciarlo de inmediato. Se darán recompensas.
En la reunión, algunos funcionarios gubernamentales mencionaron a las Iglesias domésticas como las principales Iglesias ilegales a las que se deben dirigir las medidas de clausura y allanamientos. El teniente de alcalde también enfatizó que, independientemente de la denominación, cualquier centro de congregación que no solicite autorización al Gobierno es ilegal, es una influencia hostil y debe ser severamente castigado.
Según algunas fuentes, grupos de aldeanos hicieron anuncios mediante altavoces al regresar a sus aldeas y amenazaron a sus vecinos cristianos diciéndoles que abandonasen sus creencias religiosas o les retirarían todos sus beneficios sociales.
Bitter Winter ya informó que pastores de Iglesias domésticas habían sido acusados de afiliaciones extranjeras por comprar libros religiosos de Corea del Sur y, en consecuencia, sus lugares de reunión habían sido atacados. Algunos misioneros extranjeros que vinieron a China para ser pastores de Iglesias domésticas fueron capturados y deportados por el Partido Comunista Chino (PCCh). Los pastores extranjeros que aún no han sido deportados también están en una situación desesperada.
Para evitar ser deportado, Wu, pastor de la Iglesia presbiteriana coreana, y su esposa están haciendo negocios en una ciudad del sureste de la provincia de Shandong, una provincia costera del este de China, para ocultar su condición de pastor.
“El gobierno del PCCh no permite que entren pastores”, dijo Wu. “Si hubiera dicho que era pastor, mi visa habría sido denegada de inmediato, así que dijimos que veníamos a hacer negocios para poder entrar a China”.
El pastor Wu dijo que la Oficina de Asuntos Religiosos de China tiene registros de misioneros coreanos y que casi todos los misioneros coreanos que hablan chino han sido obligados a regresar a sus hogares.
Sin embargo, según algunas fuentes, Wu y su esposa son vigilados constantemente: su casa y sus teléfonos celulares están bajo vigilancia constante del PCCh. Algunos agentes de policía de la comisaría local los llaman con frecuencia para preguntar por su estado.
“Un funcionario de la oficina del subdistrito pregunta a menudo sobre qué hacemos para mantenernos económicamente, también quiere saber cuándo salimos y volvemos a casa”, comentó la esposa de Wu. Para evitar exponer su identidad, los cristianos siempre se refieren a Wu como “jefe” en lugar de “pastor” cuando llaman por teléfono.
Para fortalecer las acciones anti infiltración religiosa y terminar de romper el vínculo existente entre cristianos locales y grupos religiosos extranjeros, el PCCh secuestra y deporta a misioneros extranjeros a toda prisa y, además, impide que los cristianos chinos salgan del país para estudiar teología.
El 14 de noviembre de 2018, Xu Xin, misionera de la Iglesia Cristiana de la Vida Eterna de Fuzhou fue al Consulado General de los Estados Unidos en la ciudad de Guangzhou, en la provincia costera de Guangdong, al sureste de China, para solicitar una visa para ir a estudiar Teología a Estados Unidos. Sin embargo, tras su entrevista con el cónsul de EE. UU., una empleada china la interrogó y, tan pronto descubrió que Xu Xin era cristiana de una Iglesia doméstica, denegó su solicitud de visa.
“Si quiere ir a Estados Unidos para estudiar, tiene que obtener una autorización del Gobierno chino”, le dijo el cónsul de Estados Unidos a Xu Xin.
Según el nuevo Reglamento sobre Asuntos Religiosos, que entró en vigor en febrero de 2018, “facilitar la salida de ciudadanos del país para participar en formación religiosa” es ilegal.
(Todos los nombres utilizados en el artículo son seudónimos.)