El padre Bernardo Cervellera es el director de AsiaNews, agencia oficial de prensa del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (PIME) de la Iglesia católica. Exprofesor de Historia de la Civilización Occidental en la Universidad de Pekín (Beida), es ampliamente reconocido como el principal experto católico en lo referente a China.
Hace un par de meses, algunos medios de comunicación anunciaron que estaba a punto de producirse un acuerdo entre China y la Santa Sede. Varias semanas más tarde, no se han publicado más noticias y el optimismo parece haber decrecido un poco. ¿Qué está sucediendo exactamente?
Lo que está sucediendo significa que China es reacia a firmar un acuerdo con la Santa Sede sobre la elección y el nombramiento de obispos católicos. Yo no considero que este acuerdo sea positivo para la Iglesia, ya que el régimen elegiría a los candidatos. Sin embargo, algunas personas en China lo consideran peligroso también para el Gobierno. Más concretamente, dentro del régimen hay un grupo favorable al acuerdo y otro grupo que está firmemente en contra. En este último se encuentran el Frente Unido (incluido el Partido Comunista Chino [PCCh], ocho partidos menores controlados por el PCCh y la Federación China de Industria y Comercio) y la Asociación Patriótica Católica China (es decir, la organización católica controlada por el PCCh). El optimismo transmitido a los medios de comunicación formaba parte de una campaña del Vaticano destinada a convencer a la parte china para que firmara el acuerdo.
Los propios medios de comunicación daban la impresión de que la persecución a la Iglesia católica clandestina era, si no exactamente agua pasada, ya no tan grave como antes. No obstante, AsiaNews dio hace poco noticias preocupantes de una ofensiva contra las iglesias católicas clandestinas en la provincia de Henán. ¿Es este un fenómeno exclusivo de la provincia de Henán únicamente, o acaso el optimismo era injustificado?
La campaña no se limita a la provincia de Henán y ni tan siquiera a la Iglesia clandestina. En AsiaNews publicamos información sobre la destrucción de iglesias y el aumento de los controles en Sinkiang y a la provincia de Shanxi. Tenga en cuenta que algunas de estas medidas iban dirigidas contra iglesias de la Asociación Patriótica. También se dan persecuciones en Mongolia Interior. Nuestras fuentes en China nos cuentan que el Gobierno está evaluando la reacción de los católicos en algunas provincias con la idea de aplicar posteriormente las mismas medidas en todo el país. No hay motivos para el optimismo. A partir de 2014-2015 hemos visto, de manera sucesiva, las campañas contra las cruces en la provincia de Zhejiang y las detenciones y muertes sospechosas de líderes católicos en la provincia de Shanxi. Monseñor Thaddeus Ma Daqin, obispo en Shanghái de la Iglesia clandestina reconocida por la Santa Sede, continúa en arresto domiciliario. El nuevo reglamento demuestra que el régimen considera las religiones un peligro, y uno de los motivos para ello es que, en vez de debilitarse, están creciendo. Al régimen le da mucho miedo que China pueda ir por el mismo camino que la Unión Soviética.
El 1 de febrero de 2018 entró en vigor en China una nueva ley sobre religión. También se anunció que se estaba desmantelando la Administración Estatal de Asuntos Religiosos (AEAR) [JE1] y que las actividades religiosas pasarían a estar bajo el control directo del PCCh. ¿Cuáles son las principales consecuencias de todo esto para los católicos chinos?
En realidad, las nuevas leyes amenazan con ahogar a la Iglesia católica, y seguramente a todas las religiones. Ya se impone unánimemente la prohibición de que los menores de 18 años entren en las iglesias y hasta los encuentros de oración en domicilios particulares tienen la consideración de «reuniones religiosas ilegales», con riesgo de detención, imposición del pago de una multa u ocupación del edificio conforme a la nueva normativa. La AEAR ha pasado a estar bajo control del Frente Unido, pero el personal sigue siendo el mismo. En cuanto a los católicos, el Frente Unido mantiene la retórica de que la Iglesia católica china debe ser independiente de Roma y totalmente controlada por la Asociación Patriótica; incluso en los aspectos financieros, que le interesan mucho a la propia Asociación Patriótica.
¿Cómo ve el futuro del catolicismo en China bajo una posible presidencia vitalicia de Xi Jinping?
Al principio de su presidencia, había esperanzas de que Xi Jinping fuera reformista y hasta partidario de las religiones como lo fue su padre, pero ahora hay muchas dudas al respecto. En última instancia, el factor clave para el futuro de la Iglesia católica en China no será Xi, sino la fuerza de los católicos chinos y la ayuda que reciban de nosotros. Hemos de ayudarles a formar a sacerdotes, monjas y líderes laicos, así como a ampliar sus relaciones con las iglesias católicas internacional y universal, a fin de neutralizar el «independentismo» un tanto paranoide de la política religiosa gubernamental.
Roma, mayo de 2018