Una edición especial de la respetada revista académica refuta la idea de que los nuevos movimientos religiosos son inherentemente violentos y que la Iglesia de Dios Todopoderoso fue responsable del asesinato de una mujer cometido en el año 2014 en un restaurante McDonald’s.
Marco Respinti
¿Los nuevos movimientos religiosos o “sectas” son inherentemente violentos, o más violentos que las religiones principales? El tema ha sido analizado de manera frecuente en la literatura académica, pero una edición de la respetada Journal of Religion and Violence (Revista académica sobre Religión y Violencia, de la cual se pueden previsualizar algunos artículos en línea a través de un muro de pago (paywall) ahora ofrece una respuesta completa a este interrogante. Editada por el director general de CESNUR y jefe de redacción de Bitter Winter, Massimo Introvigne, la edición 6.3 de la revista comienza con una introducción que propone una tipología de las interacciones existentes entre los nuevos movimientos religiosos (NMR: los académicos normalmente evitan utilizar la palabra “secta” debido a su contenido crítico y despectivo) y la violencia.
Según la introducción, existen pocas dudas de que los NMR a veces son responsables de ejercer violencia. Esta puede ser perpetrada, en primer lugar, contra sus propios miembros. Por ejemplo, en la edición de la revista, la académica sueca Liselotte Frisk analiza el caso del movimiento sueco Knutby Filadelfia. “En el año 2004, una mujer que formaba parte del movimiento fue asesinada y uno de sus miembros resultó gravemente herido. Otra mujer miembro del movimiento fue condenada por dichos delitos y uno de los pastores fue reconocido como el instigador de estos».
Una segunda posibilidad es que la violencia esté dirigida contra exmiembros o críticos apóstatas. La revista ofrece varios ejemplos y, días después de su publicación, Gourmeet Ram Rahim, el líder del NMR indio Dera Dacha Sauda, fue declarado culpable de haber ordenado el homicidio de un periodista que había escrito artículos en los cuales exponía a su movimiento. Tercero, los NMR pueden asesinar a religiosos rivales. Si bien los veredictos chinos siempre deben ser leídos con cautela, la revista hace referencia a las resoluciones judiciales dadas a conocer en el año 2006, donde tres líderes del NMR chino Tres Grados de Siervos, entre los que se incluía su fundador Xu Wenku (1946–2006), fueron condenados a muerte y ejecutados por veinte homicidios, la mayoría de los cuales fueron cometidos contra miembros de otro NMR, la Iglesia de Dios Todopoderoso. Cuarto, los NMR pueden actuar contra el estado o contra la sociedad en general, tal y como sucedió en el conocido caso de los ataques terroristas perpetrados por el grupo japonés Aum Shinri-kyo en el año 1995.
No obstante, la revista sostiene que no existe evidencia de que la violencia perpetrada por los NMR sea más común y prevalente que la violencia perpetrada por las principales religiones tradicionales. Más terroristas asesinan en nombre del islam que en nombre de los NMR y existen más casos de pedofilia que involucran a sacerdotes católicos (a pesar de que la cantidad es ocasionalmente exagerada) que a miembros y líderes de NMR.
Curiosamente, la revista también ofrece una tipología de casos de violencia perpetrada contra los NMR. Fieles han sido asesinados por disidentes. Las campañas antisectas también han generado violencia. Algunos de los que atacaron a los cienciólogos o a las instalaciones de la Iglesia de la Cienciología mencionaron al programa televisivo contrario a la Cienciología conducido por la actriz Leah Remini como fuente de su odio hacia la Iglesia. Y la televisión y otras campañas antisectas contra la Cienciología también pueden haber desempeñado un papel importante en la motivación del accionar de un adolescente quien, el 3 de enero de 2019, ingresó a las instalaciones de la Iglesia de la Cienciología emplazada en Sídney, Australia, para «salvar» a su madre de participar en actividades de la Iglesia allí, y apuñaló hasta la muerte a un cienciólogo e hirió gravemente a otro. Religiosos rivales también asesinan a miembros de NMR y el mayor número de víctimas entre estos últimos se deriva de la persecución gubernamental, tal y como lo documentan excelentemente bien los casos de Falun Gong y de la Iglesia de Dios Todopoderoso acaecidos en China.
Finalmente, la introducción ofrece una tipología de crímenes falsamente atribuidos a los NMR pero, de hecho, perpetrados por otros, una antigua práctica llevada a cabo por los gobiernos desde el año 64 DC, cuando el emperador Nerón (37–68) acusó falsamente a los cristianos por el incendio que había destruido una buena parte de Roma (él mismo podría haber sido el causante del incendio de la ciudad, aunque algunos historiadores no están de acuerdo con esta afirmación). La edición detalla otros ejemplos de estas falsas acusaciones, pero un caso bien conocido se refiere a la Iglesia de Dios Todopoderoso, la cual fue falsamente acusada por las autoridades chinas de haber asesinado a una vendedora en un restaurante McDonald’s emplazado en Zhaoyuan, en la provincia de Shandong, en el año 2014.
Varios artículos escritos por académicos occidentales han demostrado de manera concluyente que el homicidio fue perpetrado por un movimiento religioso diferente, el cual también utilizaba el nombre de «Dios Todopoderoso» para referirse a sus dos líderes femeninas Zhang Fan (1984-2015) y Lü Yingchun, consideradas como una sola alma divina en dos cuerpos humanos, pero que no tiene nada que ver con la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), la cual posee una teología diferente y reconoce a otra persona como Dios Todopoderoso encarnado. No obstante, el Partido Comunista Chino (PCCh) utilizó el incidente para justificar la persecución que se está llevando a cabo en contra de la IDT, y su campaña de noticias falsas fue tan masiva y exitosa que unos 20 000 medios de comunicación de todo el mundo repitieron la historia en la que se afirmaba que la IDT era responsable del crimen.
El incidente ha sido analizado anteriormente, pero lo novedoso del artículo escrito por Massimo Introvigne en la edición de la Journal of Religion and Violence (Revista académica sobre Religión y Violencia) es un análisis de cómo el PCCh está tratando de resucitar la vieja historia, al afirmar nuevamente que la IDT estuvo involucrada en el homicidio, basándose en el hecho de que, mientras que Zhang Fan ha sido ejecutada, tanto su hermana Zhang Han como su «co-diosa» Lü Yingchun permanecen encarceladas. El PCCh afirma que han sido exitosamente «reeducadas» y que son prisioneras modelo. Medios de comunicación pertenecientes al PCCh han publicado sus confesiones y entrevistas, las cuales actualmente son utilizadas para reavivar la idea de que la IDT fue (en cierto modo) responsable del crimen perpetrado en el restaurant McDonald’s. Uno puede ser escéptico acerca de lo que las prisioneras «reeducadas» en las cárceles chinas afirman, pero Introvigne analiza las declaraciones que se les atribuyen y concluye que las mismas más bien refuerzan la interpretación efectuada por académicos occidentales, la cual exime a la IDT de cualquier tipo de responsabilidad en dicho crimen.
Luego de años de «reeducación», lo máximo que el PCCh logró extraer de Lü Yingchun y de Zhang Han fue que tanto Lü como Zhang Fan habían leído literatura perteneciente a la IDT. Incluso si fuera cierto, esto no prueba que eran miembros de la IDT, ya que, de hecho, millones de libros de la IDT han sido distribuidos en China y han sido leídos por numerosas personas que no pertenecen al movimiento. Por otro lado, ambas prisioneras reiteran en términos inequívocos que la creencia fundamental de su movimiento era que Zhang Fan y Lü Yingchun eran Dios encarnado, una afirmación obviamente incompatible con la teología de la IDT, y que de hecho sería considerada ofensiva y blasfema por cualquier miembro de la IDT que se precie de serlo.
Introvigne concluye que el PCCh no tiene muchos otros argumentos para justificar la persecución de la IDT, la cual es cada vez más denunciada por instituciones internacionales y por varias ONG, si debe regresar continuamente a las mismas noticias falsas relacionadas con el caso del restaurante McDonald’s. Esto también refuerza la afirmación central de la edición que sostiene que, si bien algunos NMR cometen delitos, los NMR no son más propensos al crimen y a la violencia que otras religiones, y frecuentemente son víctimas de violencia, tanto en forma de violencia física como de violencia moral relacionada con noticias falsas.