Con reminiscencias de los cristianos primitivos, los católicos chinos deben desplazarse en secreto y encontrarse en lugares apartados, al tiempo que los sacerdotes son arrestados si son descubiertos.
A pesar de la firma del Acuerdo entre el Vaticano y China en el año 2018, la persecución de Iglesias clandestinas llevada a cabo por el Partido Comunista Chino (PCCh) se ha intensificado. Bitter Winter ha recibido numerosos informes sobre opresiones e intimidaciones, los cuales dejan ver las adversidades que deben enfrentar los creyentes como consecuencia del plan gubernamental tendiente a «sinicizar» la religión, y confirman que la interpretación del acuerdo por parte del PCCh es simplemente que los obispos y sacerdotes de la Iglesia Católica Clandestina deben unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC). Los que se niegan a hacerlo son perseguidos.
«Quieren que nos rindamos y juremos lealtad al Gobierno», afirmó un sacerdote clandestino de la ciudad de Tieling, en la provincia de Liaoning. «Eso está absolutamente fuera de discusión. Nuestra iglesia es el lugar donde oramos a Dios. La misma no es una agencia gubernamental”.
El 10 de diciembre, funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos del condado le informaron al encargado de la iglesia clandestina emplazada en el poblado de Xintaizi, bajo la jurisdicción de Tieling, que, ya que no contaba con un permiso oficial, ni exhibía la bandera nacional, era considerada un lugar de reunión ilegal. Los funcionarios exigieron eliminar las cruces, las estatuas de los santos, la caja de donaciones y todos los demás símbolos y objetos religiosos del interior de la iglesia en los próximos tres días. Si se continuaban celebrando reuniones en la iglesia en privado, los que participaran de dichas reuniones serían castigados por violar la ley. Poco tiempo después, los funcionarios publicaron una «notificación de clausura de acuerdo con la ley» en el muro exterior de la iglesia. El 14 de diciembre, la iglesia fue clausurada por el Gobierno local del poblado.
Al día siguiente, la policía escoltó al sacerdote encargado de la iglesia hasta la Agencia de Asuntos Religiosos. Allí le dijeron que como no era nativo de Tieling, era ilegal que predicara en el área. Lo obligaron a firmar una garantía en la que afirmaba que ya no predicaría allí, mientras lo amenazaban diciendo: «¡Si no la firmas, te arrestaremos en este preciso momento!».
El 16 de diciembre, un alto funcionario gubernamental se dirigió a la iglesia para llevar a cabo una inspección y asegurarse de que esta había permanecido sellada. El funcionario dijo que dentro de tres meses volvería para realizar otra inspección.
A pesar de que la iglesia estaba clausurada, los creyentes no estaban dispuestos a dejar de celebrar reuniones. Hallaron un taller situado fuera del poblado, el cual sería utilizado como capilla sustituta. Para evitar ser descubiertos, los fieles se congregaban a las 5 de la mañana y hacían que varias personas permanecieran fuera del taller para poder vigilar.
A pesar de sus esfuerzos, las reuniones clandestinas fueron finalmente descubiertas. Según funcionarios de la aldea, las autoridades ya habían puesto a la iglesia y a sus miembros bajo vigilancia.
Cada vez más, los católicos clandestinos se encuentran espiritualmente sin hogar debido a que sus iglesias han sido clausuradas.
En enero de 2019, funcionarios de la Zona de Desarrollo Económico de Zhangjiakou, en la provincia de Hebei, distribuyeron folletos puerta a puerta y utilizaron un altavoz para difundir un mensaje simple: todas las iglesias que no estuvieran aprobadas por el Gobierno serían consideradas lugares de reunión no autorizados y deberían ser clausuradas. Los funcionarios exigieron que los creyentes asistieran a misa en iglesias controladas por el Estado. El sacerdote que no se dirigiera al departamento gubernamental correspondiente para solicitar una licencia no sería elegible para predicar o impartir sacramentos. Si alguien le proporcionara asilo a un sacerdote, o si los miembros de la Iglesia no acataran la ley, se les impondría una multa de 50 000 yuanes (7413 dólares).
Un feligrés de una iglesia local reveló los pasos que deben seguir para asegurarse de seguir asistiendo a misa. Primero, los sacerdotes deben cambiar el lugar donde celebran misas de manera frecuente, a veces celebrando la misma bajo un puente o en lugares muy remotos. Segundo, a los miembros de la Iglesia se les deja saber el lugar específico una hora antes de la celebración de la misa. Debido a ello, algunos feligreses a menudo no pueden asistir, tal es el caso de las personas de edad avanzada que tienen movilidad limitada, o aquellos que no reciben la notificación a tiempo.
Esta fuente agregó que, debido a que las misas se celebran en lugares remotos y los caminos son escabrosos, algunos creyentes de edad avanzada se han caído en su apuro por llegar al lugar de reunión. La sala donde se celebran las misas es un espacio pequeño y abarrotado, obligando a muchos fieles a permanecer de pie a la intemperie.
En lugar de asistir a misa, algunos fieles han establecido santuarios en su hogar. Aun así, no han podido evitar ser perseguidos. Luego de que los funcionarios locales se enteraran de que una pareja de ancianos de casi ochenta años había creado un santuario en su hogar, los obligaron a retirarlo. Acto seguido, la policía se dirigió a su hogar cada pocos días para supervisarlos y acosarlos.
El 13 de octubre, el padre Su Guipeng de la diócesis de Zhangjiakou fue arrestado y detenido durante dos meses y medio para ser sometido a adoctrinamiento forzado por haberse negado a unirse a la APCC. Luego de su liberación, sigue siendo vigilado de cerca y se le prohíbe celebrar misa para los creyentes. Varios sacerdotes de la misma diócesis han sido sometidos a restricciones similares, haciendo sumamente difícil que los creyentes puedan asistir a misa de manera regular.
Otro sacerdote de la misma diócesis dijo que desde que se firmó el acuerdo provisorio entre el Vaticano y China, la ya difícil situación de la Iglesia Católica clandestina se ha vuelto cada vez más peligrosa. Él cree que obligar a los lugares de reunión de la Iglesia Clandestina a que se unan a la APCC es más que una iniciativa tendiente a «sinicizar» el catolicismo. De hecho, se hace para controlar a las iglesias, disminuir su número y, en última instancia, eliminarlas por completo.
Los observadores internacionales tienden a estar de acuerdo. El editor de AsiaNews, el padre Bernardo Cervellera, afirmó durante su intervención en el seminario «Libertad religiosa en China» celebrado el 23 de enero de 2019 en el Parlamento Europeo en Bruselas: “Es evidente que el Gobierno y el Partido comunista Chino están abocados a desplegar una auténtica guerra religiosa para destronar al Dios de los cristianos y sustituirlo por el dios-Xi Jinping, que implica una sumisión total al Partido comunista, siendo la misma una condición incluida en las Nuevas normativas para mantener una religión en China. En nombre de la sinización y de la sumisión, se llega incluso a desnaturalizar una religión, convirtiéndola en un simple instrumento de apoyo colateral al Partido”.
Información de Yang Xiangwen