En la provincia de Henán, las autoridades descubren otra forma de socavar la religión: sacar provecho de la codicia de los ciudadanos para transformarlos en aliados de la represión.
Las autoridades en la provincia china central de Henán están intensificando sus iniciativas tendientes a combatir las creencias religiosas, ofreciendo grandes sumas de dinero a modo de recompensa para los que demuelan templos, además de contratar personas para que destruyan estatuas de deidades.
En diciembre de 2018, medios de comunicación de China Continental publicaron un artículo titulado “¡Recompensa de 500 000 yuanes! ¿Qué hicieron estas dos aldeas en Weihui?”. El artículo describía una reunión organizada para promover “ejemplos morales”, utilizando el tema “Sentir la benevolencia del Partido, obedecer al Partido, seguir al Partido”. Durante la reunión, las aldeas de Renlitun y Tianyao recibieron cada una, una recompensa monetaria de 500 000 yuanes (aproximadamente 74 000 dólares).
¿Pero cuál fue la razón que las hizo merecedoras de una recompensa tan cuantiosa? El artículo no proporcionó una explicación clara, solo afirmó vagamente que estas dos aldeas «lograron resultados sobresalientes en lo que respecta al cambio de hábitos y costumbres prevalecientes».
¿Qué significa «lograr resultados sobresalientes en lo que respecta al cambio de hábitos y costumbres prevalecientes”? Algunos aldeanos del poblado de Tangzhuang se lo explicaron a Bitter Winter.
A fines de septiembre, el Gobierno del poblado de Tangzhuang, bajo la jurisdicción de la ciudad de Weihui, celebró una reunión con los delegados del Congreso Nacional Popular del poblado. El tema principal de la reunión fue la demolición de templos. Los líderes del Gobierno exigieron que se contabilizara la cantidad de templos existentes en cada aldea, y declararon que se otorgaría una recompensa de 500 000 yuanes a quienes tomaran la iniciativa de demolerlos. Si cada una de las aldeas llevara a cabo dicha tarea, todo el personal gubernamental del poblado sería recompensado.
Con la promesa de una futura recompensa, el secretario del Partido de la aldea de Renlitun convocó a los miembros del Partido de la aldea a una reunión urgente para planear la manera de llevar a cabo la demolición de templos.
La acción se llevó a cabo con rapidez y decididamente. Luego de la reunión, el propietario de un templo taoísta local recibió una notificación de demolición del templo. El secretario del Partido en la aldea le ordenó al propietario del templo que sacara todo lo que había en el mismo, pero el propietario se negó a hacerlo.
No obstante, nada pudo detener la tentación de recibir una recompensa de 500 000 yuanes. Dos días después, el secretario del Partido de la aldea utilizó un altavoz para transmitirles a viva voz un mensaje a todos los aldeanos: «A la persona que sea descubierta asistiendo nuevamente al templo para quemar incienso, se le revocará su subsidio de subsistencia mínimo o su pensión, y sus hijos no podrán asistir a la escuela. Si en el futuro el Estado ofreciera beneficios sociales, los mismos no podrían recibirlos».
Al mismo tiempo, el secretario del Partido en la aldea le dijo al propietario del templo a modo de advertencia: “si no saca las cosas del templo, se considerará que el mismo no tiene dueño”. Esa misma tarde, el secretario del Partido en la aldea llevó una excavadora para demoler el templo y organizó que más de diez personas montaran guardia en la parte exterior del mismo, evitando que alguien pudiera acercarse. Dos horas después, todo el edificio quedó convertido en un montón de escombros.
El 12 de diciembre, luego de que el templo fuera destruido, el Gobierno del poblado celebró una reunión en reconocimiento de los que habían llevado a cabo dicha labor. La aldea de Renlitun se convirtió en un ejemplo de «construcción de la civilización espiritual» y recibió una recompensa de 500 000 yuanes por haber demolido el templo.
El artículo citado anteriormente concluyó de la siguiente manera: «Se cree que esta selección y encomio ciertamente incentivarán a más ciudadanos de Tangzhuang a seguir el camino de los héroes, y a que sus labores habituales generen resultados extraordinarios».
No obstante, los aldeanos de la aldea de Renlitun no parecían considerar a los líderes de su aldea como héroes. El templo había sido construido gracias a las donaciones realizadas por los aldeanos locales. Luego de su demolición, estos expresaron su descontento.
«Ahora que el templo ha sido demolido, no existe ningún lugar donde podamos orar por bendiciones y paz», afirmó un aldeano de edad avanzada que se sentía sumamente descontento.
Lo que más preocupa a los aldeanos locales es que bajo la promesa realizada por las autoridades de otorgar recompensas sustanciales, los habitantes de cada aldea intenten «que sus labores habituales generen resultados extraordinarios». En ese caso, todos los templos locales correrían peligro de ser destruidos.
El enfoque adoptado por otro municipio de la provincia de Henán, el poblado de Shaogang, fue más modesto que el ejemplo de Weihui, pero los resultados fueron igual de efectivos.
El 31 de octubre, el alcalde de Shaogang se presentó en el templo taoísta local de Hongshan y le dijo a su dueño que el templo iba a ser demolido. El propietario discutió con el alcalde, diciéndole: “Este templo tiene cientos de años. Es un templo antiguo. El taoísmo y el budismo son religiones estatales. Si el templo fuera demolido, ¿no significaría que ya no existe una cultura tradicional?”. El alcalde enfatizó que la orden de demoler el templo provenía del Consejo de Estado y que nadie podía detenerla. El 2 de noviembre, el Gobierno clausuró el Templo de Hongshan.
Dos días después, los funcionarios locales ordenaron comenzar a repintar el templo, orden que se enfrentó con una fuerte oposición de los aldeanos. Durante el conflicto, miembros del personal gubernamental derribaron e inmovilizaron a una mujer de aproximadamente ochenta años, causándole severas lesiones. Una mujer embarazada fue empujada al suelo y tuvo que ser enviada al hospital para recibir tratamiento.
El 9 de noviembre, aproximadamente a las 9 de la noche, dos funcionarios del Gobierno del poblado y un oficial de policía llevaron a seis aldeanos al templo y les ordenaron que destruyeran la estatua de una deidad que medía más de tres metros de altura, dejando las piezas destrozadas esparcidas por todo el piso. Posteriormente, limpiaron los fragmentos rotos hasta no dejar ningún rastro. Según se informa, la policía local gastó 6000 yuanes (aproximadamente 890 dólares) para pagarles a los aldeanos para que destruyeran la estatua.
Según la fuente, mientras les pagaba a los aldeanos, la policía los amenazaba diciéndoles: “Hoy nos conocemos. De aquí en más haremos como si no nos conociéramos y cada uno seguirá su camino. Lo que sucedió esta noche no debe ser divulgado”.
Cuando el dueño del templo descubrió que faltaba la estatua, pensó que había sido robada, por lo que denunció el caso a la policía local. Los oficiales afirmaron que no podían hacerse cargo de tales asuntos y le dijeron al dueño del templo que se pusiera en contacto con el Gobierno del poblado.
El propietario del templo y los aldeanos locales sospechaban que el Gobierno estaba detrás de esto, pero no tenían pruebas. Todo lo que pudieron hacer fue sentirse furiosos sin poder decir nada.
«El Gobierno quizás demolió en secreto la estatua porque temía que la situación se agravara y que alguien muriera, siendo sumamente difícil descomprimir la situación», afirmó un aldeano local.
Poco después, en el templo se colgó un letrero que decía «Centro de actividades culturales para personas de la tercera edad de la aldea de Sanzhuang». De esta manera, una reliquia cultural que poseía una antigüedad de cientos de años desapareció sin dejar rastro.
El muro exterior del Templo de Hongshan ha sido pintado de blanco. En el mismo hay un cartel que dice «Centro de actividades para personas de la tercera edad».
«Estos funcionarios no hacen las cosas que se supone que deben hacer. Todo lo que hacen es intimidar a la gente común como nosotros, convirtiendo nuestro templo, y no permitiéndonos practicar nuestra fe», afirmó indignado un aldeano de edad avanzada. Este añadió: “Cuando se construyó el templo, no se utilizó ni un solo centavo del dinero del Estado. Tan pronto cuando el Gobierno dijo que sería demolido, lo demolieron. ¿Por qué no escucharon las opiniones del pueblo? ¿Cuándo se acabará esto?”.
Información de Wang Yichi