Cristianos son obligados a usar un dispositivo de rastreo para poder ser vigilados por funcionarios gubernamentales las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y son restringidos a áreas designadas de las que no se les permite salir.
Primero, Liu Xinhui, en la provincia costera suroriental de Fujian, fue arrestada y condenada a tres años de prisión, con una suspensión temporal de cuatro años. Luego, fue obligada a usar un brazalete electrónico para poder ser vigilada en todo momento.
Todo debido a que tuvo la temeridad de conservar sus creencias cristianas como miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso, o IDT.
Al comienzo de su período de libertad condicional, a Liu Xinhui se le exigió llevar consigo su teléfono móvil, el cual era constantemente monitoreado por las autoridades. A partir de octubre de 2018, se le entregó un nuevo tipo de brazalete electrónico que debía usar durante el resto de su período de libertad condicional.
El brazalete electrónico, según Liu Xinhui, luce como un reloj «inteligente» y está compuesto por una pantalla cuadrada y una correa de reloj, además está equipado con un micrófono y una cámara en miniatura. Mediante el mismo se pueden realizar y recibir llamadas telefónicas.
Fuentes de la industria afirman que el dispositivo de monitoreo puede localizar con precisión a quien lo use, rastreando y monitoreando la ubicación, los movimientos y el estado de sueño del que lo lleve.
Básicamente es como estar encarcelado en el propio hogar: los que lo usan no solo son vigilados de manera constante, sino que también se los restringe a las áreas designadas de las que no se les permite salir. Si no acatan las reglas, son enviados a prisión o incluso se les aumenta la condena.
En una oportunidad Liu Xinhui solicitó que se le eximiera de la obligación de usar el brazalete electrónico.
«Eso está fuera de discusión. Esta orden proviene de nuestros superiores. Los únicos eximidos de usarlo son las personas que padecen enfermedades cardíacas», afirmó un funcionario judicial. El funcionario también le advirtió que debía usarlo las 24 horas del día y que no debía quitárselo, ni siquiera cuando se bañara o durmiera. En caso de que se dañara, debería pagar más de 2000 yuanes (aproximadamente 295 dólares) a modo de compensación. También hizo hincapié en que el brazalete puede detectar el ritmo cardíaco del que lo usa y, si la persona en cuestión se lo quita, el dispositivo de monitoreo inmediatamente emite una señal de alerta.
“Luego de usar el brazalete, mi corazón se siente acelerado y me siento sofocada. Me falta la respiración y me cuesta conciliar el sueño», afirmó Liu Xinhui.
El teléfono móvil de Liu Xinhui también sigue siendo monitoreado. Se le exige mantenerlo encendido las 24 horas del día y estar disponible en todo momento. Liu también debe presentarse en la oficina judicial dos veces por semana, donde es obligada a copiar leyes y reglamentos a mano. Cada mes, debe asistir a una clase de estudios políticos y realizar 10 horas de trabajo comunitario.
Como resultado de la constante vigilancia policial a la que se ve sometida, Liu Xinhui no se comunica con otros miembros de su Iglesia, lo cual la obliga a orar y a creer en Dios en soledad, sin la compañía de la comunidad ni de otros fieles.
Ella no se encuentra sola en este tipo de persecución y aislamiento.
Zhong Xia, miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso, procedente de la provincia sureña de Guangdong, también se ve obligada a usar un brazalete electrónico y es vigilada de manera constante.
En el año 2015, fue arrestada a causa de sus creencias y permaneció detenida durante casi un año, luego de lo cual fue condenada por un tribunal a un año y medio de prisión, con un período de libertad condicional de tres años, por «utilizar una organización xie jiao para socavar la aplicación de la ley».
Mientras cumplía su período de libertad condicional, funcionarios designados para tal fin le entregaron un teléfono móvil especialmente equipado con un software de posicionamiento que les permitía monitorear dónde se encontraba. También fue obligada a presentarse a diario en la oficina judicial y a enviarles una foto de sí misma tomada con el teléfono móvil que le había entregado el Gobierno.
En noviembre de 2017, luego de pasar esta prueba de contacto, los funcionarios le entregaron un brazalete electrónico que debía usar las 24 horas del día. También le prohibieron salir del radio permitido por el dispositivo de seguimiento. Zhong Xia también tuvo que firmar una declaración en la que prometía mantener el brazalete en buen estado, apagarlo solo para poder cargarlo durante un máximo de dos horas, y si algo malo le sucedía al mismo, informar el hecho a la Agencia de Justicia dentro de un plazo de 12 horas.
A Zhong Xia también se le exigió presentarse personalmente en la oficina judicial una vez por semana y asistir a una clase de educación ideológica una vez al mes. Ella no tenía permitido creer en Dios ni abandonar la ciudad, de lo contrario, su libertad condicional sería revocada y sería enviada a prisión.
Zhong Xia perdió todo tipo de libertad y, durante más de tres años, no se ha puesto en contacto con otros miembros de la Iglesia.
Durante su período de libertad condicional, Zhou Fengzhen, procedente de la provincia de Zhejiang, también fue incluida en los objetivos de vigilancia mediante el uso de brazaletes electrónicos. En marzo de 2018, Zhou Fengzhen fue sentenciada por un tribunal a tres años de prisión, condena que fue suspendida por cinco años, bajo la sospecha de «organizar y utilizar una organización xie jiao para socavar la aplicación de la ley».
Durante su período de libertad condicional, Zhou Fengzhen, al igual que Liu Xinhui y Zhong Xia, es constantemente vigilada. La oficina judicial le advirtió que no puede ponerse en contacto con creyentes de la Iglesia de Dios Todopoderoso, su Iglesia, y si se descubre que lo está haciendo, su libertad condicional será revocada y será encarcelada.
(Todos los nombres son pseudónimos.)
Información de An Xin