Simplemente a causa de su fe, los creyentes están perdiendo sus libertades y sus familias.
por Li Ping
Bei Shuqi, miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), fue arrestada en el año 2017 en la ciudad de Daqing, en la provincia china nororiental de Heilongjiang, solo por creer en Dios.
Luego de haber permanecido detenida de manera ilegal por más de un año, finalmente fue sentenciada a dos años y diez meses en una prisión de Heilongjiang. Su familia no fue informada sobre el arresto, los procedimientos judiciales, o la sentencia posterior. Cuando la madre de Bei Shuqi finalmente se enteró del lugar dónde estaba detenida su hija, realizó tres viajes desde su hogar emplazado en la provincia nororiental de Liaoning para poder verla, pero no se le permitió hacerlo.
A principios de 2019, la madre de Bei finalmente recibió una notificación de visita. En la prisión, a través del frío cristal, pudo ver el pálido e hinchado rostro de su hija. «Mamá, no te preocupes por mí. Podré regresar a casa en el año 2020”, dijo la hija para consolar a su madre. La madre de Bei lloraba desconsoladamente sin poder emitir palabra alguna y luego de solo cinco minutos, un guardia de la prisión detuvo de manera despiadada su reunión.
“Mi hija fue arrestada hace más de un año. Desde entonces me he sentido preocupada por ella, pero solo me permitieron verla durante cinco minutos», afirmó la madre de Bei Shuqi, desbordada por la emoción. “Espero que mi hija pueda salir de la cárcel antes. Cada vez que solicitaba permiso para visitarla, rechazaban mi solicitud. Me preocupa que la maten a golpes. De otro modo, ¿por qué nunca me dejan verla?”.
Los temores de la madre de Bei están justificados.
En China, la Iglesia de Dios Todopoderoso se está convirtiendo en el movimiento religioso más perseguido. Luego de ser arrestados, los creyentes de la IDT a menudo son sometidos a torturas y a crueles tratos. De acuerdo con información proporcionada por la IDT, en el año 2018, al menos 19 de sus miembros fueron ejecutados extrajudicialmente o perseguidos hasta la muerte.
Otra madre pasó por una experiencia similar a la de la familia de Bei Shuqi. En enero de 2019, ella y su familia viajaron apresuradamente desde Liaoning hasta una prisión emplazada en Heilongjiang para visitar a su hijo, Ban Siming.
“Durante la segunda mitad de 2017, mi hijo fue arrestado por creer en Dios Todopoderoso. Recién me notificaron que había sido condenado luego de haber estado detenido por más de un año», afirmó la madre de Ban.
Esta era la primera vez que visitaba a su hijo, pero luego de viajar por caminos llenos de baches a lo largo de dos provincias, le dijeron que tenía prohibido visitar a Ban Siming porque el mismo no había firmado las denominadas «cuatro declaraciones» —arrepentimiento, ruptura, garantía y crítica— lo que en última instancia significa traicionar y abandonar la propia fe.
La madre de Ban les rogó a los guardias de la prisión que le permitieran ver a su hijo. «Se lo pedí a innumerables miembros del personal, pero en cuanto escuchaban el nombre de mi hijo, todos me rechazaban con frialdad y me decían que no podría verlo si no firmaba las cuatro declaraciones. Los familiares de otros prisioneros eran elegibles para realizar visitas. Al ver que otras personas podían ingresar sin problemas, me sentí ansiosa y triste. No nos dejaron reunirnos solo porque mi hijo no niega su fe».
En comparación con la madre de Ban, la experiencia de la familia de Zhang Lin ha sido aún peor. Zhang Lin fue arrestado en Heilongjiang durante la segunda mitad de 2017. Luego de que la hermana de Zhang Lin se enterara de esto, intentó averiguar su paradero y llevarle algo de ropa, pero su solicitud fue denegada. La familia todavía no sabe si aún permanece detenido.
Al prohibir que las familias visiten a sus parientes detenidos, el PCCh está violando las leyes, así como también los derechos de estas personas. Por otro lado, al PCCh le gusta tratar a aquellos que han sido condenados por su fe como criminales vulgares.
(Todos los nombres en este artículo son seudónimos.)