Aparentemente, no hay suficientes policías como para vigilar a la religión en todo momento y en todo lugar. Por lo tanto, China utiliza a ancianas, a empleados públicos, o a personas desempleadas para que espíen a sus vecinos.
En Heilongjiang, la provincia situada en la región más al norte de China, las autoridades han movilizado a las masas para que vigilen a las personas religiosas e informen sus hallazgos al Gobierno.
Qin Liang (seudónimo) es un empleado público de la ciudad de Yichun, en la provincia de Heilongjiang. Él afirma que la Brigada de Seguridad Nacional de la ciudad de Yichun ha estado monitoreando y controlando a todas las personas religiosas y a los activistas de derechos humanos que se encuentran bajo de su jurisdicción desde octubre de 2018. Los miembros de la brigada informan sus hallazgos a las estaciones de policía locales y luego la policía comunitaria asume la vigilancia a largo plazo de estos individuos.
La policía comunitaria es la rama de la fuerza encargada de vigilar comunidades locales específicas, en lugar de investigar delitos convencionales. No obstante, la misma no cuenta con el personal necesario como para llevar a cabo una estrecha vigilancia de todas las amenazas percibidas.
Como consecuencia de ello, las autoridades han recurrido cada vez más a las denominadas organizaciones de «defensa civil». También conocidas como redes de defensa civil, estos organismos están compuestos por personas normales que se alistan para espiar a sus vecinos. Los civiles locales ociosos, desempleados, o retirados son reclutados para monitorear a «individuos bajo vigilancia» y a «individuos sospechosos».
Como todos saben, a estos ciudadanos espías a menudo se los llama “equipos de detectives de pies pequeños”. El nombre se originó en la década de 1960 y fue utilizado para referirse a ancianas que eran reclutadas para llevar a cabo una tarea de vigilancia de vecinos similar. Ya que tradicionalmente en China a las niñas se les vendaban los pies para evitar que crecieran, las ancianas que eran reclutadas tenían los pies pequeños. Dado que se movilizaban a nivel de subdistritos, a veces también se las denominaba «tías subdistritales».
El Sr. Qin describió cómo los «pies pequeños» y los civiles ociosos eran puestos a trabajar. Primero, tenían que pasar por un entrenamiento formal para aprender a observar y rastrear a personas «sospechosas». Se les instruía para que “siempre estuvieran deambulando y patrullando dentro de sus territorios, y vigilando todos los movimientos de las personas religiosas. Los mismos debían tomar fotos de los creyentes si estos se dirigían regularmente al mismo lugar, o si descubrían un sitio de congregación. Debían verificar las identidades de los individuos y buscar información sobre ellos y sus creencias. Y además, debían denunciar inmediatamente a cualquier activista de derechos humanos que abandonara su hogar para presentar una petición ante el Gobierno».
La iniciativa tendiente a investigar y vigilar a todos los creyentes se está llevando a cabo en toda la provincia. El 21 de noviembre, un condado en la ciudad de Qiqihar celebró una reunión para hablar sobre cómo implementar las políticas de represión contra la religión ordenadas por altos funcionarios provinciales. Tal y como explicaron los líderes del condado, “para cooperar con el trabajo de los grupos de investigación secreta, la provincia está exigiendo que cada región implemente medidas de represión contra la religión utilizando todos los recursos disponibles. Debemos realizar una nueva investigación estadística de nuestra región para estar completamente seguros de quiénes son los creyentes y dónde se reúnen. La provincia llevará a cabo consultas secretas en aldeas a intervalos aleatorios. En cuanto a los individuos religiosos que trabajan fuera de su ciudad natal, [asignaremos] personal para rastrearlos, o transferiremos la tarea de rastreo a las unidades judiciales locales».
Estas medidas de vigilancia y documentación estadística son denominadas «autoexamen, autorrectificación, investigación y medidas de represión severas».
Un empleado del Gobierno local a cargo de los asuntos religiosos reveló que oficiales de policía vestidos de civil están instalados en todos los sitios de congregación pertenecientes a la Iglesia de las Tres Autonomías situados dentro de su jurisdicción, utilizando el pretexto de que creen en Dios. Todo el contenido de los sermones de los predicadores y los temas de conversación de los miembros de la Iglesia son registrados. Si los oficiales descubren alguna idea o discurso incompatible con las políticas estatales, las autoridades enviarán a la policía para que intervenga directamente y efectúe arrestos.
En el mes de noviembre, en otro poblado de Heilongjiang, bajo la jurisdicción de la ciudad de Heihe, funcionarios pusieron en marcha una campaña antirreligiosa. El alcalde movilizó a aproximadamente 100 empleados públicos pertenecientes a varios departamentos del poblado, quienes colocaron pancartas en las calles proclamando una represión contra la religión y pegaron carteles en las paredes de las oficinas del comité de la aldea y en el interior de las casas de los aldeanos.
Las autoridades están utilizando carteles y pancartas para incitar a los aldeanos a denunciar a personas religiosas que pertenezcan a grupos religiosos tales como Falun Gong, la Iglesia de Dios Todopoderoso, y los “Gritones” (Shouters), que están catalogados como xie jiao (enseñanzas heterodoxas), y por lo tanto, son ilegales en China.
El jefe del poblado declaró: “Cada aldea auditará a todas las personas religiosas. Si descubren a algún extraño o a misioneros que estén de visita, deberán informarlo de inmediato a las personas a cargo. Los hogares religiosos y los sitios de congregación no tienen permitido exhibir ningún símbolo ni imagen religiosa».
No obstante, no todos los empleados públicos desean formar parte de la campaña antirreligiosa. Algunos funcionarios de la aldea expresaron su desaprobación. «Al Partido no le importa si estas personas no tienen alimentos para comer, y no les están brindando prestaciones sociales a quienes se supone que deben obtenerlas», afirmó un funcionario de la aldea con resentimiento. «Priorizan cosas inútiles y si no implementamos [estas medidas], seremos multados y disciplinados».
Información de Zhou Hua