En China, los empleadores están exigiendo que los trabajadores firmen compromisos de «no tener fe», o de lo contrario, corren riesgo de perder sus empleos y sus medios de subsistencia.
por Shen Xinran
La extensa represión religiosa llevada a cabo por el Gobierno chino está colocando a los creyentes en una difícil situación, haciéndoles perder sus empleos si no abandonan su fe. Además, los despidos de cristianos de sus lugares de trabajo suceden de manera intransigente y veloz, ya que muchos de ellos se niegan a abandonar sus creencias, tal y como lo exige el Gobierno chino.
El 31 de enero de 2019, Pan Fei, un cristiano perteneciente a la Iglesia del Pacto de la Lluvia Temprana emplazada en la ciudad de Chengdu, en la provincia suroccidental de Sichuan, fue despedido por su empleador, el Supermercado Yonghui de Chengdu, porque continuaba asistiendo a la iglesia.
En septiembre de 2018, un cristiano perteneciente a la Iglesia de Sion emplazada en Pekín fue despedido de la empresa en la cual trabajaba a causa de sus creencias religiosas. Según un miembro del personal de la empresa, la policía presionó a la administración, exigiéndole que despidiera al creyente y eliminara su nombre de la lista de la plantilla de la empresa para que no se penalizara el desempeño de la misma por tener la información del cristiano en sus libros contables.
Según un infiltrado en la Agencia de Seguridad Pública Municipal de Pekín, este cristiano solo había asistido a reuniones de la Iglesia durante nueve meses, lo que lo convertía en un nuevo creyente. Y, sin embargo, la Agencia de Seguridad Pública local ya lo consideraba una «figura religiosa» y había dejado constancia de su identidad.
Otros creyentes pertenecientes a la Iglesia de Sion de Pekín también padecieron amenazas similares: abandonar su fe o perder su trabajo.
Tanto la Iglesia del Pacto de la Lluvia Temprana como la Iglesia de Sion emplazada en Pekín son importantes Iglesias domésticas protestantes que han sido severamente perseguidas y finalmente fueron clausuradas.
El cristiano Lu Ming, seudónimo, es un oficial militar que, a principios del año 2017, debido a sus creencias religiosas, fue transferido para que realizara tareas civiles —una opción generalmente reservada para oficiales intermedios y superiores— a pesar de que no cumplía con las condiciones requeridas para tal transferencia.
Unos meses después, Lu Ming fue enviado a trabajar a un tribunal popular. En febrero de 2018, tras la implementación del nuevo Reglamento sobre Asuntos Religiosos, los empleadores comenzaron a exigirles a los trabajadores que firmaran un «compromiso de no tener fe», lo cual Lu Ming se negó a hacer. El jefe del departamento de personal fue a hablar con él tres veces seguidas y le exigió que abandonara su fe. Pero Lu Ming se negó a hacerlo, afirmando: «No lo firmaré, aunque eso signifique perder mi trabajo».
En marzo de 2018, el Equipo Central de Inspección Religiosa se dirigió al tribunal para realizar inspecciones. Como el tribunal temía verse involucrado en problemas relacionados con la religión, decidió devolverle al ejército el archivo personal de Lu Ming. El mismo intentó hacer que lo transfirieran a otros puestos de la carrera, pero fue rechazado por varios empleadores porque su historial indicaba que no había firmado el «compromiso de no tener fe».
Por consiguiente, en el mes de noviembre, el ejército le dijo a Lu Ming que no tenía más posibilidades de hallar empleo y que tenía que ser desmovilizado, lo que significaba que el Estado no podía, o no quería, hallarle trabajo.