Clausuradas por «no poseer un certificado de registro para lugar de actividad religiosa», los cristianos pertenecientes a Iglesias domésticas intentan alquilar espacios, pero aún así siguen siendo reprimidos.
Expulsados de sus iglesias domésticas, los cristianos chinos se están volviendo bastante innovadores e intentan alquilar casas en lugar de ser propietarios de las mismas. Desafortunadamente, el Partido Comunista Chino (PCCh) está al tanto de esta táctica y no solo los está expulsando de dichos lugares, sino que también está amenazando a los arrendadores de los edificios.
En la mañana del 14 de diciembre de 2018, los fieles de una Iglesia doméstica emplazada en la ciudad de Huangshi, en la provincia china central de Hubei, estaban celebrando una reunión en un dúplex alquilado cuando dos miembros del personal comunitario irrumpieron en el lugar, afirmaron que el lugar de la reunión no poseía un certificado de registro de lugar religioso, en violación a la ley, y les ordenaron mudarse.
El director de la Iglesia explicó que la Iglesia se encontraba en el proceso de solicitar un certificado de registro, que ya había pagado varios miles de RMB en concepto de alquiler, y trató de explicar que mudarse les provocaría una gran pérdida.
A los miembros del personal comunitario no les importó.
«Eso es asunto suyo», dijo uno de ellos antes de ordenarles que dejaran de celebrar reuniones allí bajo el pretexto de que estaban molestando a otras personas. En realidad, las únicas personas que se molestaron fueron los cristianos: los mismos habían sido continuamente acosados por las autoridades desde el pasado mes de agosto. El lugar de reunión de la Iglesia, originalmente había sido un centro de actividades para empleados. Así que, el 28 de agosto, el director de la Iglesia recibió una llamada telefónica del administrador del centro de actividades, diciendo que el contrato de arrendamiento del lugar estaba siendo revocado por orden del secretario de la comunidad.
Posteriormente, el director de la Iglesia se vio obligado a convertir un simple almacén en el nuevo lugar de reunión de la Iglesia. Después de eso, el mismo fue trasladado a un estrecho pasaje fuera de la casa de un creyente, pero debido a que continuamente goteaba agua de los balcones, los cristianos debieron mudarse nuevamente, esta vez rentando un dúplex en otro edificio. A los creyentes les encantaba este lugar, así que hicieron todo lo posible por no llamar la atención.
Pero todo fue en vano.
El lugar de reunión fue clausurado y los miembros de la Iglesia no tuvieron más remedio que salir a buscar otro, solo para que la vieja rutina se repita una vez más.
«El lugar de reunión que encontramos es relativamente lejano, por lo que [la cuestión de] perturbar a las personas no existe. Además, firmé un contrato con el arrendador. ¿Por qué nos está obstruyendo y dejándonos sin un lugar a dónde ir?», les preguntó el director de la Iglesia a los funcionarios gubernamentales.
Su única respuesta fue que se trataba de «una orden procedente de un nivel superior del Gobierno, y tenemos que ejecutarla».
Con el lugar de reunión en el dúplex clausurado y el nuevo lugar de reunión recientemente alquilado enfrentando una obstrucción gubernamental, el director de la Iglesia tuvo que seguir buscando un lugar para poder celebrar reuniones.
«El Gobierno me ha colocado en una lista negra», dijo el director de la Iglesia.
Un fiel de la Iglesia agregó: “Al mismo tiempo que nos exige que obtengamos un permiso, el Gobierno sigue demorando la aprobación del mismo. De hecho, nos están obstaculizando intencionalmente. Cuando personal gubernamental viene a hacer inspecciones, los mismos dicen: ‘Sus medidas de control de incendios son ineficientes’ o ‘Están molestando a la gente’. Cuando hallamos un edificio adecuado, le prohíben al propietario que nos lo alquile. En resumen, nunca nos permitirán celebrar reuniones».
Esa es otra novedad: en la actualidad, el PCCh controla estrictamente a los propietarios y les prohíbe alquilarles apartamentos o casas a los cristianos.
La Sra. Yang, una cristiana que vive en la ciudad de Yichun en la provincia china suroriental de Jiangxi, le reveló a Bitter Winter que, a fines de noviembre de 2018, cuando firmó un contrato de alquiler con su arrendador, descubrió una disposición en el contrato que decía: «Se prohíbe participar en actividades impropias/ilegales o supersticiosas en el apartamento”. Cuando la Sra. Yang preguntó a qué se referían cuando hablaban de “actividades supersticiosas”, el arrendador dijo que el apartamento no podía ser alquilado a nadie que creyera en Dios o en Buda. Si se llegara a descubrir una persona con esas características, la misma sería inmediatamente desalojada, su depósito no sería reembolsado y debería asumir toda la responsabilidad.
Los cristianos no son los únicos que deben soportar la peor parte de la represión.
El 19 de julio de 2018, la policía de la ciudad de Sanming, en la provincia china suroriental de Fujian, arrestó a un cristiano en una propiedad rentada y posteriormente llevó al arrendador de esta hasta la estación de policía local para interrogarlo también. Cuando los oficiales le mostraron al arrendador una foto del cristiano para que llevara a cabo la identificación, el mismo negó saber quién era la persona. Luego de ello fue instruido sobre cómo alquilar apartamentos a cristianos es considerado ilegal y sancionado con multas de decenas de miles de yuanes.
Informado por Cai Congxin