Luego de una extensa resistencia, una ofensiva final ha terminado con 25 años de historia de una de las congregaciones de una Iglesia doméstica más grandes de China.
por Massimo Introvigne
El 23 de marzo de 2019, la policía del Partido Comunista Chino (PCCh) decidió clausurar y suprimir la Iglesia de Shouwang de Pekín (守望教会), la cual una vez fue la Iglesia doméstica más grande de la capital de China. Uno tras otro, los devotos están siendo interrogados por la policía y amenazados con tener que afrontar graves consecuencias si no se comprometen a cesar por completo cualquier tipo de actividad religiosa.
Es el fin de una era. La Iglesia de Shouwang, cuyo nombre proviene de un verbo chino que significa «mirar», fue fundada en el año 1993 y creció hasta convertirse en el epítome de las nuevas «mega-Iglesias» de China, es decir, Iglesias urbanas con miles de miembros. El hecho de que, aunque no estuviera registrada, haya sido tolerada, se citó durante años como evidencia de que, a diferencia de los grupos prohibidos al ser catalogados como xie jiao, las Iglesias domésticas podían sobrevivir si contaban con miembros ricos con buenas conexiones políticas, no criticaban al Gobierno y les informaban regularmente sus actividades a las autoridades. De hecho, hasta el año 2011, Shouwang se reunía dos veces por semana y operaba cuarenta grupos de estudio bíblico. Según el académico estadounidense Carsten Vala, la misma se convirtió en la «mega-Iglesia» urbana más grande y más conocida de todo el país. Tenía «liderazgo a tiempo completo, asistentes sumamente cultos, e instalaciones alquiladas».
Se le atribuye al pastor Jin Tianming el haber fundado Shouwang, a pesar de que Vala cree que, de hecho, nació de la unión de diferentes grupos preexistentes, y recién en el año 2003 Jin emergió como el líder indiscutible de la Iglesia.
En el año 2004, Shouwang fue allanada por la policía, momento en el cual a Jin le exigieron unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías. El mismo se negó a hacerlo, y en el año 2005 interpretó el nuevo reglamento en el sentido de que Shouwang podría estar registrada incluso sin tener que unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías. Shouwang contaba con varios abogados entre sus miembros, pero se le dijo que su interpretación de la ley había sido incorrecta, y que unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías seguía siendo obligatorio.
Las autoridades volvieron a allanar Shouwang en el año 2005, pero la Iglesia siguió funcionando. Con la aproximación de los Juegos Olímpicos de Pekín, Shouwang recibió una notificación en la que se le exigía que dejara de celebrar reuniones. La Iglesia ignoró la notificación. El PCCh comenzó a presionar al arrendador que les alquilaba los locales donde Shouwang celebraba las reuniones para que rescindiera el contrato de arrendamiento, pero la Iglesia había pagado el alquiler por adelantado hasta diciembre de 2009 y el propietario del lugar no quería perder su dinero. Finalmente, en octubre de 2009, cuando el arrendador estaba a punto de desalojarlos, los presbíteros de Shouwang anunciaron que, el 1 de noviembre comenzarían a realizar servicios al aire libre en el parque Haidian de Pekín. Ese día, la policía cerró las puertas del parque, pero los devotos celebraron su servicio en la acera, fuera del mismo. El hecho de que la nieve comenzara a caer fue interpretado como un signo de protección divina.
Desde noviembre de 2009, continuaron casi diez años de juegos de gato y ratón entre Shouwang y la policía. Las reuniones al aire libre eran interrumpidas por la policía con altavoces, y las mismas se trasladaban de un lugar a otro. En el año 2011, la policía comenzó a impedir que varios miembros de la Iglesia de Shouwang salieran de sus hogares los domingos. Otros fueron arrestados. Algunos escaparon al extranjero.
A pesar de todo esto, increíblemente, Shouwang continuó con sus actividades. Vala ha explicado esta resistencia por el hecho de que su caso fue dado a conocer a nivel nacional —docenas de Iglesias domésticas firmaron llamamientos a favor de Shouwang, lo cual tampoco tenía precedentes— e internacionalmente. El PCCh temía la publicidad adversa que podrían haber generado los intentos de clausura de la Iglesia, la cual también tenía buenas relaciones con algunos periodistas extranjeros radicados en Pekín.
No obstante, la persecución fue reduciendo lentamente el número de sus miembros. Quedaban menos de 100 cuando, en marzo de 2019, el PCCh decidió que era momento de hallar una solución definitiva. La policía impidió que se llevara a cabo la última reunión a puertas abiertas de Shouwang, llevó a aproximadamente 30 miembros hasta una escuela cercana para interrogarlos, y les informó que Shouwang ya no existía.
Una gloriosa historia de resistencia a la presión y a la persecución terminó así, confirmando que ya no hay espacio para las «mega-Iglesias» no registradas en China, y que lo que había sido descrito como tolerancia fue algo meramente temporal.