La represión de las autoridades chinas contra lugares y símbolos budistas se está intensificando, y ni siquiera escapan de tal destino los sitios históricos y culturales protegidos.
Shen Xinran
En la guerra china contra las creencias religiosas, que cada vez recuerda más a la Revolución Cultural, incluso el budismo y el taoísmo, las religiones tradicionales del país, no están a salvo de la persecución. Numerosos templos han sido clausurados o destruidos, y se han demolido por la fuerza estatuas religiosas, en ocasiones utilizando explosivos. Bitter Winter continúa recibiendo impactantes informes que indican que la campaña represiva contra el budismo se está intensificando.
Clasificada como un área escénica nacional de nivel 4A, el Área Escénica de la Isla de Bodhi, también conocida como «Reino Budista en el Mar», está ubicada en la bahía de Bohai, al sureste de la ciudad de Tangshan, en la provincia china norteña de Hebei. Ya en febrero de 2001, el área fue designada como un sitio histórico y cultural protegido por la provincia de Hebei.
El 15 de febrero de este año, las autoridades sellaron varios edificios emplazados en la isla de Bodhi, entre los que se incluían los templos de Chaoyin y de Chaoyang, alegando que los fondos del Gobierno no pueden ser utilizados para la construcción de lugares budistas. Las autoridades también les ordenaron a los monjes de los dos templos que abandonaran los mismos en el plazo de una semana.
Desde que los monjes se vieron obligados a abandonar los templos, desaparecieron los sonidos de las campanas de la mañana y de la tarde, así como también el canto de los sutras budistas que solían resonar diariamente desde los templos.
El mismo mes también fue sellado un templo budista emplazado en el distrito de Yicheng de la ciudad de Zaozhuang, en la provincia oriental de Shandong, el cual había sido construido a un costo de más de 10 millones de yuanes (aproximadamente 1 492 600 dólares). La Agencia de Asuntos Religiosos local publicó notificaciones de clausura por todo el templo, y luego les ordenó a los trabajadores que construyeran un muro, sellando la entrada del templo para evitar que los creyentes quemaran incienso. A los oficiales de policía se les ordenó patrullar e inspeccionar el templo regularmente.
Mientras tanto, las autoridades del municipio de Datianzhuang, en el condado de Feixian, de la provincia de Shandong, reutilizaron por la fuerza el Templo de Kwan Yin para convertirlo en la «Academia de Pintura y Caligrafía Yuhuangtai», alegando que no está permitida la construcción privada de templos.
Una estatua de Kwan Yin de ocho metros de altura, situada al aire libre en el patio del templo, estaba completamente cubierta con losas de mármol. Todas las demás estatuas que se hallaban en el interior del templo estaban cubiertas con tubos de acero y madera contrachapada, y las autoridades prohibieron el ingreso de personas al mismo para practicar su fe y hacer ofrendas.
La Agencia de Asuntos Religiosos clausuró un templo emplazado en la aldea de Beigongzhuang, bajo la jurisdicción del poblado de Feicheng, en el condado de Feixian, y destrozó un gran quemador de incienso que estaba situado en la entrada del mismo.
El Templo Budista de Doushuai, emplazado en el condado de Xiushui, bajo la jurisdicción de la ciudad de Jiujiang, en la provincia china central de Jiangxi, también fue objeto de una represión igualmente severa. En noviembre de 2018, funcionarios del Gobierno local del poblado le ordenaron al propietario del templo desmantelar una estatua de Kwan Yin de bronce de 18 metros de altura situada en el exterior del mismo por haber sido construida sin la aprobación del Gobierno.
«Si no desmantelamos la estatua de Kwan Yin nosotros mismos, el Gobierno la derribará y destruirá, y todo el templo también sería demolido», afirmó uno de los monjes del templo.
Para evitar que el templo fuera demolido, el propietario del mismo contrató personas para desmantelar la estatua de bronce de Kwan Yin, cuya construcción había costado más de un millón de yuanes (aproximadamente 149 260 dólares).
“Tenemos a Buda en nuestros corazones. Buda es lo más importante, pero el Gobierno quiere que sigamos al Partido, de lo contrario, nos meteremos en problemas», afirmó un creyente.
“Bajo el régimen del Partido Comunista Chino (PCCh), no existe ninguna ley de la que hablar, los que están en el poder dictan la ley. Si intentas razonar con ellos, te etiquetarán como «contrarrevolucionario» y te dejarán morir para que nunca más puedas abrir la boca. Incluso si cuentas con un permiso para tu templo, encontrarán otras excusas para derribarlo. La gente común no tiene adónde ir a razonar”, afirmó un anciano monje local.