El caso de Kaisha Akan es una victoria para la libertad y para aquellos que apoyan el caso de los solicitantes de asilo que escapan a la detención en los campamentos de Sinkiang.
por Massimo Introvigne
Bitter Winter reporta a menudo acerca de ciudadanos chinos de la etnia kazaja que practican su religión musulmana en Sinkiang. Su situación no es distinta a la de los uigures. Miles de ellos están detenidos en los temidos campamentos de transformación por medio de educación.
También informamos sobre la situación de quienes logran escapar a Kazajistán y buscan asilo ahí. La presión china a menudo hace que su situación se torne difícil, a pesar de los esfuerzos de los valerosos abogados kazajos, como Ayman Umarova y Lyazzat Akhatova. El caso más famoso fue el de una joven madre, Sayragul Sauytbay, cuya deportación a China fue detenida gracias a los esfuerzos de Umarova. No obstante, Sauytbay no se sintió segura en Kazajistán y finalmente se mudó a Suecia.
Recientemente mencionamos el caso de dos jóvenes, Kaster Musakhan y Murager Alimuly, detenidos en Kazajistán por cruzar ilegalmente la frontera y que corren el riesgo de ser deportados de vuelta a China. Su caso fue reportado por varios medios internacionales y varios miembros del Parlamento lituano y europeo escribieron una carta en su favor a las autoridades kazajas después de una conferencia en Vilna, donde Bitter Winter y otros denunciaron su situación.
La presión internacional no puede equilibrar la presión de China, un socio económico y político clave de Kazajistán; sin embargo, puede lograr algunos resultados. El 23 de diciembre, la juez Elmira Asubaeva de la corte de Zharkent, un poblado en la parte sureste de Kazajistán, emitió una condena de prisión suspendida de 6 meses a una mujer de etnia kazaja, Kaisha Akan, que también había cruzado ilegalmente la frontera desde China, y le permitió permanecer en Kazajistán.
Un elemento que tuvo peso sobre la decisión es que el esposo de Akan es un kazajo nacional. Por otra parte, Akan no ha escapado a un campamento de transformación por medio de educación. Escapó de China cuando recibió información creíble de que pronto sería detenida en un campamento. Así pues, la decisión de Zharkent apoya la posición defendida por Bitter Winter de que no solo a aquellos que pasan tiempo en prisión o en campamentos de detención en China debería otorgárseles asilo, sino también a aquellos que tienen la enorme suerte de escapar antes de ser detenidos.
La situación de los refugiados procedentes de China sigue siendo difícil en Kazajistán, pero la decisión sobre Kaisha Akan trae un rayo de esperanza. Las organizaciones internacionales, los políticos y las ONG deben continuar monitoreando de cerca la actitud de las autoridades kazajas hacia los solicitantes de asilo provenientes de Sinkiang. Los esfuerzos internacionales están dando resultados.