La situación de los derechos humanos está empeorando rápidamente en Sinkiang, donde las personas locales temen defenderse por miedo a las represalias de las autoridades.
por Li Zaili
Según un testigo, el 4 de septiembre, un agricultor de verduras local llamado Liu Ming (pseudónimo) y su esposa estaban desplazándose con una gran carreta de verduras por el mercado de verduras mayorista de Urumqi, cuando cinco policías locales arribaron al mismo y exigieron que todos los agricultores entregaran su identificación para ser inspeccionada. El Sr. Liu Ming murmuró para sí mismo: «¡Más tonterías de la policía!». Los oficiales lo esposaron inmediatamente y lo arrestaron acusándolo de «contradecir a un oficial de policía».
La esposa de Liu Ming suplicó indulgencia a la policía, pero también fue arrestada por «encubrir un crimen». Se vio obligada a admitir que su esposo se había quejado para que la policía la dejara ir, pero detuvieron a Liu Ming.
Según una fuente interna, la policía encerró a Liu Ming en una jaula de metal fabricada con barras de acero reforzadas y el mismo no pudo ponerse de pie ni levantar la cabeza y tuvo que permanecer en cuclillas durante ocho horas. Sus amigos y familiares usaron sus conexiones y pagaron alrededor de 10 000 yuanes (aproximadamente 1500 dólares) antes de que Liu Ming fuera liberado.
Las autoridades en Sinkiang continuamente violan los derechos de las personas deteniéndolos ilegalmente en campamentos de transformación por medio de educación, designando a funcionarios del Partido para que permanezcan con familias uigures locales o instalando sistemas de vigilancia para restringir los movimientos de personas en la provincia. Como afirmó el famoso activista uigur Rebiya Kadeer en La Voz de América a finales de julio: «El presente de los uigures es el futuro de los han».