Por órdenes del Gobierno central, las autoridades locales a lo largo de China están tomando medidas represivas contra los lugares de adoración budistas. Como resultado, muchos son demolidos.
por Shen Xinran
A mediados de julio de 2019, el Gobierno de la ciudad de Tangshan en la provincia norteña de Hebei convocó a una conferencia dedicada a la implementación de un decreto secreto por parte del Departamento de Trabajo del Frente Unido (DTFU) nacional que ordena a las autoridades locales demoler los templos y estatuas religiosas en todo el país.
Una fuente interna reveló a Bitter Winter que funcionarios de todos niveles del Gobierno fueron amenazados durante el evento con que perderían su trabajo si no cumplían con las órdenes de demoler cada templo budista y taoísta que se encuentra bajo su jurisdicción, independientemente de si cuenta con permisos o no. A los funcionarios se les ordenó sacar a todos los creyentes que residen en los templos y arrestar a todo aquel que intentara oponer resistencia. El equipo de inspección de trabajos religiosos del Gobierno central, apostado en la provincia, se encontraba ahí para supervisar y examinar su trabajo.
Implementando las órdenes del Gobierno central, más de 20 funcionarios del Gobierno del condado de Qianxi de Tangshan acudieron al templo de Longfu en agosto para supervisar su demolición. Cinco excavadoras demolieron numerosos salones del templo, cuya construcción comenzó en 2017 y en el cual se gastaron más de 40 millones de yuanes (aproximadamente 5.6 millones de dólares). Algunas construcciones todavía no estaban terminadas.
“El Gobierno simplemente demolió un magnífico templo; lo construimos en vano”, dijo un budista de la localidad.
Una fuente informada del área contó a Bitter Winter que el gerente del templo se había acercado al secretario del partido de la ciudad de Tangshan y le mostró el permiso de construcción emitido por el Gobierno, rogándole que se preservara el templo, pero todo fue en vano. También confirmó que funcionarios gubernamentales de todos los niveles a lo largo de la provincia son forzados a prometer que demolerán los templos que se encuentran bajo su jurisdicción dentro de un determinado periodo y se les amenazó con que, si no lo hacían, perderían su empleo. Añadió que en los casos en los que no lo hacen, el Gobierno provincial envía a delincuentes que ya han recibido sentencia a destruir los templos y las estatuas religiosas y, a cambio, les reducen la condena.
Presionados por sus superiores, los funcionarios de las localidades no tienen otra opción más que obedecer. “Si demolemos los templos, ofendemos a las deidades. Pero si desobedecemos la orden, nos castigan”, dijo a Bitter Winter un oficial del DTFU del condado.
El templo budista de Qiyuan, que cubre un área de 1000 metros cuadrados en el poblado de Langqi bajo la jurisdicción de Fuzhou, la capital de la provincia de Fujian en el sureste de China, se construyó con un costo de más de 3 millones de yuanes (alrededor de 420 000 dólares), donados, principalmente, por los creyentes. Catalogado como una “construcción ilegal” por el Gobierno local, fue demolido de la noche a la mañana.
A las 5 de la mañana del 8 de diciembre, más de 300 oficiales de policía antidisturbios, portando cascos y máscaras negras, se reunieron fuera del templo y bloquearon sus dos entradas principales. Poco después, llegaron cuatro excavadoras a demolerlo.
Video: Los creyentes lloran la demolición del templo de Qiyuan.
“En ese momento, todos nos sentimos paralizados, incapaces de hablar siquiera”, recordó la noche de la demolición un creyente del templo. “Algunas personas incluso se desmayaron de la tristeza. El Gobierno es peor que los rufianes que desafían todas las leyes. Antes de que el templo se construyera, la montaña sobre la que se encuentra estaba cubierta con grandes rocas. Los habitantes de la villa las hicieron pedazos para la construcción del templo”.
Video: Oficiales de policía antidisturbios bloquean una de las entradas al templo de Qiyuan e impiden el ingreso a las personas.
“El Gobierno tiene como objetivo destruir nuestras creencias”, comentó otro aldeano.
Un budista de la localidad, lleno de emotividad, dijo que el Gobierno puede designar a cualquier templo como una “construcción ilegal” y demolerlo a voluntad. “Puedes solicitar un permiso para tu templo, pero ellos no lo procesarán. Demuelen tu templo como un ejemplo para los demás, para que nadie más se atreva a construir templos en el futuro. De hecho, están reprimiendo el desarrollo de la religión”, añadió el budista.
El mismo día, algunos habitantes de la villa trataron de lanzar videos con grabaciones de la demolición en TikTok, una red social para compartir videos, pero las autoridades pronto los bloquearon.