Incluso las pocilgas, los corrales de ovejas y los cementerios pueden convertirse en lugares de reunión para creyentes; siempre y cuando les permitan evadir interrogatorios e inspecciones por parte del Estado.
por Wang Yichi
Las autoridades chinas no escatiman esfuerzos para perseguir a las personas por sus creencias religiosas y reprimen tanto a las iglesias «no oficiales» como a las aprobadas por el Estado. Numerosos lugares de reunión han sido clausurados, demolidos por la fuerza o apropiados para uso gubernamental. Para poder seguir celebrando reuniones y evitar ser descubiertos, los creyentes deben ser creativos y pensar en todos los métodos posibles que les permitan practicar su fe. Para ellos, los entornos hostiles y las largas distancias no constituyen un problema: siempre y cuando puedan encontrar un lugar para reunirse en paz, es suficiente.
Rezando en pocilgas y corrales de ovejas
Luego de la clausura de un lugar de reunión perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías emplazado en la ciudad de Shangqiu de la provincia central de Henán llevada a cabo en el mes de agosto, la congregación del mismo alquiló un corral de ovejas en una granja por 100 yuanes (alrededor de 14 dólares) por uso. Para evitar las horas de trabajo del personal gubernamental, los creyentes comienzan cada reunión antes del amanecer y las finalizan antes de las 8 de la mañana.
Video: Creyentes procedentes de la ciudad de Shangqiu se reúnen en un corral de ovejas.
En mayo, luego de la clausura de un lugar de reunión perteneciente a una Iglesia doméstica de Sola Fide emplazado en la provincia oriental de Shandong por «no poseer licencia», sus miembros comenzaron a congregarse en el hogar de un creyente. Pero alguien los denunció y dicho lugar también fue clausurado. El director de la Iglesia no tuvo más remedio que comenzar a organizar reuniones en el único lugar disponible que pudo encontrar: una pocilga abandonada.
Uno de los creyentes de la Iglesia afirmó que están decididos a no unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías para evitar ser controlados y regulados por el Partido Comunista Chino (PCCh), incluso si eso significa tener que celebrar sus reuniones en una pocilga y de manera secreta.
Los bosques y los cementerios se convierten en lugares de culto
A fines de agosto de 2018, una iglesia de las Tres Autonomías emplazada en la ciudad de Xinyang, en Henán, fue clausurada por la fuerza. Su congregación se las arregló para reunirse en la cocina de la iglesia durante un tiempo, pero el Gobierno local amenazó con demoler la iglesia si continuaban celebrando reuniones allí. Posteriormente, los creyentes comenzaron a reunirse en el hogar de un feligrés. No obstante, fueron descubiertos por funcionarios, quienes amenazaron con revocar el subsidio mínimo de subsistencia y la pensión del anfitrión si continuaban celebrando reuniones allí.
Llevados por la desesperación, en el mes de mayo, la congregación comenzó a practicar su fe en un bosque.
Uno de los miembros de la iglesia le dijo a Bitter Winter que, debido a que el bosque está bastante lejos y el terreno es difícil de atravesar, a los creyentes de edad avanzada se les hace extremadamente difícil asistir a las reuniones. “Tenemos que sentarnos en el suelo y miles de insectos pequeños se arrastran por toda nuestra ropa. Durante el verano, el calor es insoportable y todos sudamos profusamente. Nos reunimos dondequiera que encontremos la mayor cantidad de sombra”, afirmó el creyente mientras explicaba su dura experiencia de tener que practicar su fe en el bosque.
Los miembros de una iglesia de las Tres Autonomías emplazada en la ciudad de Luohe de la provincia de Henán enfrentaron una experiencia similar. Tras haber sido expulsados de la iglesia en mayo de 2018, construyeron una edificación improvisada utilizando láminas de hierro galvanizado. No obstante, de forma inesperada, el Gobierno cortó por la fuerza el suministro de electricidad y agua del lugar, alegando que sus reuniones eran ilegales, y luego demolió todo el edificio. A partir de junio de este año, los creyentes comenzaron a reunirse en el margen de un río.
Luego de que una iglesia católica emplazada en la ciudad de Changchun, en la provincia nororiental de Jilin, fuera clausurada por la fuerza en agosto de 2018, su congregación se vio obligada a celebrar misas en un cementerio.
Los miembros de una iglesia doméstica emplazada en la ciudad de Meihekou, en Jilin, no se atreven a cantar ni a rezar en voz alta durante las reuniones, y en su lugar de reunión no se ven símbolos religiosos. Cada vez que se reúnen, cierran firmemente y cubren todas las ventanas del lugar.
Uno de los miembros reveló que, en septiembre del año pasado, la directora de la iglesia fue convocada por la Agencia de Asuntos Religiosos para “mantener una charla”. Las autoridades le advirtieron que tan pronto como descubrieran que estableció un nuevo lugar de reunión privado, sería multada e incluso podría ser detenida y sentenciada a prisión. Sin otra opción, los creyentes se vieron obligados a reunirse en secreto, acortar la duración de sus reuniones de más de dos horas a 40 minutos y retirarse rápidamente tras finalizar cada reunión.
Iglesia “disfrazada” de negocio
En diciembre de 2018, la Iglesia Cristiana Hogar del Amor de Dios emplazada en la ciudad de Xiamen, en la provincia suroriental de Fujian, fue clausurada por contar con «medidas de prevención de incendios por debajo de los estándares requeridos».
A fines de enero de este año, la congregación cambió el nombre de la iglesia a «Empresa de Recursos Humanos» y eliminó todos los símbolos y palabras religiosas, excepto algunas escrituras existentes en los muros del pasillo que estaban tapadas con plantas en macetas. A pesar de este disfraz, la iglesia no pudo evadir la persecución: el 21 de junio, el Gobierno local colocó un aviso de clausura en su entrada, afirmando que el lugar había sido prohibido por ser ilegal.