Italia se unió a la iniciativa de la Franja y de la Ruta, pero la visita de Xi a Italia no estuvo tan exenta de problemas ni fue tan exitosa como algunos afirman.
Massimo Introvigne
Índice: ¿Un gran éxito?, ¿de verdad?–El presidente Mattarella menciona los derechos humanos–Problemas con los medios de comunicación–Los católicos hacen el vacío–Comediantes y alusiones mafiosas
¿Un gran éxito?, ¿de verdad?
Los antiguos griegos decían que su filósofo más oscuro, Heráclito, «no decía ni escondía, sino que aludía». A los italianos les gusta presentarse como herederos de las civilizaciones griega y romana, y aquellos menos expertos en el sutil arte de la alusión muchas veces no los entienden. La visita a Italia del presidente chino Xi Jinping, la cual tuvo lugar del 21 al 23 de marzo, fue informada de manera diferente en los medios de comunicación extranjeros e italianos. Los medios de comunicación extranjeros (pero no sus homólogos italianos) describieron la visita como un triunfo total para China. Italia fue la primera gran potencia occidental en unirse a la iniciativa de la Franja y de la Ruta de Xi. A pesar de que el memorándum correspondiente es impreciso en términos específicos, el mero hecho de que Italia se haya unido es un éxito para Pekín y una molestia para los socios de Italia, la Unión Europea y la OTAN.
Los líderes italianos insistieron en que el memorándum solo trata sobre economía, no política. Desafortunadamente para ellos, su texto confidencial fue filtrado al Financial Times con antelación. El mismo también menciona cooperación política y cultural, y apoya la conclusión de Giulia Pompili de Il Foglio, una de las periodistas italianas con más conocimientos sobre todos los asuntos chinos, de que “en el memorándum de la iniciativa de la Franja y de la Ruta no hay realmente nada que se relacione con el comercio. Más bien se trata de un giro histórico de 180° en la política exterior italiana».
No obstante, los memorándums imprecisos solo funcionan en la medida en que son implementados. Xi Jinping actuó como si pudiera obtener de Italia un apoyo incondicional inmediato a su política interna, la cual incluye graves violaciones contra los derechos humanos, tratando a Italia como si fuera, con el debido respeto, Kazajistán. Aquí, sin embargo, Xi calculó mal y malinterpretó la costumbre italiana de un siglo de antigüedad de implementar prácticas de frenar y avanzar, y de hablar a través de alusiones.
El presidente Mattarella menciona los derechos humanos
En primer lugar, China siempre insiste en que nunca deben mencionarse los derechos humanos en reuniones bilaterales, y ciertamente no deben ser mencionados públicamente. Este plan resultó contraproducente en Italia, gracias al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella. Tal y como informó el 22 de marzo la principal agencia de noticias italiana, ANSA, Mattarella «planteó la cuestión de los derechos humanos» en su reunión con Xi, y lo hizo públicamente.
El 20 de marzo, Bitter Winter promovió, publicó y divulgó un llamamiento efectuado por 15 ONG a Mattarella y al primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, instándoles a plantear la cuestión de los derechos humanos cuando se reúnan con Xi. El 21 de marzo, el llamamiento fue mencionado por Il Messaggero, el periódico local más popular de Roma. Personalidades internacionales publicaron un llamamiento aparte en apoyo de los uigures perseguidos en Sinkiang. No sabemos si estos llamamientos influyeron en Mattarella, pero el hecho es que, sí mencionó los derechos humanos. Esto está lejos de ser la norma cuando líderes extranjeros se reúnen con Xi.
Problemas con los medios de comunicación
Mencioné anteriormente a Giulia Pompili, una periodista italiana sumamente experimentada y experta en China. La misma se encontraba en el Quirinal, el palacio presidencial de Italia, durante la recepción que Mattarella ofreció en honor a Xi. Yang Han, una portavoz de la embajada china en Roma, se acercó a ella y le dijo: «Deberías dejar de hablar mal de China». Al principio creyó que era una broma y se echó a reír, pero Yang insistió: «No te rías. Deberías parar. Sé muy bien quién eres”.
El incidente fue ampliamente reportado como evidencia de que el Partido Comunista Chino (PCCh) cree que la iniciativa de la Franja y de la Ruta implica que ahora puede dictarles a los periodistas italianos lo que deberían escribir sobre China. Pero en realidad, no puede hacerlo. No solo Pompili, sino la Asociación Italiana de Periodistas y una gran cantidad de políticos protestaron. El intento de amenazar e intimidar a una periodista inmediatamente colocó al PCCh bajo la peor luz posible en Italia.
Los católicos hacen el vacío
Es posible que haya sido Xi quien decidió no reunirse con el papa Francisco, por temor a la oposición en su país, y no al revés. Pero Xi ciertamente esperaba una cálida bienvenida por parte de los católicos después de la firma del acuerdo entre el Vaticano y China del 2018. El PCCh puede contar con la cooperación de dos o tres periodistas católicos de alto nivel, quienes creen que apoyar al régimen chino es la mejor manera de favorecer una aplicación fluida del acuerdo. Aunque son, a su manera, parte del estáblisment del Vaticano, estos periodistas no parecen tener una gran audiencia entre los católicos en las bancas. Estos últimos preferirían leer noticias sobre China en AsiaNews o escuchar la popular red de radio católica Radio María, cuya audiencia diaria promedio en Italia se ha estimado en 1.5 millones. AsiaNews destacó que Xi expresó una «visión ideológica de la historia» en sus discursos en Italia, y que bajo la presidencia de Xi «demasiadas cosas en China —el control sobre los medios, sobre la descendencia, las religiones y el comercio con el exterior— tienen un aire de Revolución Cultural».
Uno de los momentos más seguidos de Radio María es el programa de entrevistas del domingo por la noche. El 24 de marzo, Marco Respinti de Bitter Winter recibió allí a un distinguido panel de críticos de la situación de los derechos humanos en China, incluido un periodista de Epoch Times (La Gran Época), un periódico fundado por miembros de Falun Gong y un miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Tanto Falun Gong como la Iglesia de Dios Todopoderoso son percibidos por el PCCh como los xie jiao (o «enseñanzas heterodoxas» prohibidas) por excelencia, además de ser considerados archienemigos del régimen. El hecho de que obtuvieran una tribuna en la radio católica más importante de Italia, y quizás del mundo, como consecuencia indirecta de la visita de Xi, no fue precisamente un triunfo para el PCCh.
Comediantes y alusiones mafiosas
Hay una cosa que Xi Jinping tolera incluso menos que a un xie jiao o a periodistas independientes, y es descubrirse a sí mismo como receptor de ironías y bromas. Sus furiosas reacciones cuando se lo compara con Winnie Pooh son un buen ejemplo de ello.
Después de Roma, Xi Jinping visitó Palermo, Sicilia. El comediante italiano más popular es Maurizio Crozza. A pesar de que puede haber varias razones por las cuales Xi decidió visitar Sicilia, desde turismo hasta conexiones con políticos locales que apoyan a China, Crozza bromeó diciendo que tal vez Xi iría allí para reunirse con «aquellos que realmente importan», la mafia. La misma fue, por supuesto, una broma de comediante. Pero una que probablemente no le gustaría al presidente chino, debido al debate de una década de duración llevado a cabo por serios académicos sobre el «nexo político-criminal» existente en China entre sectores del PCCh y el crimen organizado.
Los rumores sobre conexiones con la mafia son habituales cuando se trata de políticos italianos. Xi pronto podría descubrir que estos rumores también afectan la preparación e implementación del acuerdo italiano relacionado con la iniciativa de la Franja y de la Ruta: la misma no es la mejor propaganda para un presidente al que le gusta presentarse como un enemigo de la corrupción.