Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
“El presidente Xi Jinping detesta ver cruces”, declaran las autoridades al tiempo que adoptan medidas represoras en contra de los lugares de adoración como preparativo para albergar el evento deportivo en octubre.
Los Gobiernos provinciales y municipales están intensificando las purgas en contra de iglesias y templos para demostrar a sus superiores sus logros en la represión de la religión.
Creyentes pertenecientes a una iglesia de Sola Fide fueron arrestados y golpeados en Hubei, tras decirles que incluso reunirse para compartir una cena es considerado una actividad religiosa ilegal.
El creciente aplastamiento de las tradiciones culturales y religiosas de este grupo étnico por parte del PCCh los deja con la sensación de que se avecina una crisis inminente, similar a lo que ocurre en Sinkiang.
En los últimos dos meses, en las provincias de Hubei, Fujian y Liaoning, al menos una docena de lugares de reunión pertenecientes a iglesias domésticas fueron clausurados por la fuerza.
Bajo la represión religiosa llevada a cabo por el PCCh, los templos budistas y taoístas están siendo demolidos o forzados a sufrir una «metamorfosis».
Espías en las aulas y una base de datos de estudiantes y maestros religiosos: a 15 departamentos de una universidad emplazada en la región central de China se les asignaron tareas para reprimir a los creyentes en el campus.
Las autoridades de Hubei están intensificando su represión contra el budismo, destruyendo templos bajo falsos pretextos y dejando a sus ancianos propietarios sin medios para sobrevivir.
En el mes de enero en Hubei, el pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Zhu Zhongcai, y otras 11 personas fueron juzgados y sentenciados por haber llevado a cabo “operaciones comerciales ilegales».
Las autoridades de Hubei han sellado y demolido templos budistas, cortando la fuente de sustento de los creyentes y dejándolos sin hogar.
“He quemado muchas cruces. He traicionado a Dios. ¿Qué debo hacer?”. Esas fueron las últimas palabras pronunciadas por Wen Weiquan antes de suicidarse.
El director de un templo taoísta emplazado en la provincia de Hubei recibió la orden de erigir la bandera nacional china frente a su templo. Se sintió mal, se desplomó en la base del mástil, y murió.
No breaking news found!
