Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Arrestada a causa de su fe, Ren Cuifang, de 30 años, falleció el decimosegundo día de su detención. Tras ver su cuerpo magullado, la familia confirmó que había sido torturada hasta morir.
En medio de la condena internacional, China está falsificando información sobre la real situación imperante en los campamentos de reeducación y difunde mentiras a través de propaganda.
Junto con millones de musulmanes perseguidos, los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso también son enviados a campos de internamiento. Quienes no son enviados ahí, son adoctrinados en casa para que renuncien a su fe.
Incluso una visita a un familiar o un viaje fuera de la región deben ser registrados con funcionarios del Gobierno. Aquellos que permanezcan más de lo debido pueden ser castigados.
Las autoridades continúan acosando a los propietarios de tiendas y restaurantes de etnia han, exigiéndoles la participación en medidas «antiterroristas» dirigidas a sus compatriotas musulmanes.
No solo los detenidos sufren. Los padres ancianos y los niños pequeños también se quedan solos. Esta es la historia de una abuela que lucha por proteger a su familia.
Los musulmanes no son los únicos que son encarcelados en campamentos de “transformación por medio de educación”. Una cristiana habla de su confinamiento, adoctrinamiento y amenazas continuas.
Los artículos cotidianos, desde los utilizados en la producción agrícola hasta las herramientas vocacionales y los juegos de té, pueden hacer que seas arrestado en Sinkiang. Así lo demuestra la lista oficial de artículos prohibidos que fue divulgada.
Las autoridades chinas establecen puestos de control, cámaras de vigilancia, rastrean viajes y hostigan a estudiantes en un esfuerzo por erradicar la fe musulmana.
Con un millón de musulmanes pertenecientes a la minoría uigur detenidos para ser reeducados, ¿qué será de sus hijos? Los pequeños se encuentran confinados en «escuelas» de propaganda china de etnia han.
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