Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Muchos negocios se han visto obligados a cambiar sus nombres, eliminando cualquier tipo de referencia a la fe, incluso si los letreros no estaban destinados a ser religiosos en lo absoluto.
La campaña llevada a cabo por el PCCh para «exterminar a Buda» está alcanzando nuevos niveles de rareza: un templo emplazado en la provincia de Henán ha reemplazado a las deidades budistas por líderes revolucionarios.
Canciones revolucionarias y ópera tradicional china están reemplazando a las oraciones y a los himnos luego de que las autoridades toman por la fuerza iglesias aprobadas por el Gobierno.
Al tiempo que reprime las religiones y las costumbres no chinas, el PCCh las sustituye por festividades tradicionales nativas con matices rojos.
Las autoridades de la provincia de Henán siguen aplicando medidas enérgicas contra el budismo y el taoísmo, y han destruido reliquias históricas en el camino.
Según informes, otras dos iglesias de las Tres Autonomías aprobadas por el Estado fueron demolidas, y sus activos y objetos de valor fueron saqueados durante la temporada navideña del año pasado.
Junto a decenas de millones de miembros del Partido y funcionarios públicos, los creyentes de la Iglesia de las Tres Autonomías son obligados a utilizar la aplicación móvil Xuexi Qiangguo (Estudio de Xi, Nación Fuerte).
Las autoridades tomaron por la fuerza y saquearon la Iglesia del Verdadero Jesús emplazada en la ciudad de Shangqiu de la provincia de Henán, arrestaron a su director y lo mantuvieron detenido durante 15 días.
Luego de haber sido encarcelado y torturado, se le exige a un joven que coopere realizando videos de propaganda en contra de su Iglesia, o de lo contrario, tendrá que atenerse a las consecuencias.
El PCCh no solo está malversando el dinero de las iglesias, sino que también está obligando a sus líderes a llenar certificados que afirman falsamente que los bienes fueron entregados voluntariamente.
El PCCh está manteniendo con éxito sus esfuerzos de convertir las casas de adoración en centros aprobados por el Gobierno para realizar todo tipo de actividades, excepto para la religión.
Las autoridades van de poblado en poblado desmantelando íconos cristianos y reemplazándolos con imágenes del presidente Mao y del presidente Xi.
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