Antiguos templos budistas y taoístas emplazados en el condado de Xiuyan han sido clausurados y hostigados, a pesar de que operaban con el permiso de las autoridades.
por Chen Jinsheng
Numerosos templos y monasterios budistas y taoístas se encuentran entre las atracciones locales más visitadas del Condado Autónomo Xiuyan Manchu de la ciudad de Anshan, en la provincia china nororiental de Liaoning. Con años de historia, dichos lugares sagrados han sido populares entre budistas y taoístas, los cuales los visitaban para llevar a cabo retiros o practicar su fe. A medida que la persecución religiosa llevada a cabo por las autoridades del Partido Comunista Chino (PCCh) continúa incrementándose, varios templos antiguos emplazados en el condado han sido clausurados, mientras que otros padecieron la destrucción de sus símbolos.
La historia del Templo Budista de Guanyin’gou abarca más de 1000 años: originalmente construido durante la dinastía Tang (618-907), fue una de las atracciones del lago Longquan, el área escénica nacional de nivel 4A del condado de Xiuyan. En septiembre de 2018, la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos del condado ordenó la destrucción de las estatuas del Señor Guan y de Kwan Yin, ambas de aproximadamente 10 metros de altura. Los trabajadores derribaron las estatuas y utilizaron mazos para destruirlas, lo que resultó en pérdidas financieras de más de 300 000 yuanes (aproximadamente 45 000 dólares).
La razón dada por las autoridades para llevar a cabo la demolición fue que las estatuas «eran demasiado altas, demasiado grandes, e ilegales». Seis monjes y tres monjas que residían en el templo se vieron obligados a retirarse del mismo.
El Palacio de Wanshou, un templo taoísta que había prestado servicios durante más de mil años, fue clausurado en junio de 2018, debido a que no poseía un «certificado de registro de lugar de actividades religiosas», a pesar del hecho de que el templo había sido aprobado por la Asociación Taoísta de China y por la Agencia de Asuntos Religiosos.
La inscripción en la placa conmemorativa que se hallaba en el interior del templo decía que el Palacio de Wanshou original también había sido construido durante la dinastía Tang, pero que había sido brutalmente destruido durante la Revolución Cultural. Posteriormente, fue renovado a un costo de 1,6 millones de yuanes (aproximadamente 240 000 dólares).
Los monjes fueron expulsados por la fuerza del templo.
Al comentar sobre la represión llevada a cabo contra los templos, un aldeano local comparó al presidente Xi Jinping con el Emperador de Jade, uno de los tres maestros divinos del taoísmo: “¡Debes hacer lo que te ordene hacer! Es difícil para los monjes hallar paz y tranquilidad».
El Templo Taoísta de Ruifeng, situado en un sitio histórico y cultural protegido a nivel provincial, posee una historia que abarca aproximadamente 500 años. El 11 de febrero de 2019, las autoridades impusieron una orden que prohibía quemar incienso y recolectar las donaciones de los fieles en el templo.
Un residente de edad avanzada comentó: «Las autoridades no permiten que los templos ganen dinero con la quema de incienso. A simple vista, parece ser por el bien de la gente. En realidad, el Gobierno solo quiere que los templos antiguos desaparezcan. ¡Son tan siniestros y despiadados!”.
En agosto de 2018, la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos del condado de Xiuyan selló el antiguo Templo Taoísta de Longwang y obligó a dos monjas que residían allí a buscar refugio en otro lugar.
Cubriendo una superficie de aproximadamente 5600 metros cuadrados y con siete salones de adoración, el Templo de Longwang prosperaba, y durante ferias y festivales los feligreses acudían masivamente al mismo para quemar incienso.
Según un residente local, luego de que el Templo de Longwang fuera sellado, las autoridades organizaron a algunos aldeanos para que lo vigilaran, asegurándose de que ningún devoto acudiera al mismo para quemar incienso.