A medida que el PCCh intensifica su persecución contra los musulmanes, hemos descubierto varias de las formas que utilizan las autoridades para obligar a los musulmanes a abandonar sus creencias.
por Li Zaili
Bitter Winter habló recientemente con Li Ru (pseudónimo), una mujer cristiana de Sinkiang. Vive en la ciudad de Korla, donde durante el Ramadán de este año las autoridades organizaron que personas especializadas controlasen el ayuno de los musulmanes.
Para los musulmanes, Ramadán es un período de ayuno sagrado que dura un mes. También es un período de descanso y, en otros países, los fieles no trabajan durante el mes de Ramadán. Sin embargo, en China, las autoridades se cercioraron de que los musulmanes no pudieran observar la festividad a la manera tradicional ofreciéndoles alimentos a medio día y controlando que todas las personas los comiesen. Si alguno no comía, se informaba a las autoridades y era enviado a un campamento de transformación por medio de educación por “conducta de ayuno”.
Aún más, no se permitió a nadie cerrar su negocio durante el Ramadán, ni siquiera por razones distintas a la práctica religiosa. A los que incumplieron esta norma les clausuraron el negocio durante tres años.
Recientemente, las autoridades de Sinkiang instituyeron el “programa de defensa conjunta de diez hogares”, por el cual grupos de diez [personas] vigilan las prácticas religiosas de sus vecinos musulmanes. Bitter Winter informó sobre cómo el programa presiona a los habitantes chinos y a los propietarios de negocios de etnia han.
Las ceremonias de izado de la bandera son otra forma que las autoridades usan para hostigar a los musulmanes. La señora Li dice: “En cada una de las comunidades de nuestro país hay una plaza dedicada al izado de la bandera nacional. El Gobierno exige que todos acudan a la ceremonia de izado de la bandera y canten el himno nacional todos los lunes por la mañana”. En el caso de los musulmanes, no solo se les exige que asistan, sino que además tienen que firmar su presencia en un registro. Al final, tienen que pedir permiso a la comunidad para marcharse.
Si se descubre que alguna persona no acude a estas ceremonias, las autoridades envían “grupos de trabajo” a su casa para interrogarle y amonestarle por su ausencia. Si sigue sin acudir a los izados de la bandera, se le retira la pensión. A otros infractores reincidentes se les arresta. Solo se libran los que tienen un certificado médico de alguna “enfermedad grave”.
La señora Li también contó varios ejemplos de cómo los musulmanes eran hostigados, especialmente si algún miembro de la familia era imán.
Uno de los ejemplos fue el de un uigur, cuyo padre murió cuando él tenía tres años, al que enviaron a un campo de “transformación a través de la educación” porque su padre era imán. En otro caso, enviaron a un campo a una mujer uigur y a su madre porque su padre, que había huido del país, era imán. Eso dejó solos en casa a la abuela de la mujer y a su hermano de cuatro años.
Bitter Winter ha informado de que las autoridades están asignando a cada hogar étnico y religioso un cuadro del Partido que llega a vivir con ellos con el pretexto de formar “una gran familia integrada por todos los grupos étnicos” de China. En realidad se trata de un programa de vigilancia en tiempo real. La señora Li dice: “Todos los días toman fotografías de los musulmanes, ya sea estén cocinando, comiendo o durmiendo; es adoctrinamiento y vigilancia. En particular, todos los días, cuando los uigures y los huis están recitando la escritura, el personal gubernamental va de puerta en puerta para impedirles que la reciten”.
Para restringir el movimiento de los musulmanes chinos, las autoridades también han establecido controles en los puntos de entrada y salida de varios condados de Sinkiang. Entre ellos se encuentran los condados de Hoxud, Hejing, Yanqi y Bohu.
Cualquiera que desee atravesar una de estas zonas para ir a otra tiene que pasar una tarjeta de identificación. Además la policía inspecciona su teléfono móvil buscando contenido religioso. También han instalado sistemas de reconocimiento facial para facilitar el proceso de control.