Los oficiales de policía a lo largo de las distintas provincias en China no muestran misericordia ni moderación cuando atacan a los creyentes de la tercera edad: interrogatorios brutales, cierre de asilos de ancianos y pensiones negadas; todo lo que funcione vale en la guerra en contra de la libertad religiosa.
por Jiang Tao
En el mes de junio, Liu Yuan, un residente de la ciudad de Wuhu en Anhui, fue arrestado por su fe. Tiene más de 60 años, pero esto no le interesó al oficial que lo interrogó, quien abofeteó al creyente de la tercera edad en varias ocasiones. El señor Liu no sólo se desmayó varias veces sino que también le sangró la nariz y perdió algunos de los dientes como resultado.
Mientras tanto, en la ciudad de Shangluo en la provincia noroccidental de Shaanxi, Wang Yongfu y su esposa fueron arrestados junto a otros diez creyentes y detenidos por más de 20 días. Durante los interrogatorios, la policía utilizó látigos de cuero para golpear a la pareja en la cintura, los glúteos y las piernas. Ambas personas de la tercera edad tuvieron lesiones en los huesos para el final de su periodo de detención y no mejoraron durante dos meses.
Para aplicar mano dura sobre las creencias religiosas, las autoridades también buscan establecimientos para adultos mayores que tengan cualquier forma de afiliación con alguna Iglesia. Por ejemplo, la Iglesia de Paifangzhuang en la ciudad de Xinzheng en el centro de Henán, opera un asilo de ancianos, el cual recientemente fue blanco de las autoridades por su vinculación con la Iglesia.
Un creyente local reveló a Bitter Winter que el 25 de agosto, quince funcionarios locales se presentaron en la iglesia. Quitaron todos los objetos relacionados con prácticas religiosas y el mobiliario que no pudo ser quitado fue destruido. Desde entonces, los creyentes de la tercera edad que viven en el asilo no han podido rezar.
Mientras tanto, en el condado de Mianchi en Henán, los creyentes fueron sacados de un asilo de ancianos en mayo de este año. Las autoridades confiscaron del lugar las Biblias y objetos relacionados con la fe. También exigieron a los creyentes que renunciaran a su fe si querían seguir viviendo en el asilo. Uno de los residentes que se encontraba ahí dijo: “No tengo ni hijos ni hijas y no hay nadie que me cuide en casa”. También reveló que las autoridades habían instalado cámaras de vigilancia por todo el asilo, lo cual dificultaba la práctica de su fe.
Según informes recientes, el asilo de ancianos en la ciudad de Hami, al norte de Sinkiang, está enfrentando una clausura. Fue establecido por la Iglesia de Sandaoling, que es parte del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías aprobado por el Gobierno, y en el que actualmente residen más de 70 creyentes de la tercera edad. A principios de este año, en el mes de mayo, el asilo de ancianos en el condado de Luhe, al sur de Guangdong, fue demolido por más de 200 empleados oficiales y, al final, fue clausurado.
Las autoridades también rastrean a las Iglesias que tienen lugares especiales de reunión para los creyentes de la tercera edad con el fin de adaptarse a sus limitaciones de movimiento. En el distrito de Hualong, en la ciudad de Puyang en Henán, se había establecido una iglesia para personas ancianas, pero fue cerrada en abril de este año. Los oficiales dijeron a los creyentes que caminaran a la iglesia que estaba en otra villa, sabiendo perfectamente que se les dificultaba hacerlo. Estos creyentes terminaron sentados en casa en lugar de visitar una iglesia, que es lo que los oficiales querían en primer lugar.
Fuentes locales revelaron que otros diez lugares de reunión habían sido cerrados de manera similar tan sólo en la ciudad de Xinmi, en Henán, dejando a 300 adultos mayores sin un lugar para congregarse.
No obstante, la peor forma en la que las autoridades intimidan a los creyentes de la tercera edad es amenazándolos con quitarles su subsidio de manutención y su pensión. Liu Yuzhen, de 74 años, es una creyente de la Iglesia de las Tres Autonomías controlada por el Gobierno en la ciudad de Gongyi, en Henán. Ella vivía sola en una pequeña casa y dependía de los subsidios del Gobierno para cubrir sus gastos diarios.
Su subsidio fue revocado en septiembre de este año, y cuando preguntó cuál había sido la razón descubrió que fue porque solía compartir el Evangelio con sus vecinos. Un oficial le dijo: “El Partido Comunista le da dinero, así que usted debería agradecerle al Partido y no creer en Dios”.
De forma similar, en la ciudad de Jiaozuo, la solicitud de subsidio para la reducción de la pobreza del señor Zhang fue rechazada en julio. El funcionario a cargo le dijo: “Usted cree en Jesús, ¡entonces pídale a él que lo provea!” El señor Zhang es un campesino que vive en pobreza extrema después de que las inundaciones destruyeron sus tierras de cultivo. Se gana la vida trabajando los cultivos de otras personas.
Zhao Lan, que también es miembro de una Iglesia aprobada por el Gobierno, fue privada de su pensión porque tenía azulejos de cerámica grabados con la palabra “Emmanuel” en su casa ubicada en el condado de Yiyang, en la ciudad de Luoyang. También tenía un pareado religioso colgado encima de su puerta.
(Todos los nombres son pseudónimos)