Diplomáticos, medios de comunicación, varias ONG y representantes de religiones se reunieron en Ginebra para celebrar la Declaración Universal. Bitter Winter estuvo allí para dar testimonio de la lucha por los derechos humanos en China.
Marco Respinti
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada el 10 de diciembre de 1948, cumplió 70 años el lunes. El aniversario se celebró en todo el mundo, pero el “hogar” de la Declaración es el Palacio de las Naciones de Ginebra, la sede del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En el marco del 70 aniversario, el Palacio de las Naciones albergó el evento La DUDH: Un Compromiso de la Sociedad Civil, organizado conjuntamente por las Misiones ante Naciones Unidas en Ginebra de Estonia, Finlandia y Filipinas, y por 20 ONG, entre las que se encuentra CESNUR, que edita Bitter Winter. El Embajador de Estonia ante la ONU en Ginebra, Andre Pung, inauguró el evento, seguido por los Embajadores Adjuntos de Finlandia y Filipinas.
El evento, que tuvo lugar en una sala completamente llena, se centró en cómo la sociedad civil promueve el conocimiento de la Declaración Universal, en vez de en ejemplos específicos de cómo se viola la Declaración. Sin embargo, en la situación mundial actual, era inevitable mencionar algunos de los casos más flagrantes de violación.
El artículo 18 protege las creencias teístas, no teístas y ateas, así como el derecho a no profesar ninguna religión o creencia. Los términos «creencias» y «religión» deben entenderse en sentido amplio. El artículo 18 no se limita en su aplicación a las religiones tradicionales o a las religiones y creencias con características o prácticas institucionales análogas a las de las religiones tradicionales. Por eso, el Comité ve con preocupación cualquier tendencia a discriminar contra cualquier religión o creencia, en particular las más recientemente establecidas, o las que representan a minorías religiosas que puedan ser objeto de la hostilidad por parte de una comunidad religiosa predominante.
Introvigne mencionó tres ejemplos de cómo el Comentario General 22 ha guiado a CESNUR en su lucha por la libertad religiosa de nuevos movimientos religiosos y no convencionales.
“Primero, ayuda a proteger a los grupos que son discriminados o perseguidos por aquellos que afirman que no son ‘genuinamente religiosos’”. Según el Comentario General 22, las “características institucionales o prácticas análogas a las de las religiones tradicionales o incluso las ‘creencias teístas’ tradicionales no son requeridas para ser protegidos [los grupos discriminados] por el artículo 18”.
Segundo, nos recuerda a los académicos, y también a los medios de comunicación y a las autoridades, que difundir noticias falsas es una forma de violencia y discriminación. A menudo, se utiliza este tipo de noticias para justificar la violencia física y la persecución. Los ejemplos son muchos, pero las acusaciones de que los Testigos de Jehová almacenan armas o de que la Iglesia de Dios Todopoderoso comete asesinatos han sido desmentidos por los académicos y han sido catalogadas como noticias falsas y mentiras descaradas.
En tercer lugar, el Comentario General 22 implica que la hostilidad, las noticias falsas y la violencia contra los nuevos movimientos religiosos pueden provenir tanto de actores públicos como privados, de Estados, de organizaciones antisectas (que a menudo desempeñan un papel nefasto e incluso criminal) e incluso de “religiones predominantes” que no toleran la competencia. Entre los ejemplos ya mencionados, aunque hay muchos otros, podemos mencionar a rivales religiosos que cooperan con actores estatales en la propagación de noticias falsas sobre la Iglesia de Dios Todopoderoso y justifican su persecución en China. Este grupo, por cierto, es uno de los más perseguidos en el mundo hoy en día”.
Introvigne también mencionó cuán paradójico y triste era que el mismo día en el que se celebraba el aniversario de la Declaración Universal, en China se estaba persiguiendo a miembros de la Iglesia de la Alianza de la Lluvia Temprana, una de las Iglesias domésticas más conocidas del país.
“Nuestra experiencia nos ha enseñado que la frase ‘no hay nada que hacer’ siempre es incorrecta. Hay mucho por hacer. En vista de que las noticias falsas son hoy el principal enemigo de los derechos humanos, los académicos, los medios de comunicación responsables y las ONG pueden cooperar, no quejándose de las noticias falsas —algo que podría terminar resultando repetitivo y aburrido—, sino promoviendo información confiable para acabar con la oscuridad que genera la propaganda”, concluyó Introvigne. Esto es justamente lo que Bitter Winter intenta hacer a diario.