En este sagrado día, llevamos en nuestro corazón a todos nuestros lectores y a todos los que sufren en China, incluidos nuestros reporteros encarcelados.
por Massimo Introvigne
La Navidad se trata de alegría, pero una niña de seis años en Londres tuvo una experiencia diferente cuando compró tarjetas de Navidad que planeaba enviarles a sus amigos en una tienda cercana a su hogar. Las tarjetas habían sido fabricadas en China, y dentro de una de ellas halló un mensaje escrito por prisioneros extranjeros detenidos en la prisión de Qingpu de Shanghái y «obligados a trabajar en contra de su voluntad». La niña y su familia creyeron que se trataba de una broma, pero el mensaje mencionaba a Peter Humphrey, un periodista británico que había estado detenido en la misma prisión. El mismo fue contactado por la familia y aseguró que el mensaje es original, confirmando que el trabajo en condiciones de esclavitud es, en efecto, algo habitual en la prisión de Qingpu. El escándalo estalló rápidamente en los medios de comunicación británicos, y la compañía de tarjetas tuvo que retirar las tarjetas del mercado y suspender la producción en China.
Desafortunadamente, no se trata solo de la prisión de Qingpu. El trabajo en condiciones de esclavitud es algo habitual en las cárceles y campos de concentración chinos. Recientemente escribí un artículo en la revista Our World sobre una miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso, Liu Jixia, quien murió como consecuencia del agotamiento y la desnutrición tras haber pasado dieciocho meses en el campamento de «reeducación por medio del trabajo» de Ji’nan, donde había sido enviada por ser miembro de un movimiento religioso prohibido. Allí, se vio obligada a fabricar caballos de juguete, algunos de ellos sin duda vendidos en Occidente para la Navidad. La misma debía trabajar 17 horas diarias, y 20 horas cuando era necesario aumentar la producción. La dieta del campamento era muy pobre, consistiendo solo en harina de maíz y encurtidos.
Tras unos pocos meses, Liu desarrolló un severo caso de nefritis debido al exceso de trabajo y a la desnutrición. Informó de ello al personal médico del campamento, pero los mismos le dijeron que no estaba lo suficientemente enferma como para dejar de trabajar y que era necesario producir caballos de juguete. Para cuando fue liberada en el año 2009, su nefritis se había vuelto crónica y finalmente falleció en el Primer Hospital Popular de Linqing, Shandong, el 20 de agosto de 2012.
Millones de personas aún permanecen detenidas en cárceles, campos de trabajo forzado y campamentos de transformación por medio de educación a causa de su fe; los miembros de todas las religiones son severamente reprimidos (uigures y otros musulmanes, practicantes de Falun Gong, miembros de iglesias domésticas cristianas, católicos disidentes, tibetanos y otros budistas), pero la Iglesia de Dios Todopoderoso sigue siendo el movimiento religioso más perseguido.
Si bien les deseamos una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo a todos nuestros lectores –estamos seguros de que los que no son cristianos también apreciarán los deseos de felices fiestas–, nuestro corazón se encuentra junto a nuestros reporteros chinos encarcelados por el «crimen» de enviarle noticias, videos y fotos a Bitter Winter.
No siempre publicamos información sobre dónde y cuándo nuestros reporteros son arrestados y detenidos, ya que a veces esto puede poner en peligro su seguridad y empeorar su situación. Pero el Partido Comunista Chino (PCCh) sigue considerando a Bitter Winter, tal y como recientemente escribió un periodista, «una espina clavada en su costado», y no escatima esfuerzos para impedir que nos envíen noticias y documentos desde China.
Sabemos que veinte de nuestros reporteros aún permanecen encarcelados, a pesar de que no sabemos el paradero de algunos de ellos. Nuestra Navidad es para ellos. Dondequiera que estén, estos valientes paladines de la verdad y la libertad pueden estar seguros de que no están solos esta Navidad.
Esperamos tampoco estar solos. Bitter Winter cuenta con decenas de miles de lectores habituales. A menudo nos dicen que nos aman y que rezan por nosotros. Esto es muy importante. Pero habrán notado que a principios de este año tuvimos que descontinuar tres de nuestras ediciones extranjeras (alemán, francés y japonés). A pesar de que varios voluntarios trabajan gratis para Bitter Winter, algunos traductores son remunerados y simplemente no pudimos pagar los altos costos de traducción de estos idiomas. En pocas palabras, las donaciones que recibimos no fueron suficientes. Aún conservamos cinco ediciones en inglés, chino, coreano, español e italiano, pero las traducciones y otros costos continúan dificultando nuestra vida.
Sabemos que la Navidad se trata de dar, y que seguramente te sientes abrumado por las solicitudes de docenas de organizaciones benéficas, todas ellas merecedoras de tu ayuda. No obstante, si decir la verdad sobre China y contrarrestar la masiva propaganda del PCCh es importante para ti, por favor, tómate los tres minutos necesarios para hacer clic aquí y enviarle un regalo de Navidad a Bitter Winter. La causa de la libertad religiosa y los derechos humanos en China necesita ayuda esta Navidad. Te necesita.